Decía Goethe: “El talento se desarrolla en lugares tranquilos, el carácter en el tumultuoso curso de la vida”.
La reflexión sobre la parte más organizacional de la frase tiene dos aspectos que a todos nos preocupan en nuestras compañías: resolver de manera creativa el challenge de cómo desarrollar talento y retenerlo, y el cómo hacer de las organizaciones “lugares tranquilos”, a través de valores que generen sentido de pertenencia.
Respecto a la primera, hemos vivido el cambio en nuestro sector a todos los niveles en los últimos años, cambios que nos han hecho reflexionar y reajustar procesos. Hemos vivido distintas “modas”, siendo el origen de las motivaciones de nuestros equipos diferentes en cada uno de esos momentos. El reto siempre ha estado (y estará!) presente en todos ellos, pero más allá de esas motivaciones hemos trabajado con ilusión en el engagement, esa difícil misión de descubrir y retener a nuestros mejores talentos.
Todos conocemos, aplicamos y mejoramos las tendencias sobre planes de desarrollo y retención de talento en nuestros entornos, pero quizá en este momento estratégico que vivimos en nuestros equipos de venta, y el mercado en general, propongo seguir reflexionando sobre la importancia que pueda tener el mentoring como parte de la columna vertebral de nuestros procesos de gestión del conocimiento en nuestros equipos, como herramienta de retención de talentos que hagan crecer nuestras organizaciones.
El mentoring y la gestión del desempeño tienen su base en un óptimo proceso de selección. Desde el origen, con un buen briefing, hasta la difícil tarea de elegir, renunciando en ocasiones a lo idóneo en favor de lo ideal. Es entonces cuando empieza el reto; cuando soñamos los planes de motivación y retención aportando innovación, siendo creativos pero sin olvidar dos aspectos fundamentales:
-
Construir nuestra identidad de valores, nuestra cultura corporativa.
-
Responder a las expectativas profesionales y personales de todos los miembros de nuestra organización, desde que “nacen” en ella y mientras “crecen” en ella.
Para icon group esto es un proceso que comienza el primer día en que empezamos a compartir con ellos nuestra ilusión por ser y por hacer, fomentando su participación en nuevos proyectos, atendiendo a sus inquietudes y formando los equipos en función de sus necesidades, adaptándonos a cada momento de su trayectoria dentro del grupo. Todo esto sin olvidar el objetivo más importante: conseguir que el primer pensamiento cada día sea divertirse y disfrutar con su trabajo.
Esto hace que el aporte sea algo más de lo esperado que se integre la PASIÓN en su práctica diaria. Pasión que se transmite a clientes y equipo y pasión que sea el motor inspirador para el crecimiento de nuestras organizaciones.
Nos queda ahora la segunda reflexión: hacer de nuestras compañías “lugares tranquilos”, construir esa identidad corporativa en la que se basa el sentido de pertenencia:
-
Hacer que nuestros valores hagan a nuestra organización diferente a cualquier otra (ni mejor ni peor), creando un clima laboral dinámico y proactivo que consiga que cada uno de nuestros miembros se sienta parte de un todo, que compartan la misma forma de pensar, de creer, de soñar y de hacer, reinventándola cada día en favor de esos valores corporativos.
-
Hacer que la misión, la visión y los valores en los que se fundamentan nuestras organizaciones entren y, sobretodo, que se queden en el corazón de todos los equipos.
Al final queridos compañeros, lo más bonito de ésta, nuestra profesión, (que tanto disfruto), es que tenemos el privilegio de trabajar por y para las personas. Que cada día ES para nosotros un nuevo reto para con ellas. Por ello os invito a que recordemos cada mañana con el primer café del día que:
“No crecemos cuando las cosas son fáciles, crecemos cuando enfrentamos RETOS” y el talento en nuestras organizaciones LO ES!