Por Pablo Poncet, Responsable del área de diseño de DHM.
Hacer carrera en una agencia es muy parecido a participar en una carrera de fondo, hay que saber mirar a largo plazo sin perder de vista el “aquí y ahora”, y es que es “aquí y ahora” donde podemos echarlo todo a perder si no estamos atentos a los cambios que no dejan de suceder a nuestro alrededor.
Cuando me propusieron escribir este artículo me encontré con el compromiso de tener que analizar mi propia situación dentro del sector porque, siendo sinceros, estoy en esto por casualidad.
Soy diseñador gráfico, pero no siempre fué esta la intención. Mi trayectoria formativa consiste en un montón de saltos en diagonal: terminé una FP de Realización Audiovisual, pasé al Grado en Publicidad, empecé a trabajar como Diseñador Gráfico y, en pandemia, aprendí 3D y realicé un Máster en Desarrollo Web para adaptarme a las nuevas tendencias en eventos virtuales.
Haber tocado ramas diferentes le permite a uno tener una visión bastante más amplia de un sector y de su profesión. La diversidad de experiencias y conocimientos enriquece el trabajo y permite abordar los proyectos desde diferentes perspectivas. No hay una única forma de enfrentarse a los desafíos creativos, y tener un bagaje variado puede brindar la flexibilidad necesaria para encontrar soluciones inesperadas.
¿Qué reflexión puede aportar alguien como yo al sector de la comunicación de salud?
En una profesión como el diseño gráfico, donde el nivel de exigencia no hace más que subir y los perfiles han de ser cada vez más multidisciplinares, que surjan nuevas situaciones nos fuerza a obtener nuevas herramientas para superarlas.
Creo que, en esta época de grandes cambios, de lo que mejor puedo hablar es de lo útiles que estos pueden llegar a ser para el desarrollo profesional.
Y es que, seamos sinceros, todos tendemos a acomodarnos con el tiempo. Repetir procesos similares una y otra vez hace que nos relajemos y que demos por hecho que vamos a poder seguir así para siempre y, con esta mentalidad, es complicado sacar la motivación para seguir evolucionando.
Los cambios nos desafían, nos sacuden de nuestra zona de confort y nos obligan a mirar más allá de lo conocido. Es precisamente en estos momentos de incertidumbre donde encontramos la mayor oportunidad de crecimiento y desarrollo personal.
Soy consciente de que “salir de la zona de confort” es una frase que ya lleva un tiempo dando bastante grima, pero creo que forzarse a uno mismo a tomar una nueva dirección puede ser lo que nos evite encontrarnos en un callejón sin salida en un futuro.
Es difícil, el miedo a lo desconocido, el temor a perder el control o la comodidad de la rutina nos pueden hacer desarrollar cierta resistencia a lo nuevo en un principio, pero saber superar esta primera fase de negación es la clave para tomar las riendas de la situación y no permitir que esta nos sobrepase.
Siempre me han gustado los deportes individuales, tienen un enfoque muy marcado en la lucha entre tu “yo de hoy” con tu “yo de ayer”. Recuerdo que, cuando practicaba pruebas de fondo, lo más importante era ser objetivo con uno mismo, entender en qué punto estabas, saber dosificar tus fuerzas para llegar hasta el final y, al mismo tiempo, reservar un pequeño extra para poder dar un sprint en cualquier momento si la cosa se complicaba. Hasta aquí, es más o menos lo mismo que trabajar en una agencia.
Muy a menudo se dan situaciones que pueden parecer injustas, una de las más recientes, la llegada de la Inteligencia Artificial aplicada al diseño o la generación de contenidos. Creo que es un tema del que ya se ha hablado mucho llegados a este punto, con lo que no es mi intención entrar a defender o criticar el uso de estas herramientas, pero sí me gustaría decir que no tiene sentido enfadarse ante los momentos de cambio, muchos son inevitables y no podemos detenerlos cruzándonos de brazos y diciendo “es injusto” o “esto no va conmigo”.
En sectores como la comunicación y el diseño, la capacidad de adaptación y aprendizaje continuo es esencial para mantenernos relevantes. Lo que hoy es tendencia, mañana puede quedar obsoleto, y es por ello que debemos estar siempre dispuestos a evolucionar constantemente y adquirir nuevas habilidades.
Lo que aprendí del deporte es que el esfuerzo y la constancia suelen tener recompensa pero que, en cualquier momento, una carrera puede dar un giro inesperado y de nada sirve todo el entrenamiento del mundo si no estamos atentos a lo que ocurre a nuestro alrededor.
Como diseñadores tenemos que ser capaces de ser exigentes con nosotros mismos, evitar conformismos, entender nuestra carrera laboral como un largo camino que va a exigir mucho de nosotros pero, al mismo tiempo, recordar que también debemos disfrutar las vistas y apreciar el proceso.
En esta época de incertidumbre, tomémonos lo que esté por llegar con deportividad, sin berrinches. Utilicemos estos cambios como excusa y reinventémonos para no quedarnos atrás.
Cuanto más ampliemos nuestros horizontes mejor será el paisaje.
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