Los malos hábitos alimentarios son responsables de 11 millones de muertes al año, más que cualquier otro riesgo a nivel mundial, incluido el tabaquismo, lo que pone de manifiesto la urgente necesidad de mejorar la dieta humana [1]. De hecho, los riesgos dietéticos afectan a las personas independientemente de su edad, sexo y aspectos sociodemográficos relacionados con su lugar de residencia. El tipo de dieta con mayor evidencia científica de beneficios para la salud y prevención de enfermedades vasculares es la dieta mediterránea. Las principales características de la dieta mediterránea son una ingesta abundante de frutas, legumbres, vegetales y granos integrales, siendo más modesto el consumo de pescado. El consumo de carne de ave, huevos y leche es ocasional en esta dieta. El protagonista y fuente indiscutible de grasas es el aceite de oliva, que se encuentra en la base de la pirámide alimenticia de esta dieta [2]. La dieta mediterránea se caracteriza por un gran consumo de alimentos de origen vegetal con bajo contenido de sodio. De hecho, se ha sugerido una posible sinergia entre la adherencia a la dieta mediterránea y la reducción del sodio en la dieta en la aparición de enfermedades cardiovasculares [3].

Los factores de riesgo cardiovascular clásicos detrás de las enfermedades vasculares, como la hipertensión, la dislipidemia y la diabetes, están muy influidos por la dieta y la actividad física. Además, hallazgos más recientes, ponen de manifiesto, que no sólo estos factores están influenciados por la dieta, también otros como el estado inflamatorio, el estrés oxidativo y la función endotelial [4].

Una de las características fundamentales de la dieta mediterránea es la de ser rica en polifenoles. La principal fuente de ellos en la dieta son los alimentos de origen vegetal (frutas, verduras, semillas, flores, etc.). Los efectos derivados de estos dependen de la cantidad consumida y su biodisponibilidad. La principal fuente dietética de polifenoles en los países mediterráneos son el café y la fruta, destacando en la población española el consumo de aceite de oliva [5].  A pesar de los beneficios para la salud de los polifenoles, solo 1 de cada 10 adultos cumple con la ingesta diaria recomendada de frutas y verduras.

Polifenoles y enfermedades vasculares
En los últimos años se ha demostrado que una dieta rica en polifenoles vegetales puede mejorar la salud y disminuir la incidencia de enfermedades cardiovasculares gracias a sus propiedades antioxidantes, antiinflamatorias y vasodilatadoras. Existen numerosos estudios que avalan las propiedades biológicas de los polifenoles [6,7].

Los polifenoles pueden directamente neutralizar especies reactivas de oxígeno (ROS) y actúan por tanto como potentes antioxidantes, neutralizando los radicales libres dañinos y reduciendo el estrés oxidativo y la disfunción endotelial. Sus propiedades antiinflamatorias también contribuyen a preservar la integridad de las paredes de los vasos sanguíneos, mitigando el daño asociado a la inflamación [7]. Los polifenoles, en particular los flavonoides, tienen un efecto vasodilatador debido principalmente a la producción de óxido nítrico (NO) en el endotelio y al aumento del guanosín monofosfato cíclico (GMPC) [8]. Este efecto ayuda a reducir la presión arterial (PA).

Los polifenoles presentan además efectos beneficiosos sobre la aterosclerosis ya que son capaces de atenuar el inicio y la progresión de esta enfermedad al reducir la oxidación de las LDL. Son capaces además de producir un incremento en la concentración de colesterol HDL en el plasma, y también de inhibir la proliferación del músculo liso vascular. Estos efectos se han observado en el resveratrol, que se encuentra en las uvas y el vino tinto y en las procianidinas del cacao [9,10].

Los polifenoles también presentan un efecto antitrombótico al ser capaces de inhibir la función plaquetaria. Las procianidinas del cacao estimulan la formación de prostaciclina (PGI2), un inhibidor de la agregación plaquetaria e inhiben la formación de los leucotrienos, agentes vasoconstrictores y estimulantes de la inflamación [11].

Por tanto, los polifenoles exhiben una variedad de efectos beneficiosos sobre la salud vascular. Su potencial para mejorar la función endotelial, modular el metabolismo del colesterol y regular la presión arterial los convierte en componentes valiosos de una dieta saludable.

Polifenoles e Hipertensión arterial
La hipertensión es una afección compleja con varios factores contribuyentes, incluida la genética, el estilo de vida y los hábitos alimentarios. Un mecanismo clave es la desregulación del sistema renina-angiotensina-aldosterona (SRAA), que conduce a una mayor vasoconstricción y retención de sodio, lo que resulta en una PA elevada. La disfunción endotelial, el estrés oxidativo y la inflamación también desempeñan papeles cruciales en el desarrollo y progresión de la hipertensión.

Las modificaciones del estilo de vida y las intervenciones farmacológicas han sido los enfoques principales para controlar la HTA. Investigaciones recientes han demostrado que los polifenoles de la dieta pueden desempeñar un papel importante en la prevención y el control de la hipertensión gracias a su actividad antioxidante, antiinflamatoria y vasodilatadora. Las dietas ricas en polifenoles y flavonoides se asocian con una reducción significativa de la PA [12,13].  Una dieta rica en antocianinas mostró una disminución del 8% en el riesgo de tener HTA [14]. También el consumo diario de té y de hibisco, ricos en polifenoles, conduce a reducciones significativas de la PA sistólica y diastólica en personas hipertensas [15,16]. Diversos componentes como el resveratrol que podemos encontrar en la uva y el vino tinto, o el extracto de hoja de olivo han demostrado sus efectos antihipertensivos [17,18].

Polifenoles y dislipemia
La dislipidemia es la concentración anormal de lípidos y lipoproteínas en la sangre. La elevación del LDL y los triglicéridos son factores de riesgo de enfermedad vascular (ictus, infarto de miocardio y enfermedad vascular periférica). El manejo de esta enfermedad está basado en recomendaciones dietéticas y de hábitos de vida en primer lugar asociados o no a tratamiento farmacológico [19].

Los estudios realizados con polifenoles indican que, al disminuir la absorción de colesterol, los polifenoles alteran la homeostasis hepática del colesterol, lo que provoca una disminución de los lípidos plasmáticos y una reducción de las lipoproteínas aterogénicas, ejerciendo así un efecto protector contra la aterosclerosis [20]. Aunque los efectos de los polifenoles en la prevención de la oxidación del LDL-C son bien conocidos, la eficacia en la reducción cuantitativa de los niveles de LDL es contradictoria. Algunas de las razones, es la diferencia de los compuestos, la variabilidad en los ensayos, la forma de administración, etc. Hasta ahora, los polifenoles estudiados del aceite de oliva, la soja y del té verde son los que han demostrado una reducción de los niveles de c-LDL [21].

Plantas halófitas ricas en polifenoles
La salicornia, también conocida como "espárrago de mar", es una planta halófila que crece en ambientes salinos. Las plantas halófitas que toleran la salinidad con la que crecen en las marismas tiene un gran contenido en polifenoles que usan para protegerse de los factores adversos [22]. Además de sus beneficios ecológicos, la salicornia es apreciada en la gastronomía por su sabor salado y su alto contenido en nutrientes, lo que la convierte en un ingrediente popular en la cocina contemporánea.

Estas plantas halófitas se han consumido en Andalucía desde siempre, especialmente en la zona de Huelva y Cádiz. Una de ellas, la salicornia es una planta de ciclo anual que se desarrolla de forma espontánea en zonas de influencias mareales. Países Europeos como España, Portugal, Alemania, Reino Unido y Holanda desde hace décadas llevan a cabo tradicionalmente la recolección de la salicornia en los últimos meses del año dentro de sus zonas costeras, usándolas tanto para su consumo en estado natural, como para ingredientes en la industria farmacéutica [23].

Varios autores han demostrado que entre estas halófitas la Salicornia posee varios componentes que podrían estar detrás de sus beneficios en salud. Entre ellos se han encontrado cinco ácidos fenólicos, incluidos el cafeico, el cumárico, el verátrico, el salicílico y el transcinámico, cuatro flavonoides: quercetina-3-O-rutinósido, kaempferol/luteolina, apigenina 7-glucósido y pelargonidina-3-O-rutinósido [24,25].

Una revisión reciente muestra que extractos de S. europaea poseen varias propiedades terapéuticas [26-28]. La presencia de compuestos inmunomoduladores en extractos de salicornia se demostró mediante ensayos de líneas celulares de macrófagos [29]. Las actividades anti-hiperglucémicas y anti-hiperlipidémicas de esta planta también se demostraron en ratones alimentados con una dieta alta en grasas [30].

También el grupo del IBIS de Sevilla ha demostrado en un modelo de anoxia en mosca, que los extractos de Salicornia reducen significativamente la mortalidad y aumentan la motilidad de los animales que se han alimentado con el extracto junto a su dieta habitual cinco días antes de recibir la anoxia. En este modelo de anoxia en mosca el daño en el animal es global en todo su organismo por lo que para ver que también la protección ocurre a nivel de cerebro se evaluó un modelo de isquemia cerebral murino en animales que habían sido alimentados durante 4 semanas previas a la isquemia cerebral (90 minutos de oclusión de la arteria cerebral media) con el extracto de salicornia oral, observandose una reducción muy significativa del volumen de infarto, una mejora de los test funcionales y la reducción de algunos parámetros sanguíneos relacionados con estrés oxidativo [31].

Otros estudios muestran también que la ingestión de extracto de Salicornia se asoció a una PA media significativamente más baja y no indujo disfunción vascular [32-34]. Esto se explica también por su mayor contenido en potasio y sus menores niveles de sodio. La relación entre la ingesta de potasio en la dieta y la PA se conoce desde hace mucho tiempo. La función del potasio en el organismo está estrechamente relacionada con la del sodio. A medida que aumenta el consumo de sodio, el aumento del consumo de potasio puede ser aún más beneficioso porque, además de otros beneficios, puede mitigar los efectos negativos del consumo elevado de sodio sobre la PA. En este sentido, la salicornia podría ofrecer también protección sobre la mortalidad y eventos vasculares.

Recientemente, se ha demostrado claramente la seguridad de dichos extractos en controles sanos y se ha encontrado en los mismos una reducción significativa de la homocisteína (relacionada con daño vascular) y tendencias a la reducción del colesterol y actualmente en el Hospital Virgen Macarena y Virgen del Rocío de Sevilla se están llevando a cabo varios ensayos en pacientes con ataque isquémico transitorio, ictus lacunar y ateromatosis carotidea (https://proyectosalicornia.com/). También están en marcha varios estudios clínicos para evaluar la protección vascular (en hipertensión y dislipemia incipiente) del extracto de salicornia en distintos hospitales y centros de salud de atención primaria españoles.

La salicornia tiene por todo lo expuesto un papel prometedor en la protección vascular y el desarrollo de complementos alimenticios utilizando extractos de esta planta puede sumar una nueva herramienta en el control del factore de riesgo vascular y prevención de enfermedades vasculares que suponen una verdadera epidemia en los países occidentales.

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