Cuando hablamos de felicidad o bienestar nos encontramos hablando de la sagrada búsqueda del ser humano a sentirse amado, libre, armonioso, alegre, satisfecho, sano, orgulloso de sí mismo, valorado, reconocido, y muchísimo más o no, dependiendo de cada uno.
Esta búsqueda es introspectiva, pero hasta que somos conscientes, muchas veces la buscamos externamente. La sabiduría y la madurez de encontrar el equilibrio o también llamada armonía interna, es un camino de aprendizaje continuo, de reflexión sobre lo que nos ocurre: para qué, por qué y sobre todo, de responsabilizarnos en todo momento de toda decisión tomada o de incluso no tomar ninguna.
A nivel laboral, la felicidad, cada década coge más importancia ya que se demuestra día a día que si un empleado se siente feliz se refleja en su labor, en sus relaciones internas dentro de la empresa y con sus clientes, y en sus resultados a nivel de productividad.
Por este motivo, las empresas generan situaciones, proponen proyectos e implementan beneficios sociales para provocar que las personas que trabajen en ellas se sientan en tal bienestar y que den lo mejor de ellos mismos, en todo momento.
Todo este movimiento tiene éxito cuando es recibido con una actitud positiva y abierta (open the mind) e incluso de agradecimiento.
La llamada felicidad hay que generarla internamente, porque si no, la hacemos dependiente de lo que nos ocurra exclusivamente desde el exterior, o sea: la dejamos en manos ajenas.
La felicidad es una actitud ante la vida.
La mente es la encargada interna de generar pensamientos, emociones y acciones. Siendo la responsable de resolver problemas, queriendo ser útil por encima de todo, porque entiende que de ello depende nuestra supervivencia.
Se calcula que tenemos un promedio de unos 60.000 pensamientos diarios.
Y que un tanto por ciento muy elevado de ellos, son negativos o centrados en problemas (no soluciones) o incluso generando hipotéticas situaciones, digamos no muy agradables.
Según estudios hasta podemos llegar a que un 80% de estos pensamientos sean negativos y nosotros somos los conductores y responsables de ello.
¡Aunque muchas veces no conscientes!
No todos pensamos igual, pero todos potencialmente tenemos dones y talentos y es tan importante saber reconocer y valorar los propios como los ajenos para lograr una armonía y felicidad a nivel laboral y personal.
¿Queremos ser felices o tener razón?
No podemos evitar que ocurran cosas dentro de la cotidianidad no muy agradables, pero sí….Cada día podemos escoger cómo vivirlos y ello es nuestra responsabilidad 100%.