Por Fernando Abadía. CEO-Director General. Talento-EPHOS.
Quiero compartir algo que trasladamos a todos nuestros alumnos, jóvenes talentos de la escuela de negocios Talento-EPHOS. En mi experiencia profesional he vivido éxitos y fracasos, he tenido buenos y malos jefes, buenos y malos compañeros, tareas motivadoras y otras rutinarias, proyectos atractivos y otros no tanto, he trabajado en grandes y en pequeñas empresas, he trabajado por cuenta ajena y para mí mismo, y en todos esos años he vivido numerosas experiencias de las que he ido aprendiendo y madurando como profesional y como persona. Si tuviera que resumir en pocas palabras cómo ha sido mi experiencia como profesional diría que ha sido muy enriquecedora.
Todo avance y todo logro requiere de experiencia y de aprendizaje, y también de haber cometido muchos errores, pero mi actitud es la que determina cómo aprovecharé esas experiencias. El talento y el aprendizaje se retroalimentan, de forma que cuanto más aprendo más crece mi talento y cuanto mayor es mi talento más fácilmente aprendo. Todo se puede aprender y mi actitud es la que determina si aprovecharé todas las oportunidades que me brinda la vida para seguir creciendo.
El aprendizaje es una de las claves de todo lo que somos hoy y de lo que seremos mañana. Alguien dijo que no es lo mismo vivir mil experiencias que una experiencia repetida mil veces. No desperdiciemos la ocasión de aprender algo cada día. La lectura de buenos libros de personas que han destacado en el management y en el liderazgo es un magnífico hábito y también forma parte de ese aprendizaje.
Pero quiero aprovechar esta tribuna para proponer diez hábitos o actitudes que me han ayudado enormemente a crecer profesionalmente y a ser feliz, y también a valorar todas las experiencias, por muy negativas que pudieran parecer en su momento. Estas diez actitudes, o compañeros de viaje, no siempre me han acompañado, las fui incorporando poco a poco, conforme iba madurando y sabiendo aprovechar mejor mis aprendizajes. Como no, antes de incorporarlas como unos buenos hábitos me he equivocado mil veces, pero lo importante es caer en la cuenta del error y tomar la decisión de no volver a cometerlo. Y aún con todo, a veces sigo incumpliendo algunas de ellas. Mi consejo es que cada uno formule sus propios buenos hábitos y se mantenga alerta para no desviarse de ellos.
1- Si algo no es como yo quiero, lo cambiaré utilizando mi inteligencia racional y emocional.
No me quejaré ni renegaré de la situación que me ha tocado vivir, lejos de ello, aprenderé a aceptarla como una etapa más para desarrollarme profesionalmente. En algún momento del futuro aprovecharé todo ese aprendizaje, que no me quepa ninguna duda. Todo lo que hasta ahora he detestado de mi trabajo lo veré como una prueba que debo superar para acercarme cada vez más a mi objetivo, a mi propósito. Utilizaré mi inteligencia racional y emocional para ser consciente de que la vida es como es, pero mi percepción sobre las situaciones la decido yo y mi actitud ante ellas también la decido yo. Soy dueño de cómo me afectan las cosas porque soy dueño de mi cerebro.
2- Aprenderé de mis experiencias y de las tareas que tengo que realizar y las haré lo mejor que sepa, aunque no me gusten.
Las tareas ingratas son instrumentos que me ayudarán a conseguir mi objetivo, no son cargas de profundidad que dinamitan mi ánimo; mi jefe me encarga informes y tareas que forman parte de un ambicioso plan para desarrollar mis habilidades y mis aptitudes, no son granadas que caen sobre mi cabeza; los incesantes correos ponen a prueba mi capacidad de organización, habilidad clave para mi desarrollo como profesional. A partir de ahora, yo decidiré cuándo abrir los correos y cuándo contestarlos. Aprovecharé todas y cada una de las tareas que me toque realizar, por rutinarias e incómodas que sean, para obtener un aprendizaje.
3- Aplicaré todo lo aprendido en mis actos presentes y futuros.
Todo lo que hago me sirve para crecer como profesional. Pondré la máxima atención e interés en todo lo que haga, pues ello me supondrá un mayor aprendizaje que podré aprovechar en mis actos futuros, en mis tareas y responsabilidades. Siempre que tenga la ocasión intentaré aplicar lo aprendido, de tal forma que quedará grabado en mi cerebro y se convertirá en un buen hábito. Muchos buenos hábitos conducen a un gran desempeño y a unos excelentes resultados. La proactividad formará parte de mi carácter y aplicaré un mecanismo de “resorte” para actuar siempre así y de forma anticipada.
4- Disfrutaré del camino y no me obsesionaré con el destino.
Con esa actitud conseguiré poner mayor calidad en todo lo que hago, desde la tarea más pequeña hasta el proyecto más complejo y ambicioso. Me centraré en cada acto como si fuera una tarea que merece de toda mi atención y de mi mejor actitud, porque sé que cuando pongo ganas y entusiasmo consigo mejores resultados y eso me hace sentir bien. No me dejaré obsesionar por un objetivo muy ambicioso, al contrario, pondré todos mis sentidos en hacer con excelencia cualquier tarea del día a día, ya que cada paso me acercará más al objetivo.
5- Si algo me sale mal yo soy el responsable, y no lo es otra persona.
Como soy dueño de mis actos debo asumir la responsabilidad de los mismos. Si hay una diferencia entre una persona madura y otra que no lo es, es precisamente la capacidad para asumir los errores propios y los fracasos, sin culpar a nadie. De esa forma, iré curtiendo mi carácter y podré afrontar con mayor seguridad y determinación cualquier proyecto que se me encomiende. Si no asumo nunca la responsabilidad y me centro en buscar excusas, nunca se pensará en mis para proyectos importantes.
6- Si critico, lo haré de forma constructiva.
En ocasiones la responsabilidad de los errores o de los fracasos no será mía, pero nunca centraré mis esfuerzos en señalar a los responsables, todo lo contrario, adoptaré mi mejor versión para ofrecer posibles soluciones. Las críticas hacia una persona no aportan valor y dañan la relación, además de ser injustas. Nunca criticaré a una persona, en todo caso podré criticar un resultado de forma constructiva. Nunca juzgaré porque no soy quién para hacerlo, al revés, intentaré comprender las circunstancias y el punto de vista de la otra persona. La crítica bien hecha nunca acusa a la persona, solo se centra en el hecho y en propuestas alternativas.
7- Cuando encuentre un problema, ofreceré siempre una solución.
Pocas cosas valoran tanto los jefes como que los miembros de sus equipos aporten soluciones a los problemas y se anticipen a ellos. La actitud negativa y derrotista es el peor de los ingredientes para solucionar un problema, por ello, siempre que me enfrente a uno adoptaré mi mejor actitud, positiva y constructiva, hasta conseguir que mi mente actúe de forma automática ofreciendo diferentes alternativas para salvar los obstáculos. Problema es sinónimo de obstáculo que debe ser sorteado, por tanto, buscaré las posibles alternativas para ello, pero nunca me quedaré inmóvil ni bloqueado.
8- Me comprometeré y no dejaré que las cosas sucedan sin mi.
Actuaré y pensaré siempre como si la empresa fuera mía, con el mayor compromiso por mi parte y evitando quedarme al margen de los proyectos y de los desafíos. De esa manera, compartiré los éxitos y también los fracasos, y siempre se contará conmigo. El compromiso es poner lo mejor de mi mismo al servicio de mi empresa. Cuando me comprometo con mis objetivos no hay obstáculo que me impida luchar con todas mis fuerzas e inteligencia. Cuando me comprometo mi mente trabaja con mayor rendimiento y fluidez buscando siempre la mejor forma de hacer las cosas, porque el compromiso tiene un efecto catalizador y mi implicación aumenta de forma notable.
9- Mostraré agradecimiento y ofreceré mi ayuda a los que me rodean.
No subestimaré nunca el poder del agradecimiento. Si alguien me ayuda le daré las gracias, si alguien me sirve un café le daré las gracias, si alguien me hace ver que estoy equivocado le daré las gracias. La actitud contraria alejará a las personas de mi hasta que un día me encuentre solo. Pero no seré agradecido solo por eso, lo seré porque estoy convencido de que eso me hace mejor persona. Y también ofreceré mi ayuda a la persona que la necesite y a quien no, mostrando siempre una actitud de colaboración y proactividad que deje constancia de mi mejor disponibilidad.
10- Tomaré conciencia de lo afortunado que soy, ¡y disfrutaré al máximo!
Doy gracias por lo que tengo, soy afortunado. Si dedico un minuto al día a observar cómo se encuentran mis vecinos, mis conciudadanos, los habitantes de nuestro planeta, tomaré conciencia de la suerte que tengo de estar donde estoy y de estar como estoy. Daré gracias por mi familia, por mi trabajo, por mis compañeros, por mis amigos, por poder disfrutar de todo ello con la salud con la que me toque vivir en cada momento. Porque hoy estoy aquí y quiero disfrutar al máximo de la vida, saboreando cada momento.
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