EL ESTADO DE PERMACRISIS
Permacrisis ha sido elegida la palabra del año de 2022¹, pero también podría ser la del 2023. Eso se debe a que el término hace referencia a un prolongado período de inestabilidad e inseguridad causado por problemas sociales, políticos, económicos y medioambientales, que se agravan y retroalimentan mutuamente. Y es precisamente eso lo que estamos viviendo: en menos de 4 años pasamos por una pandemia global, nuevas guerras y conflictos geopolíticos, el agravamiento de los cambios climáticos y una creciente tensión económico-financiera.

Este contexto incierto, combinado con una sobredosis de información y la sobreexposición a estímulos tecnológicos, genera en muchos casos un aumento de ansiedad, estrés, agotamiento mental y burnout. Las cifras son preocupantes e indican un crecimiento de tres dígitos en los problemas psicológicos en niños y adolescentes en España tras la pandemia Covid-19 y el confinamiento, como por ejemplo el incremento de la ideación suicida (+244,1%), de la ansiedad (+280,6%), de la baja autoestima (+212,3%)², entre otros.

Todo ello hace con que la salud mental sea considerada el mayor problema de salud en nuestro país, según refleja el Global Health Service Monitor 2022 elaborado por Ipsos en el 2022³, incluso por delante del cáncer. Esta percepción es avalada por un informe de la Fundamed⁴ que indica que la depresión es la enfermedad más prevalente en España actualmente, con casi 3 millones de casos diagnosticados.

EN BUSCA DE SOLUCIONES INNOVADORAS
Ante este escenario, es urgente explorar caminos y soluciones que no solo traten los síntomas de estrés y ansiedad, sino que también respalden a los profesionales sanitarios, quienes también enfrentar desafíos de fatiga extrema y burnout. Más allá de la parte clínica – que sigue teniendo su importante rol en el tratamiento de estos pacientes -, empiezan a surgir también soluciones no farmacológicas que responden a esta demanda de manera novedosa. A continuación, identificamos algunas de estas iniciativas que creemos que ganarán relevancia en los próximos años.

USO DE LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL
La inteligencia artificial está revolucionando la manera como vivimos, trabajamos y nos relacionamos. Desde su popularización en 2023, esta tecnología ya se está aplicando de diferentes formas para cambiar vidas y mejorar resultados en salud mental, con diferentes estudios respaldando su uso.⁵

Un ejemplo de su aplicación es el uso de la IA para analizar el comportamiento, la voz, las expresiones faciales, entre otros datos, con el objetivo de ayudar en el diagnóstico y seguimiento de pacientes con trastornos mentales. Este es el caso de la aplicación Kintsugi,⁶ una tecnología que utiliza biomarcadores vocales para identificar signos de depresión y ansiedad. La herramienta se integra a los sistemas clínicos existentes para ayudar a los especialistas en tiempo real.

La inteligencia artificial también está asumiendo un rol de apoyo psicológico y terapeuta, a través del uso de chatbots (Agente Conversacional Automatizado). La aplicación YANA (acrónimo de You Are Not Alone), que se ha situado entre las aplicaciones más descargadas en el mundo de habla hispana⁷, es un chatbot que, según su descripción, “apoya a las personas que tienen -o creen tener- depresión o ansiedad, a través de estrategias basadas en la terapia Cognitivo/Conductual.” ⁸ La aplicación ya tiene más de 12 millones de usuarios.

GAMES Y JUGUETES
El uso de aplicaciones y softwares para apoyar el bienestar mental experimentó un boom en los últimos años y ya está bastante diseminado. Ahora, los juegos y juguetes con fines terapéuticos y de promoción de la salud mental se están volviendo más populares, con usos que varían desde la preparación para momentos de alto estrés (como una intervención quirúrgica), hasta los tratamientos continuados bajo prescripción médica. También se encuentran soluciones de apoyo a terapias de activación conductual y dispositivos que ayudan a afrontar la ansiedad.

Pensado en los niños está "PAWZ The Calming Pup",⁹ un juguete diseñado para ayudarles a reflexionar y calmarse mediante ejercicios de respiración y aprendizaje socioemocional. También para este público encontramos EndeavorRx¹⁰, un videojuego disponible sólo con receta médica y diseñado inicialmente para tratar el TDAH en niños y que ahora está en desarrollo para adultos.

Además, desde el MIT Media Lab en Estados Unidos, llega Paradise Island¹¹, un videojuego inspirado en terapia de activación conductual. El juego propone a los usuarios actividades de bienestar en la vida real para desbloquear recompensas dentro del juego.

PRESCRIPCIÓN DE ACTIVIDADES CULTURALES
La inmersión en experiencias culturales pueden ser un recurso para mitigar el estrés, permitir la socialización y ofrecer momentos de bienestar restaurador. Por eso, algunos centros de salud empiezan a prescribir visitas culturales como parte del tratamiento de la ansiedad, estrés y depresión.

En Bruselas, el Hospital Universitario Brugmann ha lanzado un programa piloto de seis meses que permite recetar visitas gratuitas a 5 instituciones culturales. El objetivo, según el Dr Johan Newell, es “reconectarse con el mundo, estar presente en el momento, encontrar un propósito significativo para salir y recuperar un lugar en la sociedad activa.”¹²

En Massachusetts, el programa CultureRx también promueve la participación de pacientes en las artes, ciencia y cultura; en Grecia, el Ministerio de Cultura está financiando un programa innovador de Prescripción Cultural¹³ que tiene como objetivo aprovechar la función terapéutica del arte en la salud mental, comprobada por investigaciones científicas.

RETOS A LOS QUE SE ENFRENTAN ESTAS SOLUCIONES
Como hemos explorado, hay una variedad de soluciones que se proponen a abordar el desafío que supone el crecimiento de los trastornos mentales alrededor del mundo, con potencial de ser muy beneficiosas. Sin embargo, para que estas soluciones tengan éxito, tendrán que superar algunos retos específicos.

Primero, es esencial que demuestren su valor y efectividad en la vida real mediante datos e investigaciones concretas, respaldando sus resultados tanto desde un punto de vista científico como económico. Esta validación rigurosa es crucial para obtener aprobación y adopción en entornos clínicos. Además, la comparación con técnicas tradicionales será un factor determinante para evidenciar sus ventajas.

En segundo lugar, estas soluciones podrían enfrentarse algún tipo de resistencia en cuanto a la adherencia por parte de los profesionales sanitarios o de los pacientes. En este sentido, destaca la importancia de garantizar que estas soluciones sean accesibles y fáciles de usar (sobre todo en el caso de las herramientas de inteligencia artificial y softwares). Las interfaces intuitivas y programas de formación efectivos se vuelven imperativos para superar cualquier resistencia.

La colaboración continuada entre sectores, la validación constante de la eficacia y la adaptabilidad a las necesidades cambiantes serán esenciales para determinar el papel efectivo de estas innovaciones en la mejora de la salud mental alrededor del mundo.