Resiliencia

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Enero 2023
Resiliencia

Recuerda un momento de dificultad. Recuerda esa situación que no creías que tuviera salida y que te encontraste desesperado/a, desesperanzado/a… ¿lo recuerdas?

Por Dionne Beltrao, Socia Directora de Nui People, consultora dedicada al desarrollo de las personas y equipos.

Seguramente sí. Todos hemos vivido situaciones complicadas, dolorosas y adversas. Es parte de la vida. No podemos elegir una vida de color de rosa, perfecta y sin obstáculos por mucho que queramos. 

Para enfrentar esos fuertes oleajes vitales, tenemos la resiliencia como la increíble capacidad de seguir adelante, de adaptarnos e incluso crecer ante la adversidad. Y la buena noticia es que esta capacidad es la norma y no la excepción en el ser humano. Somos resilientes por naturaleza, está en nuestro ADN y llevamos siéndolo desde hace milenios.

Realmente, no hay una sola definición de resiliencia; cambia en función de la cultura (no es lo mismo en un refugiado que ha escapado de su país que para un alto ejecutivo en Madrid) y también del contexto y/o el momento de la vida (por ejemplo, un adolescente que sufre bullying que de un anciano con achaques de salud).  Es cierto que los factores genéticos pueden influir en nuestra fortaleza interior, pero sin duda hay factores sociales que pueden ser de gran ayuda para poder afrontar situaciones difíciles como es tener un grupo de amigos que nos apoyen o vivir en un país en libertad y democracia. Todo influye sin lugar a duda. Lo que sí puedo afirmar es que la resiliencia no es un concepto fijo, no se trata de todo o nada y que requiere práctica y entrenamiento.

También es importante aclarar un par de malentendidos. El primero es que las personas más resilientes no son de piedra. Suelen ser los que más han pasado por adversidad y dificultades y que tienen una complejidad y riqueza interna muy grande. El segundo malentendido suele ser pensar que todos partimos del mismo punto.  Hemos de reconocer que no todos nacemos con las mismas oportunidades y facilidades. No es lo mismo la experiencia que vive una familia con recursos materiales en una crisis económica que una familia que no los tiene.

Como comentaba en el punto anterior, la resiliencia se puede entrenar para fortalecer nuestra capacidad de navegar con mayor amabilidad y fortaleza ante las dificultades que nos encontremos. Por ello, quisiera proponeros las siguientes estrategias de éxito para ser más resilientes:

1. Apertura al cambio 
Vivimos la vida como si fuéramos inmutables cuando realmente todo es cambio: nuestros pensamientos, nuestras emociones, nuestro cuerpo… todo tiene un comienzo y un final. Aunque lo sabemos a nivel intelectual, es difícil entenderlo a otros niveles y nos cuesta mucho asimilarlo.  Aceptarlo nos permite que nos enfrentemos a las dificultades de la vida de otra manera.  Además, esta aceptación nos ayuda a sufrir menos y a darnos cuenta de que también el cambio trae nuevos comienzos.  Y nos invita a apreciar más el momento presente y de lo que tenemos en este momento en nuestra vida desde la conciencia de que todo es finito. 

2. Pensamientos saludables 
Aunque las cosas sean difíciles, aunque hayas cometido errores, siempre puedes enfocarte en aprender de la experiencia. Desarrollar una cierta perspectiva de lo que experimentamos sin dimensionarlo en exceso ni tampoco ignorarlo o negarlo puede ser de gran ayuda.  Carol Dweck afirma que hay una mentalidad de crecimiento que se contrapone a la mentalidad fija. La primera se basa en nuestra capacidad de aprender y adaptarnos y la segunda en la clásica afirmación de “yo soy así y no puedo cambiar”. La mentalidad de crecimiento genera pensamientos saludables que nos invitan a reencuadrar los fracasos como oportunidades de aprendizaje, a crecer y ser más fuertes y más sabios gracias a ellos. Nos ayuda a perseverar y a optar con un enfoque optimista y realista ante las circunstancias vitales.

3. Cultivando tu bienestar
Cuando las situaciones son difíciles, sentimos que somos un barco en mitad de una tormenta y que podemos volcar. Nuestras emociones se convierten en una auténtica montaña rusa.  ¿Y si encontramos un ancla interna que sea un centro estable que nos dé calma y estabilidad?  Un ancla que nos ayude a tener esa flexibilidad emocional para poder regular las emociones y desplegar las estrategias que te sean más útiles en ese momento. Para mí, el ancla es el Mindfulness.  Desde esta práctica, puedo ver mis emociones como aliadas que me avisan de que hay algo que tengo que atender con amabilidad y curiosidad.

4. Construir relaciones nutritivas
La conexión social es un pilar clave de la resiliencia, además de ser esencial para sobrevivir.  Me parece especialmente bella la definición de conexión social que propone Brené Brown: “La energía que existe entre personas cuando se sienten vistas, escuchadas, valoradas, cuando puedan dar y recibir sin juicios; y cuando obtienen fuerza y significado de la relación”.
En definitiva, lo conectado que te sientes a las personas alrededor tuyo, cuanto te sientes visto y reconocido tal y como eres. Además, la percepción que tenemos de conexión social es lo que más predice la salud y es un gran factor protector de la calidad de vida y la longevidad.  Los aspectos clave para mejorar/optimizar la conexión social que te invito a reflexionar son: 

Elegir bien las relaciones. ¿Con quién compartes tu tiempo y tu vida? ¿Te nutre o te resta?

Pasar tiempo de calidad juntos. ¿Cuánto tiempo dedicas a estar con tus seres queridos?

Fomentar la resiliencia colectiva. ¿Participas en algún grupo o colectivo que os ayude a ser más fuertes al estar y/o compartir experiencias juntos?

Recibir apoyo. ¿Te atreves a pedir y recibir ayuda?

Dar apoyo. ¿Ofreces tu ayuda con la intención de beneficiar a otras personas (sin esperar nada a cambio)?

Espero que estas preguntas hayan despertado en ti la voluntad de comprometerte en la construcción de relaciones que te acompañen en la vida.

En definitiva, la resiliencia es una habilidad entrenable que nos ayuda a vivir mejor, con más salud y con más disfrute. 

Y termino con estas palabras de George Bonanno, experto en duelo y resiliencia:

Los humanos están hechos para sobrevivir. No todo el mundo sale adelante, pero la mayoría sí lo hacemos. Y algunos de nosotros, podemos prácticamente con todo. Nos adaptamos, cambiamos el enfoque, nos reímos, hacemos lo que haga falta para salir adelante, acariciamos nuestras memorias, nos decimos que las cosas no están tan mal, y antes de darnos cuenta, lo que antes parecía desolador y sin fondo, termina. La oscuridad cesa y el sol se cuela entre las nubes”. 


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