El impacto desconocido de los productos menstruales sobre la salud: una reflexión necesaria
¿Qué diferencia clave tiene la piel infantil en comparación con la piel adulta, y cómo influye esto en el tipo de cuidados que se deben aplicar?
La piel infantil tiene importantes diferencias con la piel adulta. En primer lugar, anatómicamente es una piel más fina en espesor y, por tanto, con menos capacidad de resistencia frente a la agresión. Es también un aislante menos eficaz, por eso hay que abrigar más a los niños. Frente a la radiación solar es asimismo más débil, un aspecto de especial relevancia, porque las quemaduras en edades tempranas son trascendentales para el envejecimiento de la piel, y también para acelerar la propensión al cáncer cutáneo.
Por otro lado, el sistema inmune no está completamente formado y se defiende peor. Unas veces sobre-reacciona y la epidermis se irrita, y otras veces aparecen infecciones oportunistas, particularmente de bacterias y virus, con habitualidad. De ahí la importancia de tener productos específicos que ayuden a contrarrestar estas tendencias, que pueden derivar en problemas importantes.
¿Cuáles son los principales riesgos a los que se enfrenta la piel de los niños si no se cuida adecuadamente desde la edad temprana?
La piel es un ecosistema muy frágil en el que conviven todo tipo de microorganismos regulados por nuestra inmunidad. Estas células de defensa, combinadas con los mecanismos de detoxificación, consiguen mantener equilibrada nuestra piel.
El gran riesgo se produce cuando en una piel no suficientemente formada, y que, además, por las características de la vida infantil, está en continuo contacto con el polvo, la tierra y todo tipo de sustancias, entra una especie invasora, como puede ser un virus: herpes, verrugas, el molusco contagioso, varicela o la enfermedad boca-mano-pie son solo algunas de las más frecuentes. Las defensas, que todavía no han estado en contacto con este tipo de enemigos, no reaccionan con eficacia y la enfermedad se extiende.
Además, las reacciones alérgicas o irritativas a todo tipo de sustancias frente a las cuales la epidermis está desconcertada y no sabe muy bien cómo clasificar.
¿Qué ingredientes o características especiales deben incluir los productos destinados a los más pequeños para asegurar la hidratación y protección de la piel infantil?
En primer lugar, hay que vigilar cuidadosamente la carga de microorganismos de los cosméticos, que tiene que ser extremadamente baja para evitar contaminaciones.
En segundo lugar, nunca hay que utilizar productos agresivos, como tensioactivos fuertes o sustancias con efecto peeling. Finalmente, son muy beneficiosas las sustancias calmantes. A mí me gusta formular siempre que puedo con plantas, a ser posible, de la órbita mediterránea. Así, avena, malva o caléndula, la mimosa, que es especialmente eficaz en las pieles infantiles, combinadas con otras de efectos antioxidantes como pueden ser el romero, la salvia, la hesperidina de la cáscara de naranja, té verde, raíz de angélica o el licopeno del tomate.
¿Cómo afecta la pérdida de agua en la piel infantil y qué medidas recomienda tomar para evitar la sequedad en los más pequeños?
La capa de hidratación, el factor de hidratación natural, es más escaso en la piel de los más pequeños. El calentamiento global, con sus altas temperaturas y su disminución de la humedad relativa, influye muy negativamente. Para contrarrestar ese efecto, los niños tienen que utilizar productos que tengan un efecto protector, como puede ser el ácido hialurónico de alto peso molecular. Asimismo, es siempre más recomendable la ducha en lugar del baño, ya que deshidrata menos la piel, procurando que la temperatura del agua no sea muy alta y secando bien la piel. El uso de humidificadores, sobre todo en los meses de frío seco y con calefacciones, puede ser muy aconsejable.
¿Por qué es importante limitar el uso de geles y jabones en los baños diarios de los niños, y qué partes del cuerpo requieren mayor atención en la higiene diaria?
En primer lugar, tenemos que hacer una distinción entre los bebés y los niños. Los primeros apenas se ensucian, excepto en la zona del pañal. Y aunque los baños sean divertidos, el baño diario no es siempre aconsejable, limitándolo mejor a dos o tres veces a la semana. En el caso de los niños más mayores, que interactúan todo el tiempo y están explorando continuamente, la higiene tiene que ser más intensa, pero siempre utilizando poca cantidad de gel o jabón, agua no muy caliente y secando bien la piel entre los pliegues.
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