El grupo Euroespes está en estos momentos investigando una vacuna contra el alzheimer que ya ha superado con éxito los ensayos en fase preclínica y que ha recibido la autorización por parte de la FDA en EEUU para iniciar los ensayos clínicos, lo que comenzará a hacerse en próximas fechas. Dados los resultados obtenidos hasta la fecha, la vacuna en principio podría ser dual. De ello, entre otras muchas cosas, hablamos con el Dr. Cacabelos.
¿Qué se esconde detrás del nombre Euroespes?
EuroEspes representa a un grupo de empresas dedicadas a la atención médica especializada, a la medicina genómica, al desarrollo de nuevos productos diagnósticos y terapéuticos, y a la difusión del conocimiento científico. La empresa matriz es EuroEspes, propietaria del Centro de Investigación Biomédica y del Instituto de Ciencias Médicas y Medicina Genómica, un centro de referencia internacional en medicina genómica; EuroEspes Biotecnología, en la que EuroEspes tiene un 90% del capital, se dedica a la producción industrial de bioproductos y a la biotecnología de la salud; y EuroEspes Publishing, en la que EuroEspes participa con un 60% del capital, es una editorial dedicada a la difusión del conocimiento científico y a la publicación de la Guía Mundial de Farmacogenómica y otras publicaciones altamente especializadas.
Mucho se habla actualmente de la medicina genómica. ¿Qué posibilidades tiene este campo terapéutico y ante qué posibles conflictos morales nos encontramos?
La Medicina Genómica es el paradigma más avanzado de la medicina del futuro, basada en el conocimiento del genoma humano. Las tres áreas de mayor impacto de la medicina genómica son la etiopatogenia, el diagnóstico y el tratamiento. En el área etiopatogénica, la emergencia del mundo –OMICS (genomics, transcriptomics, metabolomics) va a suponer una gran revolución en el conocimiento de las causas y mecanismos de las enfermedades. Actualmente sólo conocemos un 10% de los motivos por los cuales enfermamos. Si desconocemos las causas reales de la enfermedad, difícilmente podremos abordarlas preventivamente y de forma eficaz. En este sentido, la medicina genómica, aparte de ayudarnos a comprender mejor la patogenia de las enfermedades, nos va a facilitar los recursos técnicos necesarios para implantar una medicina predictiva, que nos permita identificar el riesgo de enfermar muchos años antes de que aparezcan los síntomas y así poder implantar programas preventivos realmente eficaces, cosa que hoy todavía son poco viables. En el campo terapéutico, la revolución genómica viene de la mano de la farmacogenómica o la personalización de los tratamientos farmacológicos que, hoy por hoy, basados en planteamientos un poco anacrónicos, sólo son eficaces en un 30-40% de la población. Por lo tanto, el panorama de la medicina genómica es bastante optimista y motivador. No creo que deba plantear ningún conflicto moral a nadie; al contrario, es una oportunidad para que nuestra medicina reparadora y poco eficiente se convierta en una medicina predictiva y previsora, capaz de reducir la prevalencia e incidencia de las enfermedades que hoy representan el 80% de la morbimortalidad en países desarrollados, como son las enfermedades cardiovasculares, el cáncer y los trastornos cerebrales. Con el tiempo y la voluntad política necesaria, la medicina genómica también tendrá que hacer frente a los grandes riesgos epidémicos que afectan al mundo en desarrollo, donde las infecciones siguen siendo la principal causa de muerte en la población.
El futuro parece pasar por la medicina personalizada. ¿Qué papel tiene en todo ello la tarjeta farmacongenética de Euroespes?
La Tarjeta Farmacogenética EuroEspes es el primer instrumento práctico desarrollado por nuestro grupo para hacer realidad la personalización del tratamiento farmacológico. Toda persona sabe (y los médicos más) que un medicamento funciona bien en unas personas y es nefasto o inútil en otras. Esta respuesta individual a los medicamentos depende en más de un 80% de factores farmacogenéticos; es decir, del perfil genómico de cada persona asociado al metabolismo de fármacos. Nuestra tarjeta permite al médico, al farmacéutico o a cualquier usuario de fármacos saber qué medicamento puede tomar y qué medicamento debe evitar, porque no le hace nada o porque le hace daño. En este sentido, la Tarjeta Farmacogenética EuroEspes cubre cerca del millar de fármacos aprobados por la FDA americana y por la EMA europea. Con el tiempo, lo deseable, es que todo ciudadano pudiese disponer de este tipo de instrumento para no incurrir en el mal uso corriente que hoy hacemos de los fármacos, tanto al prescribirlos como al consumirlos.
En base a los estudios de campo que ustedes realizan, ¿cuál es el nivel de optimización de recursos farmacéuticos en nuestro país?
Hemos realizado varios estudios nacionales para evaluar la seguridad y eficacia de los medicamentos prescritos en nuestro país, en base al perfil genómico de las personas. Los dos últimos que hicimos en un colectivo de más de 1000 pacientes fueron bastante reveladores. Uno fue en pacientes hipertensos y el otro en pacientes depresivos. En el caso de la hipertensión encontramos que el 40% de los pacientes estaban mal tratados; y en el caso de la depresión descubrimos que más del 60% de los pacientes con depresión estaban recibiendo el fármaco inadecuado. Obviamente, los médicos no son responsables de estos errores de prescripción porque desconocen el perfil genómico de sus pacientes; pero parece lógico pensar que estas cifras demandan un drástico replanteamiento de nuestra política prescriptiva basada en el ensayo y error. Este es precisamente el campo de la farmacogenética, que permitiría mejorar notablemente la precisión prescriptiva y el resultado terapéutico, con el consecuente ahorro de recursos farmacéuticos.
Al igual que la tarjeta farmacongenética, Euroespes está trabajando en la creación de una tarjeta vinculada a los alimentos. ¿Qué permitiría esta tarjeta?
Probablemente para finales de 2016 estemos en condiciones de ofrecer la Tarjeta Nutrigenética EuroEspes para la personalización del uso de alimentos. Estamos trabajando con la misma tecnología que aplicamos a los fármacos, con la que generamos la tarjeta farmacogenética. Creemos que la nutrigenética tiene que ayudar en el futuro a prevenir muchas enfermedades, más allá de la obesidad o del síndrome metabólico, y sin duda contribuirá a reducir el riesgo de patología cardiovascular, ictus y otras modalidades de accidentes cerebrovasculares, así como algunas formas de cáncer.
¿Qué opinión le merece la situación de la ciencia en España, tanto en lo que a investigación biomédica, inversión en I+D por parte de las administraciones públicas y clima científico dentro de nuestro país se refiere?
Es un viejo tema, recurrente y redundante, del que se habla mucho y se hace poco. Los cinco problemas fundamentales de la ciencia en España son: (i) la falta de tradición científica y cierto desprecio colectivo al conocimiento, (ii) la mala gestión de recursos, (iii) la distribución caprichosa y sectaria de los fondos públicos, (iv) el excesivo gasto en mantenimiento de plantillas poco competitivas, y (v) la falta de exigencia en los retornos. Otros temas colaterales que ayudan poco al progreso de la ciencia es el escaso interés que la clase política de cualquier color tiene por el progreso científico, la falta de colaboración tradicional que caracteriza a la ciencia española, y el favoritismo político asociado a la asignación presupuestaria en el entorno de las comunidades autónomas. Todo esto tiene una muy difícil solución y no se ve voluntad de arreglo por parte de casi nadie. No soy optimista al respecto y mucho menos ante la coyuntura económica y política actual.
Actualmente, el grupo se encuentra en pleno desarrollo de una vacuna contra el Alzheimer, que pretende tener una propiedad. ¿Cómo se encuentra dicho desarrollo? En caso de ver la luz, ¿qué supondría su llegada al mercado?
La EB-101 es una vacuna dual para la prevención y el tratamiento de la enfermedad de Alzheimer en estadios incipientes de la enfermedad. Hemos completado todas las fases preclínicas y ahora estamos negociando la posibilidad de hacer un ensayo clínico en el extranjero. Todo el mundo sabe que hoy por hoy el Alzheimer es incurable. Cuando la enfermedad da síntomas en la vejez han muerto tantos miles de millones de neuronas que es improbable que ningún tratamiento convencional sea eficaz contra la degeneración neuronal que en la demencia empieza 30años antes de que la enfermedad se manifieste. Por ello, parece lógico que la mejor intervención sea la preventiva. Así lo entiende la comunidad internacional y así lo postulamos nosotros hace más de 10 años. Actualmente la FDA ya ha aprobado 5 ensayos clínicos con diferentes modalidades de vacunas. Dependiendo de los resultados que se obtengan en los próximos meses, la industria farmacéutica internacional redefinirá sus estrategias. En cualquier caso, sea con la tecnología de la EB-101 o de las otras vacunas en curso, lo que deben entender los administradores de la salud, las agencias reguladoras, la comunidad médica y la sociedad, es que el único camino eficaz contra el Alzheimer es la prevención.
El grupo EuroEspes creó en septiembre de 2015 el primer departamento de epigenética médica de España. ¿Con qué objetivo y cómo evalúa su trayectoria hasta ahora?
La enfermedad es el resultado de un desequilibrio entre el medio interno, regulado por el genoma, y el medio externo, fuera del control genómico, pero que influye sobre la expresión de los genes, dando lugar a fenotipos patológicos. En este sentido, la genómica no puede explicar por sí sola ni el estado de salud ni la condición de enfermedad. La epigenética es una nueva disciplina que nos ayuda a entender cómo diversos mecanismos (metilación del ADN, cambios en histonas y cromatina nuclear, desregulación de los micro-RNAs) regulan la expresión de los genes en respuesta a estímulos externos y cómo estos cambios se pueden transmitir de generación en generación sin que haya mutaciones aparentes en el ADN. La epigenética, por ejemplo, empieza a explicar cómo diferentes estímulos intrauterinos, durante la fase de desarrollo embrio-fetal, pueden tener repercusión en edades avanzadas de la vida y cómo determinados rasgos puede pasar de abuelos a nietos sin que haya una huella genética que lo explique. Nosotros hemos creado este departamento de Epigenética Médica para desarrollar biomarcadores predictivos para enfermedades del sistema nervioso, patología cardio y cerebrovascular, y cáncer, así como para desarrollar fármacos epigenéticos, pues lo interesante de los cambios epigenéticos es que son reversibles mediante intervención farmacológica y/o nutricional.
Uno de sus retos editoriales de mayor impacto internacional es la primera guía mundial de farmacogenómica ¿qué aceptación está teniendo en la comunidad científica?
La World Guide for Drug Use and Pharmacogenomics es, efectivamente, la primera guía mundial de farmacogenómica. Es un trabajo monumental de 3.000 páginas en inglés, con más de 7.000 enfermedades, 9.000 fármacos, 4.000 genes y más de 50.000 entradas. Actualmente es el único tratado de estas características en el mundo y está teniendo una gran aceptación en la comunidad científica internacional. Nuestro primer cliente fue la biblioteca de la Clínica Mayo en Rochester y hoy, prácticamente, la guía se está introduciendo en todos los continentes, especialmente América, Europa y Asia. Lo deseable es que médicos, farmacéuticos, biólogos, científicos en general, y la propia sociedad tomen conciencia de la importancia que tiene para la salud la personalización del tratamiento farmacológico y que sepan que la guía es el instrumento más útil para educarse y adquirir conocimiento en este sentido. Su finalidad principal es educativa, orientada al uso correcto de fármacos por parte de médicos, farmacéuticos y usuarios.
Desde el uno de abril es usted el nuevo Editor-Jefe de la revista internacional Clinical and Medical Biochemistry ¿qué planes editoriales tiene al respecto?
La Bioquímica Médica tiene que empezar a nutrirse de nuevos conceptos e incluso del nuevo lenguaje que viene de la mano de la genómica, la epigenética, la transcriptómica, la proteómica y la metabolómica. Todas estas nuevas disciplinas son fundamentales para documentar las condiciones de salud y enfermedad. Tradicionalmente, la bioquímica ha sido la disciplina científicamente más respetada por su rigor y por las grandes aportaciones que ha hecho al entendimiento de los principios médicos, del diagnóstico y la monitorización del tratamiento. Supongo que el que me hayan elegido a mi como nuevo Editor-Jefe de esta revista de Bioquímica Clínica y Médica es para que promueva la incorporación de todas estas nuevas disciplinas dentro del rico armamentarium de la bioquímica médica; y, para mí, será un placer intentarlo.