Como hemos visto en un artículo anterior, el objetivo de la consultoría en ciencias de la salud es esencialmente reducir el error en la toma de decisiones. Básicamente, la consultoría debe permitir la detección de tendencias y patrones (necesidades de los clientes, evolución de la industria...), el análisis de escenarios para el desarrollo del negocio y la complementación de las competencias del cliente a través de conocimientos especializados, entre otros temas. Una de las áreas de las ciencias de la salud que más ha crecido dentro de la industria es el área de Real World Evidence, que busca obtener evidencias que apoyen a las distintas partes interesadas en sus decisiones sobre la efectividad comparativa de los medicamentos en condiciones reales, decisiones sobre el precio de los medicamentos, sobre el reembolso de los mismos, etc. Aquí encontramos como partes interesadas principalmente los departamentos de Market Access, los departamentos médicos, los de I+D y, por supuesto, a los pagadores (el Sistema Nacional de Salud, pero también algunos privados como las compañías de seguros). Para estas partes interesadas, la consultoría también puede ayudar a diseñar hipótesis de investigación, antes de cualquier estudio científico. Como hemos visto, estos son algunos de los principales usos de los datos de Real World Data (RWD) y las pruebas que permiten: el Real World Evidence (RWE).
Sin embargo, existen otros usos de los Datos del Mundo Real dentro del concepto de Consultoría en las ciencias de la vida. Una de las partes interesadas cada vez más en los datos RWD son los departamentos de marketing y de Business Intelligence. Mediante el análisis de los datos médicos longitudinales anonimizados de los pacientes, las empresas de consultoría pueden aportar un gran valor a estos departamentos, como la caracterización de los pacientes con datos no sesgados (revelando lo que realmente ocurre en el momento del diagnóstico y la prescripción), la detección de posibles diagnósticos erróneos, el análisis de los patrones de toma de medicamentos (dosis, duración del tratamiento, adherencia...), permitiendo la identificación de las necesidades no cubiertas de los pacientes, etc. Otro beneficio de la consultoría especializada en este ámbito es la identificación de oportunidades para desarrollar el cribado médico en colaboración con las autoridades sanitarias, para identificar nuevos pacientes y contribuir a mejorar la salud de la población general.
Otra parte interesada en el uso de servicios de consultoría con datos del mundo real son los departamentos que se ocupan de la estrategia de la empresa. Al utilizar los datos de RWD en los proyectos de consultoría, los laboratorios podrán complementar los análisis que ya tienen de las ventas sell-in y sell-out, añadiendo información muy útil y, de nuevo, purgada de cualquier sesgo en los datos de origen.
Desde que empecé a trabajar en Real World Data y Real World Evidence en 2018, y después de haber mantenido cientos de reuniones y haber participado en decenas de eventos, incluyendo ISPOR y EyeforPharma, veo como cada vez son más frecuentes las peticiones de consultoría por parte de clientes y otras partes interesadas. Por un lado, no todos los laboratorios son lo suficientemente grandes como para justificar un departamento de RWE con 5 o 10 empleados; por otro lado – y de manera relacionada -, sigue habiendo una tendencia de los laboratorios (incluso en los grandes) a subcontratar competencias específicas en el área de RWE. Fíjese en el crecimiento de las principales CRO en los últimos años (que cada vez prestan más servicios que van más allá de los ensayos clínicos tradicionales), y en la aparición de múltiples nuevas empresas consultoras más pequeñas, que podríamos llamar “agencias boutique” muy especializadas en aspectos específicos.
Termino como empecé, y no me canso de repetirlo: la consultoría debe servir, en su esencia, para ayudar a las empresas a reducir el error asociado a la toma de decisiones, apoyando a los clientes en la identificación de problemas y la detección de oportunidades. Al final, el paciente es el que más gana.