La investigación de mercados, como el amor filial, requiere de un cuidado y atención constante para llegar a ser plenamente correspondidos. El vínculo que se establece entre el investigador y el estudio se articula a través de una serie de eslabones que, al igual que las etapas de la vida, estarían constituidos por:
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El Briefing (nacimiento)
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El Proyecto (infancia)
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El Cuestionario (adolescencia)
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El Campo (juventud)
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Los Resultados (plena madurez)
La calidad de un estudio de mercado dependerá en gran medida del 'mimo' con el que se desarrollen todos y cada uno de los elementos que lo componen, dando como resultado un estudio fiable en el que se sustente la toma de decisiones.
Mimar no es sinónimo de menor rapidez. Mimar a un hijo sólo dos horas al día, pueden representar 120 minutos de tal calidad que resulte plenamente satisfactoria. Dilatar innecesariamente el timing no lleva consigo una mayor calidad de los resultados y, por el contrario, podría aplazar la puesta en marcha de una estrategia.
El Briefing (nacimiento)
Constituye la primera toma de contacto entre el cliente y el investigador. El cliente da a luz su research briefing (documento de investigación). El investigador lo toma en sus brazos, lo inspecciona cuidadosamente y le proporciona las primeras caricias. De este primer contacto el investigador identifica el problema y propone ideas para su resolución. Por tanto, en esta fase se deberá establecer:
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El problema
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Los objetivos
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La posible metodología a emplear
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El tiempo de que se dispone para su realización
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Cualquier tema ambiguo
El proyecto (infancia)
Una vez constituido el vínculo inicial, el investigador preparará con esmero un entorno adecuado para el desarrollo futuro del bien amado. El proyecto representa la piedra angular sobre la que se sustenta un estudio de calidad. En el proyecto descubrimos el llanto (el problema), ideamos la forma de poder dormir más de 3 horas seguidas (el objetivo), desarrollamos una serie de estrategias como chupetes y nanas (metodología), para que se tranquilice en el menor tiempo posible (timing).
El cuestionario (adolescencia)
En consecuencia surgen una serie de ejes que estructurarán su futuro carácter. En la elaboración del cuestionario abordaremos y definimos los objetivos con preguntas que, en su conjunto, deben solventar la problemática.
El campo (juventud)
Sustentado sobre una base sólida, el hijo se desvincula y empieza a establecer sus conexiones. La calidad de las mismas está sujeta en gran medida a su capacidad de entenderse e implicarse. Un bajo conocimiento o la disconformidad la comprensión y la extracción de una relación beneficiosa. Igualmente, la realización del briefing del cuestionario a los entrevistadores no sólo ayuda a una mayor comprensión de los esquemas utilizados, sino que además genera una mayor receptividad hacia el estudio.
Asimismo, la dimensión estética cobra una gran importancia en la aproximación del hijo a la persona con el que desea relacionarse. Se pone en relieve la importancia de una actitud y conducta positivas hacia el protagonista del estudio; el target. El trato que se le ha otorgado define la credibilidad de sus contribuciones. En este contexto, cobran sentido la identificación, la educación, la puntualidad, la compensación,...
Entonces surge la conciencia de la importancia de estas relaciones al reconocer una serie de motivaciones que cobran valencia positiva cuando se conciben de forma conjunta. La codificación de los cuestionarios debe vincular las diferentes verbalizaciones en sistemas de valores que posteriormente sostendrán las futuras estrategias.
Los resultados (plena madurez)
Finalmente, la plena madurez se alcanza cuando todos los conflictos han sido abordados, enfocados y superados. Dicho de otra manera, cuando en el estudio el problema ha sido reconocido, ha cobrado sentido y ha sido asimilado, el hijo ha salido reforzado y empezará a abrirse camino.
Probablemente el hecho de llevar una vida dentro de mí, me hace ver la investigación de mercado desde una nueva perspectiva.