La vía inhalatoria permite una conexión muy especial con el cerebro, ya que el olfato es el único sentido que establece conexiones directamente con las áreas olfativas cerebrales. Las moléculas aromáticas de los aceites esenciales acceden a nuestro organismo a través de la nariz, e inician un viaje a estas áreas olfativas. Por el camino, interactúan con distintos receptores, desencadenan respuestas emocionales y evocan recuerdos. En este artículo, hablaremos sobre cómo pueden actuar los aceites esenciales a través de la vía olfatoria, y las particularidades del sentido del olfato, de todos los sentidos, el más desconocido.
El sentido del olfato
Desde el momento en que llegamos al mundo, el olfato se convierte en nuestro primer contacto con el entorno que nos rodea. Para los recién nacidos, cuyas capacidades visuales están en desarrollo, el olfato desempeña un papel crucial en la identificación y el reconocimiento de su entorno durante sus primeros días.
El olfato también es un medio de comunicación para el reino vegetal y animal. Un ejemplo impresionante de esto es la polinización, durante la cual las plantas emiten fragancias específicas para atraer a los polinizadores, facilitando así su reproducción y supervivencia.
Sin embargo, el olfato es mucho más que una herramienta de comunicación; es un indicador de nuestra salud. La pérdida de olfato, conocida como anosmia, puede ser una señal temprana de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer o el Parkinson. Otro ejemplo reciente se ha manifestado durante la pandemia de COVID-19, la anosmia se ha destacado como uno de los síntomas característicos de la enfermedad.
Un sentido poco conocido
A pesar de su indiscutible relevancia, el olfato ha sido en gran medida subestimado en la investigación científica. Durante el siglo XIX, cuando los científicos comenzaron a explorar la estructura del cerebro, encontraron que el bulbo olfatorio, responsable de procesar las moléculas aromáticas, era relativamente pequeño en comparación con otras áreas cerebrales. Este hecho llevó a pensar que su acción era menos importante que la de otras estructuras, lo que causó una falta de investigación sobre este sentido. Aunque el bulbo olfatorio representa solo una fracción minúscula del volumen total del cerebro, su papel es fundamental en nuestras vidas.
Sin embargo, cada vez comprendemos más sobre el funcionamiento de este sentido. Descubrimientos revolucionarios, como los de Linda Buck y Richard Axel en 2004, Premio Nobel de Fisiología o Medicina, revelaron la complejidad y la importancia de los receptores olfatorios. Los receptores olfatorios son neuronas encargadas de detectar olores, que se encuentran en nuestra cavidad nasal – aunque recientemente se ha descubierto que también pueden encontrarse dispersos por todo el cuerpo humano – permitiéndonos detectar una amplia gama de olores.
Aceites esenciales, olfato y cerebro
Los aceites esenciales, con su capacidad para influir en el olfato, también están arrojando luz sobre este mundo inexplorado de la ciencia y la terapéutica. Pero, ¿qué relación tienen los aceites esenciales con el olfato? ¿qué sucede en nuestro cerebro cuando inhalamos un aceite esencial?
Un aceite esencial es una sustancia aromática pura y natural. Es el resultado generalmente de una destilación por corriente de vapor de la parte de la planta aromática con las glándulas secretoras de esencia, ya sean flores, hojas, raíces... Son substancias muy complejas, volátiles y compuestas por una gran cantidad de moléculas terpénicas.
Cuando inhalamos un aceite esencial, las moléculas aromáticas inician un viaje desde nuestra nariz al cerebro. Por este motivo es tan importante que el aceite esencial que seleccionemos sea de calidad, no presente adulteraciones y conozcamos su composición para poder ejercer adecuadamente su efecto terapéutico.
A través de una analogía con un viaje en avión, exploraremos paso a paso cómo las moléculas aromáticas, una vez liberadas de un aceite esencial, se transportan desde la nariz hasta el cerebro, influyendo en la formación de recuerdos y emociones.
- Check-in en la nariz: similar al proceso de preparación antes de abordar un vuelo, las moléculas aromáticas deben pasar por un riguroso control en la nariz antes de iniciar su viaje hacia el cerebro. La mucosa nasal actúa como el punto de control, capturando, reconociendo y filtrando estas moléculas para garantizar un viaje seguro hacia su destino.
- Despegue hacia el cerebro: una vez que las moléculas aromáticas pasan el control en la nariz, comienza su viaje hacia el cerebro. Los receptores olfatorios actúan como los pilotos que guían estas moléculas, enviando señales nerviosas que inician el despegue del "avión olfatorio". Este proceso marca el inicio del emocionante viaje sensorial hacia la corteza cerebral.
- Viaje directo sin escalas: todos los órganos y sentidos, como la vista o el oído, envían sus señales al tálamo, una estructura cerebral ubicada en el centro del encéfalo que funciona como un filtro o procesador de información. Desde el tálamo, esta información se dirige hacia las áreas específicas de la corteza cerebral correspondientes a cada sentido, como la visual o la auditiva. No obstante, una de las características principales del sistema olfatorio es que no establece conexiones primarias con el tálamo. En lugar de eso, los axones de las neuronas del bulbo olfatorio se proyectan directamente hacia la corteza olfatoria primaria. Esto significa que, cuando se percibe un olor, la señal olfativa llega directamente a la corteza primaria y al sistema límbico, formado, entre otras estructuras, por el bulbo olfatorio, la amígdala y el hipocampo. Esta ruta privilegiada permite que las moléculas aromáticas impacten de manera inmediata en nuestra percepción y experiencia sensorial, evitando intermediarios en su camino hacia el cerebro.
- Aterrizaje en el bulbo olfatorio: el bulbo olfatorio sirve como el aeropuerto de llegada para las moléculas aromáticas. Aquí, las moléculas hacen sinapsis con las neuronas receptoras, marcando el final de su viaje desde la nariz hasta el cerebro. Este punto de encuentro es crucial para la integración de la información olfativa y la generación de respuestas sensoriales adecuadas.
- Punto de información y souvenirs: una vez en el bulbo olfatorio, las moléculas aromáticas conectan con el hipocampo y la amígdala, estructuras clave del sistema límbico. Estas regiones están estrechamente asociadas con la formación de recuerdos y la regulación emocional respectivamente. Se podría decir que el hipocampo actuaría como nuestra cámara de fotos, asociando el olor del aceite esencial a un recuerdo, y la amígdala como nuestro compañero o compañera de viaje que vive la experiencia intensamente, asociando el olor a una emoción.
¿Qué efecto ejercen sobre nosotros los aceites esenciales?
Hemos visto el “viaje” que realizan las partículas aromáticas hacia nuestro cerebro, pero… ¿cómo afecta esto a nuestro organismo? Una molécula de aceite esencial puede desencadenar 2 tipos de respuestas:
- Respuesta psicológica: al identificar un olor, nuestro cerebro puede generar una respuesta emocional basada en la percepción del mismo, determinando si nos gusta, nos hace sentir bien o mal, nos relaja o nos activa.
- Respuesta farmacológica: esta respuesta está fundamentada en la interacción de las moléculas aromáticas con neurotransmisores, marcadores de estrés, hormonas sexuales y otros elementos del cuerpo. Esta interacción puede provocar cambios en la frecuencia cardíaca, la respiración, la presión arterial, la temperatura de la piel, la frecuencia de parpadeo, los encefalogramas, etc.
Por ejemplo, consideremos el olor a lavanda. Si bien es un olor conocido, no a todos les agrada este aroma, ¿puede aun así tener un efecto relajante? La respuesta, todavía en estudio. Parece ser que, a nivel psicológico, es posible que este olor genere una sensación negativa y no produzca relajación. Sin embargo, al ser administrado vía oral (sin ser olido), el aceite esencial de lavanda podría actuar a nivel farmacológico y ejercer su acción relajante.
Nuevos enfoques en investigación para evaluar la efectividad de los aceites esenciales en humanos a través de la olfacción
Como hemos visto, la inhalación de aceites esenciales puede desencadenar diversas reacciones en el cerebro humano, pero ¿cómo podemos evaluar esta actividad de manera efectiva? A continuación, exponemos una serie de métodos de investigación que han surgido para abordar esta pregunta:
- Observación de cambios en el encefalograma: esta técnica registra la actividad eléctrica cerebral en diferentes situaciones y se utiliza para comparar los efectos de los aceites esenciales en distintas regiones del cerebro. Por ejemplo, se ha observado que la inhalación de aceite esencial de limón o de aceite esencial de romero puede activar las ondas cerebrales en regiones relacionadas con la memoria (Ueda et al., 2023, Filiptsova et al., 2017), o que la inhalación mediante aromadifusión de aceite esencial de lavanda por la noche puede incrementar la aparición de ondas deltas del sueño, presentes cuando dormimos profundamente (Ko et al., 2021).
- Observación de cambios en la presión arterial y la frecuencia cardíaca: estos parámetros se utilizan como marcadores de estrés y se han empleado para investigar los efectos de varios aceites esenciales, como el de ylang-ylang, en la función cardiovascular. Se ha observado que este aceite esencial puede reducir significativamente la presión arterial sistólica, realizando inhalaciones durante 20 minutos al día (Hongratanaworakit & Buchbauer, 2004).
- Determinación de parámetros endocrinos: se han estudiado los efectos de la inhalación de aceites esenciales, como el de bergamota, en la regulación del cortisol y la alfa amilasa salival, biomarcadores del estrés crónico y la actividad nerviosa. Se ha comprobado que la inhalación de este aceite esencial puede disminuir los niveles de ambos parámetros (Hedigan et al., 2023).
- Análisis de la temperatura cutánea: se ha observado que la piel experimenta cambios de temperatura en respuesta al estrés, y se ha investigado cómo la inhalación de diferentes aceites esenciales, como el de romero y el de albahaca, puede afectar a estos cambios (Sayorwan et al., 2013).
- Determinación de la respuesta inmunitaria: algunos estudios han explorado los efectos de la inhalación de mezclas de aceites esenciales en la normalización de la función inmunitaria, por ejemplo, en pacientes que inhalaron aceite esencial de limón, de naranja o bergamota (Komori et al., 1995) pero los estudios en humanos en este ámbito todavía son limitados.
- Determinación de neurotransmisores en sangre: aunque la determinación precisa de neurotransmisores también se encuentra limitada por el riesgo y carácter invasivo de las técnicas, se ha comprobado que algunos aceites esenciales pueden influir en la concentración de catecolaminas, como la adrenalina y la dopamina, en plasma.
Estos enfoques de investigación proporcionan una comprensión más profunda de los efectos de los aceites esenciales en el organismo humano y pueden ayudar a orientar su uso terapéutico de manera más precisa y efectiva.
Beneficios del uso de los aceites esenciales
Como hemos visto, los aceites esenciales presentan la capacidad de ofrecer una amplia gama de beneficios terapéuticos. Hasta donde conocemos, no presentan resistencias ni generan tolerancia. Cuando se utilizan correctamente, son seguros, bien tolerados, respetuosos con la microbiota del organismo y presentan una baja incidencia de efectos secundarios. Además, actúan frente a distintas dianas terapéuticas, ya que se cree que la combinación única de las moléculas presentes en los aceites esenciales permite un efecto pleiotrópico, lo que significa que pueden influir en múltiples sistemas y funciones del cuerpo. Por ejemplo, un mismo aceite esencial puede actuar como calmante del sistema nervioso cuando se inhala, pero también puede proporcionar alivio si se aplica tópicamente en la piel para tratar quemaduras u otros problemas cutáneos.
Conclusiones
- El olfato es el único de los sentidos que permite una conexión directa con el cerebro.
- Un aceite esencial es una sustancia aromática pura y natural resultado generalmente de una destilación por corriente de vapor de la parte de la planta aromática con las glándulas secretoras de esencia.
- Cuando inhalamos aceites esenciales, las moléculas aromáticas viajan desde la nariz al cerebro, lo que destaca la importancia de seleccionar aceites de calidad, libres de adulteraciones, y comprender su composición para maximizar su efecto terapéutico.
- Los aceites esenciales pueden ejercer respuestas psicológicas, mediante la estimulación de áreas del sistema límbico como el hipocampo o la amígdala, y también respuestas farmacológicas, como cambios en biomarcadores de estrés o presión arterial.
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