Entrevistamos a Emilio Moraleda (ex presidente de Pfizer y ex presidente de Farmaindustria) y a Julián García Vargas (ex Ministro de Sanidad); quienes ahora son presidente y miembro del Consejo Asesor, respectivamente, de Talento Farmacéutico.
Emilio Moraleda
¿Qué le está ocurriendo a la industria farmacéutica en los últimos años?
En la última década la industria está experimentando una profunda transformación. En los años noventa hubo una oleada de innovación, una explosión de nuevos fármacos que pusieron a disposición de los pacientes un auténtico arsenal de nuevas medicinas para múltiples dolencias. No tenía precedente.
Todo ese arsenal de nuevos medicamentos ha ido perdiendo las patentes y los ingresos de las empresas innovadoras han caído de manera importante. Y no han podido suplir a tiempo esa bajada de ventas con el lanzamiento de nuevos productos innovadores.
Esta situación hizo emerger, lógicamente, las empresas dedicadas a la fabricación de genéricos.
Esos cambios están propiciando modelos de negocio diferentes al tradicional de la industria con consecuencias bien conocidas.
¿Hacia dónde va la industria?
La industria seguirá consolidándose más para ser más eficaz y seguir trayendo más innovación al menor coste posible. Los denominados “blockbusters” están en retirada. Los nuevos fármacos son y serán más específicos, más precisos y dirigidos a poblaciones más pequeñas de pacientes. Eso tiene consecuencias en la forma en que operan y se organizan las empresas. La transformación sigue.
¿Qué peculiaridades tiene la industria en España?
La pérdida de patentes y la aparición masiva de genéricos es un fenómeno común en todos los países. En nuestro país la peculiaridad fundamental es que el mercado está muy fragmentado como consecuencia de la transferencia de competencias en sanidad a las Comunidades Autónomas. Esta circunstancia hace más retadora la situación en España para las empresas farmacéuticas.
¿Y cuáles son los retos más importantes de la industria en nuestro país?
Fundamentalmente dos: la fragmentación del mercado ya mencionada y el acceso de los pacientes a los nuevos fármacos innovadores.
Por un lado hay múltiples interlocutores y decisores en las Comunidades Autónomas con quienes tienen que interactuar las empresas farmacéuticas. El poder de decisión está muy fragmentado y eso añade una complejidad enorme para las compañías que influye en la forma en que se organizan.
Por otro lado las restricciones económicas generalizadas hacen que los decisores pongan barreras de acceso a la innovación que las empresas siguen, y seguirán, generando.
En definitiva, conseguir que los pacientes tengan acceso a sus fármacos es el reto más crítico que tiene hoy cualquier empresa farmacéutica.
¿Por qué surge Talento Farmacéutico?
Precisamente por la transformación que se está produciendo en la industria biomédica y por la necesidad que tienen las empresas y los profesionales en adaptarse a esa situación de un mercado fragmentado y con importantes barreras de acceso.
Las empresas están rediseñando sus modelos organizativos para interactuar más eficazmente con las diversas administraciones sanitarias. Necesitan entender mejor las prioridades y necesidades de los decisores en materia sanitaria y adaptar sus estructuras y competencias a la nueva situación.
¿Qué ofrece Talento Farmacéutico a las empresas?
Yo diría que una formación integral de sus profesionales para desarrollar nuevas competencias que les sirvan para interactuar eficazmente con los decisores e influenciadores de las administraciones.
El máster de Acceso y Relaciones con las Administraciones Sanitarias (ARAS) es una herramienta muy potente para ayudar a las empresas en ese proceso de desarrollo de sus profesionales.
¿Qué ofrece el máster ARAS a los profesionales?
Una oportunidad de reciclarse y reinventar su carrera profesional dentro de la industria. No olvidemos que la industria farmacéutica seguirá estando a la vanguardia de la innovación y sus profesionales serán cada vez más cualificados, especialmente en temas de acceso a esa innovación que es imparable.
Una cosa es que la industria se esté transformando y pasando ahora por ciertas dificultades, y otra es que no tenga futuro. Lo tiene, y brillante diría yo porque su núcleo central es la innovación. Siempre estará entre los sectores punteros e innovadores.
Y siempre necesitará profesionales bien preparados y con competencias renovadas y actualizadas.
¿Qué diferencia a este máster de otros programas de formación?
El máster ARAS de Talento Farmacéutico no es un programa convencional más.
En primer lugar es un máster muy práctico y pegado al terreno, y totalmente focalizado a lo que importa, que es el acceso de los pacientes a los fármacos innovadores.
En segundo lugar, el cuadro de profesores es único. Todos son expertos reconocidos en los temas de acceso. Tienen un conocimiento profundo y práctico, saben de lo que hablan.
Y finalmente, los alumnos salen formados y preparados en todas las claves del acceso al mercado. Y con un valor añadido muy importante como profesionales de la industria.
Julián García Vargas
¿Por qué las autoridades sanitarias ponen tantas trabas a los nuevos medicamentos?
Los responsables sanitarios están sometidos a grandes presiones presupuestarias. Siempre lo han estado, pero especialmente en los últimos años debido a la prolongada recesión económica.
Hay que tener en cuenta que durante muchos años el sector farmacéutico creció a nivel de dos dígitos anuales. Fue durante los años de expansión y desarrollo de la industria en nuestro país. Entonces se ponían pocas trabas, especialmente a los fármacos para patologías más severas como cáncer o HIV.
El mercado se saturó de todo tipo de productos y la factura farmacéutica y el gasto farmacéutico empezó a ser una prioridad para los decisores. La percepción de ellos es que el sistema podía llegar a no ser sostenible. Y empezaron las trabas, que son esencialmente económicas.
No olvidemos que quien indirectamente manda entre los gestores sanitarios públicos son los consejeros de economía, y a nivel central el ministro de economía y hacienda. Son los que controlan los presupuestos, también el de sanidad.
¿Van a mantener las CCAAs las competencias de sanidad, o puede haber una recentralización en el futuro?
En el medio plazo es impensable que las CCAAs renuncien a las competencias de sanidad. Ya sabemos que eso tiene retos adicionales para el sector farma, pero tenemos que asumir que las competencias seguirán donde están, en las regiones.
Y ya sabemos que eso es un reto importante para las empresas de la industria farmacéutica porque tiene que interactuar con muchos decisores, con diferentes prioridades y hasta con diferentes modelos sanitarios.
¿Cree entonces que podrían descentralizarse también la asignación de precio y reembolso de los medicamentos?
Algunas CCAAs reclaman esas competencias también, y de hecho en la comisión de precios del Ministerio de Sanidad hay un representante rotatorio de una comunidad. No creo que esa competencia pase a las regiones porque sería muy difícil de gestionar y acarrearía múltiples inequidades entre los ciudadanos que no son aconsejables en absoluto.
Esa hipotética situación no añadiría valor al sistema sanitario público y yo desde luego no la veo. Sería un tanto ingobernable.
¿Qué recomendaciones haría a las empresas farmacéuticas en su relación con las CCAAs?
Primero que tienen que entender bien las necesidades y prioridades de las CCAAs como gestores que son de la sanidad pública. Y que tienen recursos limitados para dedicar a la factura de fármacos.
Segundo las empresas tienen que cambiar la forma en que se relacionan con los gestores públicos, incluidos los profesionales sanitarios. Tienen que adaptar también la forma en que se comunican con ellos, sin perder de vista que el sistema tiene que ser sostenible.
En tercer lugar los interlocutores de la industria con los decisores tienen que ajustar sus mensajes, su perfil y sus competencias. Tienen que formular estrategias para entender ayudar a los decisores a cumplir sus objetivos. No olvidemos que las CCAAs son los clientes más importantes de la industria.
Puesto que forma parte del Consejo Asesor de Talento Farmacéutico, ¿Cree que el máster ARAS puede ayudar a las empresas a mejorar su conexión e interacción con los decisores sanitarios nacionales y regionales?
En lo que yo conozco, el máster ARAS proporciona una formación muy completa a los profesionales de la industria para afrontar con éxito esa interacción. Las personas que imparten el máster tienen un profundo conocimiento de los asuntos relativos al acceso y son cualificados expertos con muchos años de experiencia a sus espaldas, unos como gestores públicos y otros como gestores privados.
El mix del profesorado yo creo que es excepcional y añade mucho valor al máster y a la formación de los alumnos.
¿Por qué forma parte del Consejo Asesor de Talento Farmacéutico?
Primero porque creo que es una escuela de formación y desarrollo con un perfil muy innovador y de mucho valor añadido. No hay más que echar un vistazo al programa y darse cuenta que es muy sólido y alineado con las necesidades actuales tanto de las empresas como de sus profesionales.
En segundo lugar porque conozco a su director, Fernando Abadía y al resto de miembros del Consejo Asesor con quienes tengo una excelente relación personal desde hace muchos años. Estar en el Consejo con personas como Javier Ellena, John de Zulueta, Manuel Cervera, Beatriz Artalejo o Emilio Moraleda es un honor y una garantía de la solvencia del proyecto.