Uno de las características del sector salud es precisamente el constante desarrollo investigador que le acompaña y define, tanto en la comprensión de los mecanismos y procesos que nos hacen enfermar y perder calidad de vida como en los hallazgos para revertir estas situaciones: desde la pura investigación básica a los ensayos clínicos de nuevos fármacos, pasando por todo tipo de estudios postautorización, epidemiológicos, de soporte a la elaboración de guías de práctica clínica o los relacionados con la economía de la salud.

La aportación de la investigación cualitativa

Dentro del amplio mundo de la investigación en salud, en los últimos años han emergido con gran vigor las metodologías cualitativas, ya que aportan nuevas perspectivas con las que trabajar. Los modos de análisis centrados en la estadística no nos dicen nada de las complejas dimensiones humanas de los problemas: motivaciones, valores, comportamientos o percepciones son componentes de la experiencia en el mundo real y de la dimensión social de distintas situaciones relacionadas con la falta de salud que permiten comprender el contexto en que se mueven las personas / pacientes, los profesionales y las instituciones sanitarias. A diferencia de la investigación cuantitativa, los métodos cualitativos todavía están en vías de desarrollo, aplicación y “respeto” –que no credibilidad- científicos.

Hay dos características claves en la investigación cualitativa, como son la flexibilidad del método y la receptividad ante los puntos de vista de los sujetos de investigación. Esta ductilidad –que no falta de rigor- metodológica y la óptica personal de las respuestas, aportan un grado de subjetividad a los resultados que complementa y enriquece los datos objetivos disponibles gracias a los estudios cuantitativos.

Orientación a resultados
En estos momentos de ajuste económico general, cuando hay que replantearse muchas estrategias y procedimientos, y tanto los profesionales como el sistema sanitario necesitan más que nunca potenciar la puesta en marcha de las mejores prácticas clínicas y de gestión posibles, el papel de la investigación, particularmente la cualitativa y la orientada a resultados en salud, es determinante. Es crucial progresar en el conocimiento de las expectativas y necesidades en salud de los individuos y  avanzar en la identificación de los factores que intervienen y determinan la eficiencia de las actividades sanitarias.

Dentro de este marco de actuación, la investigación debe evolucionar del “conocer” a la estrategia. De este modo, el objetivo genérico propio de cualquier proceso investigador que es “conocer”, debe incorporar un enfoque estratégico, centrándose en “determinar” para “actuar” y “mejorar”. Los proyectos de investigación, por tanto, deben ir orientados no sólo a obtener información. Tienen que permitir cubrir los siguientes objetivos:

• Identificar ineficiencias, inequidades y barreras.
• Identificar las mejores prácticas.
• Proponer soluciones que hagan más homogénea la práctica clínica.
• Estructurar mejor las organizaciones y procesos.
• Ofrecer una mejor atención al paciente.

En definitiva, la investigación en salud hoy en día ha de expandir su foco, integrando en los proyectos la meta de mejorar los resultados en salud y garantizar la perdurabilidad del sistema sanitario. Este desplazamiento y ampliación del foco han de ser integradores, teniendo en cuenta la situación global del entorno. Es decir, se deben tener en cuenta todos los colectivos implicados en los procesos sociosanitarios, haciendo participar a clínicos, gestores, administraciones locales y nacionales, otros profesionales sanitarios como farmacéuticos comunitarios, de hospitales o atención primaria, economistas de la salud, expertos en calidad, compañías farmacéuticas y de tecnología sanitaria y, por supuesto, a quienes deben estar siempre en el foco: los pacientes y sus asociaciones.

Visión estratégica
Entre los promotores de los estudios y los participantes en ellos se sitúan las compañías especializadas en investigación en salud, que necesariamente están abocadas a un cambio en sus planteamientos tradicionales para incorporar esta perspectiva global orientada a proporcionar información que puede traducirse en resultados en salud. No vale ya con la experiencia en determinadas metodologías y técnicas de investigación. Ahora, el entorno precisa de empresas que faciliten un servicio de consultoría que analice las demandas y necesidades de los “targets” implicados en la investigación e integren éstas con el marco sociosanitario.

La perspectiva holística o de 360o necesaria para abordar con garantías de éxito los requisitos actuales de la investigación en salud tiene unas consecuencias en las empresas que trabajan en este campo. La primera es adoptar un enfoque que vaya más allá de un simple proveedor metodológico para pasar a ofrecer un servicio de consultoría que provea de asesoramiento en las metodologías y los públicos objetivo más adecuados al objetivo perseguido con el proyecto. En este sentido es importante para las consultoras de investigación estratégica en salud tener claro este nuevo concepto y contar con los recursos y la experiencia necesarios para el tipo de investigación a desarrollar.

Tener en cuenta aspectos como la calidad, las opiniones y percepciones de los pacientes y de su entorno, la farmacoeconomía o los resultados en salud obliga a contar con el equipo necesario para gestionar determinados tipos de estudios complejos para los que es importante disponer de profesionales experimentados que permitan no sólo interpretar las necesidades de los promotores de los proyectos sino también “aconsejar” las técnicas y metodologías más adecuadas y que presenten el mejor balance coste/resultados, ya que los presupuestos nunca son ilimitados.

El paciente en el centro
Retomando el hilo de lo cualitativo como parte de la investigación orientada a resultados en salud, es primordial conocer el punto subjetivo del paciente sobre el impacto de la enfermedad y el tratamiento en su vida cotidiana para trasladar esa información adecuadamente a los profesionales y a la administración sanitaria. Estos datos sobre la vivencia personal del paciente son indicadores que reflejan también la efectividad del tratamiento y la evolución de la enfermedad, complementando parámetros objetivos como analíticas, pruebas funcionales o técnicas radiológicas, y sirven de ayuda a las evaluaciones de eficiencia y calidad asistenciales.

Las metodologías cualitativas son probablemente las técnicas que permiten captar mejor la dimensión y complejidad de las respuestas de los pacientes a la enfermedad, convirtiéndose en una gran ayuda para los clínicos en la toma de decisiones

¿Cómo aportar valor en este nuevo escenario?
Tal como hemos planteado a lo largo del artículo, son varios los requisitos necesarios para dar respuesta a las necesidades sociosanitarias actuales:

• Metodologías rigurosas.
• Dar soluciones a un problema, facilitando la toma de decisiones.
• Tener en cuenta los diferentes agentes.
• Contar con un equipo multidisciplinar -clínicos, metodólogos, epidemiólogos-, capaz de entender e interpretar la realidad.
• Desarrollar una buena gestión de la investigación y el alcance de los objetivos.

En resumen, estamos hablando de un marco de acción estratégico multidisciplinar en el que es necesaria una visión global que proponga las metodologías de investigación más adecuadas a cada situación y el desarrollo táctico más ágil y fiable para obtener unas conclusiones prácticas aplicables que permitan mejorar los resultados en salud, tanto para los pacientes como para el sistema sanitario.

^{* Silvia es Licenciada en Psicología y Especialista en Comportamiento del Consumidor. Máster en Marketing, ICADE.}