Se habla mucho de innovación, pero no es fácil alcanzar el éxito. Para ello es necesario crear los procesos de innovación adecuados para cada situación y seguirlos hasta llegar a la meta.
Se ha despertado la necesidad de innovar
Tras la pandemia, en muchos de nuestros clientes, incluso dentro de nuestra propia compañía, se ha despertado la necesidad de innovar, de cambiar. Innovar para adaptarnos a la nueva realidad, para resolver problemas, para diferenciarnos de la competencia, … Desde que Joseph A. Schumpeter definió la innovación en 1934, el concepto ha evolucionado mucho. Para este artículo, hemos considerado la innovación como la creación de algún producto, servicio o proceso, que se caracteriza por ser algo nuevo (innovación disruptiva) o mejorado (innovación incremental), que sale de lo convencional y que aporta un valor.
Recientemente, hemos llevado a cabo procesos de innovación para:
• Generar soluciones disruptivas a los pain points detectados a lo largo del Patient Journey
• Desarrollar servicios diferenciadores para farmacéuticos hospitalarios
• Identificar nuevos potenciales productos dentro de un área terapéutica
• Crear proyectos/metodologías innovadoras
• Encontrar nuevas sinergias y colaboración entre Asociaciones de Pacientes y Sociedades Científicas
• Mejorar sustancialmente procesos en hospitales
Éstas son sólo algunas de las posibles aplicaciones que la innovación tiene en el sector. En algunos de estos proyectos, la industria farmacéutica ha actuado como facilitador del cambio en entornos externos, como la mejora de procesos en hospitales. Sin embargo, cada vez más, la industria está planteando la innovación para mejorar procesos internos, para ofrecer servicios diferenciales, para encontrar soluciones transformadoras,… Incluso fomenta el intraemprendimiento, es decir, la generación e implementación de ideas innovadoras por los propios miembros de la compañía.
¡Es un buen momento para innovar!
Las fases de la innovación
La innovación es un proceso que no se queda en la idea creativa, sino que la desarrolla y materializa. Hay tres grandes etapas en el proceso de innovación: la creación, la definición y la implementación. Cada una de ellas dividida en fases, que pueden resumirse en:
Figura: El proceso de Innovación
1. Definir el Reto: Lo primero es identificar el problema o la necesidad a trabajar. Es importante, en este punto, precisar el reto.
2. Explorar: Se trata de preparar el terreno, buscando estímulos que nos inspiren y reformulando las preguntas.
3. Generar Ideas: Es el momento más creativo, en el que se utilizan distintas técnicas y metodologías para estimular el pensamiento “fuera de la caja”.
4. Seleccionar: En esta fase se escogen las mejores ideas o las que encajan mejor en función de nuestras prioridades. Las matrices de selección son un recurso muy utilizado. Por otro lado, hay que tener en cuenta la viabilidad y los recursos necesarios para llevarlas a cabo. Es habitual que haya distintos ciclos hasta llegar a las ideas definitivas.
5. Definir: Para poder seguir adelante, es necesario desarrollar y concretar las ideas seleccionadas con detalle. Hay que aterrizar la idea.
6. Validar: Ha llegado la hora de compartir y poner a pruebas las ideas, testar si cumplen las expectativas. Una vía para validar las ideas es a través de estudios de mercado.
7. Implementar: Es el paso crítico, cuando se lanzan los proyectos al mundo real. Se suele empezar por un piloto y luego se escala en función de los resultados.
8. Evaluar: Este es el final y el principio del proceso de innovación. Aquí se mide el éxito de la implementación del nuevo producto, servicio o proceso. A partir de este punto, se deben tomar las medidas necesarias en función de la información conseguida.
El proceso de innovación, es un proceso continuo y no debería ser algo anecdótico y puntual. No obstante, hay procesos de innovación que no pasan por todas las fases e igualmente tienen éxito.
Metodologías y herramientas para innovar
¿Quién no ha oído hablar de Design Thinking, AGILE, LEAN, etc.? Pero… ¿qué son? ¿y para qué sirve cada una? A continuación, trataremos de explicar, muy brevemente, algunas de las técnicas y metodologías que se utilizan durante el proceso de innovación.
Empezaremos por técnicas que se utilizan para fomentar el pensamiento creativo. Hay multitud de herramientas que facilitan el pensamiento lateral, sin embargo, es muy importante saber escoger la técnica adecuada en cada situación. Ahí radica la clave para que surjan ideas innovadoras. Algunos ejemplos de estas técnicas son:
• Brainstorming: La lluvia de ideas es una de las técnicas más conocidas. Con ella se busca conseguir una gran cantidad de ideas de forma rápida, sin que haya una reflexión profunda y sin rechazar ni seleccionar las ideas.
• Método 635: Sirve para generar ideas escritas y consiste en que 6 personas, generan 3 ideas durante 5 minutos en una sucesión de 6 rondas. Al finalizar la ronda, cada participante entrega sus ideas a la persona que tiene al lado y esta trabaja sobre las ideas anteriores generando 3 ideas nuevas.
• SCAMPER: Se busca generar ideas dando respuesta a una serie de preguntas basadas en los verbos del SCAMPER (Sustituir, Combinar, Adaptar, Magnificar, Proponerlo para otro uso, Eliminar, Reordenar).
• Combinaciones forzosas: A partir de asociaciones atípicas se crean ideas nuevas. Pueden utilizarse una combinación de un reto y un estímulo, listado de palabras aleatorias, etc.
• Cambio de perspectiva: Se trata de dar otro enfoque al reto y aproximarse a él desde otra óptica. Por ejemplo, si el problema lo tuviera Google o Disney, ¿cómo lo resolverían?
Aunque tiene su origen en los años 70, una de las metodologías más nombradas en la actualidad es el Design Thinking. Es un método para generar ideas innovadoras que centra su eficacia en el trabajo grupal para entender y dar solución a las necesidades reales de los usuarios. Inicialmente se utilizaba durante el proceso de diseño de un producto, de ahí el nombre, pero en la actualidad se utiliza para resolver problemas complejos. Consta de 5 fases: Empatía, Definición, Ideación, Prototipado y Testeo. Como vemos, cubre prácticamente todas las etapas del proceso de innovación descrito anteriormente.
En los años 80, de la mano de Taiichi Ohno, ingeniero de Toyota, surge otro de los métodos más conocidos en el sector, la metodología LEAN, que perseguía optimizar los procesos de gestión y productivos de la empresa. Basándose en este método, Eric Ries desarrolló, en 2008, LEAN Startup para desarrollar negocios y productos. Consiste en ir verificando, poco a poco, las hipótesis antes de tener el producto final (“aprendizaje validado”). La idea es ir definiendo y acortando los ciclos de desarrollo, lanzando distintas propuestas por un período de tiempo y obteniendo feedback de los usuarios, con los que mejorar la siguiente versión del producto o servicio hasta la versión final. En nuestro proceso de innovación, la metodología LEAN Startup se podría aplicar desde la generación de ideas hasta el final del proceso.
La metodología “AGILE” surgió en 2001 para crear herramientas de software. Hoy en día, se aplica a muchos otros ámbitos. AGILE supone una forma distinta de trabajar y organizarse, ya que cada proyecto se divide en pequeñas partes que tienen que completarse y entregarse en plazos cortos. De esta forma, si hay que realizar cualquier modificación, solo se hacen cambios en la parte afectada y de forma más rápida. Otra de las características de esta metodología es que emplea equipos multidisciplinares para que trabajen juntos. Uno de los instrumentos que utiliza AGILE son los tableros “Kanban”, que de forma visual reflejan el estado del proyecto. En nuestro caso, esta metodología se podría aplicar desde la fase de definición hasta el final del proceso de innovación.
La estrategia del Océano Azul llegó en 2005, de la mano de W.Chan Kim y Renée Mauborgne, para cambiar el enfoque de las empresas, buscando nuevos nichos de mercado, nuevos segmentos a los que dirigirse en espacios que todavía no han sido explorados. Para encontrar estos océanos azules, la innovación es imprescindible. Los principios básicos son: crear nuevos espacios para el consumo, centrarse en la idea global, conocer más allá de la demanda existente, asegurar la viabilidad de la estrategia y no alejarse del área de confort donde nos encontramos.
Recientemente, la industria farmacéutica se ha sumado a realizar hackatones. Un hackaton es un encuentro de programadores en el que se busca dar respuesta rápida a un reto, a través de su trabajo colaborativo. Aunque tiene su origen en la ingeniería de hardware y software, en la actualidad se hacen hackatones para crear soluciones novedosas e innovadoras en otros sectores, como por ejemplo en salud.
Como hemos visto, hay múltiples fórmulas para la innovación. La clave para que el proceso sea un éxito es utilizar las metodologías y herramientas adecuadas para cada situación y saber extraer de su aplicación el máximo rendimiento. ¿Te atreves a innovar?