El entorno de la digitalización plantea tanto oportunidades como retos que deben ser afrontados de forma específica por la industria farmacéutica. Lograr una Digitalización Responsable es también una oportunidad para la industria de capitalizar valor y diferencialidad.
La digitalización es mucho más que una tendencia, es un movimiento imparable y cargado de beneficios irrenunciables para nuestra sociedad. Un punto cumbre de nuestra revolución tecnológica que ha marcado irremediablemente el nacer del siglo XXI.
Sin embargo, la mayoría de edad de internet, nacido allá por los años noventa, comienza a mostrar signos irrefutables de cambio y transformación. No es de extrañar que la misma digitalización, una tecnología disruptiva veloz y expansiva que ha calado en todos los aspectos de nuestra vida, haya evolucionado en sus significados y usos. La red se ha desprendido de su forma inicial entrando en una nueva fase que exige atención y también adaptación.
En su etapa inicial internet era una tecnología inscrita en un movimiento de carácter idealista y en cierto modo des-mercantilizado. Nació como una red libre donde compartir conocimientos y opiniones entre personas. Hoy en día, en una fase de madurez, internet es un gran mercado globalizado de bienes y servicios, donde los grandes players parecen haber tomado posiciones y comienza a conformarse un nuevo stablishment digital.
Esta transformación de la red obliga a una toma de conciencia de los riesgos, y contrapartidas que plantea. Estos aspectos a veces quedan en un plano secundario frente al progreso y ventajas que evidentemente ha traído consigo, pero sin embargo los retos existen y son crecientes.
Estamos entrando en una nueva etapa de ajuste de comportamientos y actitudes, donde individuos sociedad y corporaciones deben enfocar la digitalización de una forma segura y responsable. En este nuevo periodo debemos proteger los aspectos más positivos de la digitalización y posicionarnos en su lado más interesante de una forma constructiva e inteligente.
Pongamos sobre la mesa algunos de estos aspectos que debemos afrontar y anticipar para lograr una digitalización positiva:
Seguridad ante la pérdida de privacidad e impacto del ciber-crimen: día tras día la red está mostrando de forma explícita y constante brechas de seguridad, invasión de la privacidad y cierto “mercadeo” de la información privada de los usuarios. Millones cuentas de correo electrónico (772 * 106) de cuentas de Facebook (50 * 106) o de twitter (32 * 106) han sido robadas en el pasado año. Se ha perdido en cierta medida la inocencia hacia la digitalización, el usuario comienza a sentirse a la par cosificado e inseguro.
Control ante el aumento descontrolado de Fake News: en la era de la posverdad parecería que la subjetividad y la rumorología son argumentos válidos. Sólo el año pasado el aumento de las fake news fue del 365%. Noticias falsas que envenenan el corazón de la red y que suponen una verdadera amenaza para la reputación corporativa de empresas y corporaciones. Un verdadero riesgo en términos de imagen y comunicación para cualquier organización.
Adaptación ante la flexibilización de la economía: la llamada economía de plataformas está generando un entorno caracterizado por la globalización, la precarización y la desregulación en aspectos transnacionales propios del mundo digital. Esta nueva “Gig economy”, es decir, trabajo temporal y esporádico, se espera que sea la ocupación principal de más de 150 millones de europeos en los próximos años según la propia UE.
Prevención ante Nuevas adicciones y viejos trastornos: la digitalización ha calado tan hondo en nuestros hábitos que nuestra psique comienza a dar señales de alarma en el ámbito de la salud. La adicción a las pantallas comienza a concretarse en la tipología conductual, y ya comienzan a ser tratadas en centros especialistas. Por otro lado, viejos trastornos como ansiedad, depresión y problemas de autoimagen están aumentando entre los jóvenes por el efecto de las redes sociales según el Instituto Español de Psicología.
Sirvan estos aspectos a modo de ejemplo de cómo la digitalización está afectando también de forma negativa a nuestra realidad, y de cómo debemos reflexionar sobre el proceso y tener una mira en perspectiva y crítica de la revolución digital que estamos presenciado.
Quizá por nuestra falta de previsión, o quizá por una “ceguera colectiva” ante una tecnología tan maravillosa, sorprendente y atractiva, las consecuencias han pasado hasta ahora sin demasiado protagonismo. Sin embargo, digitalizarse de una forma responsable, es un reto que tarde o temprano deberá ser afrontado para garantizar un futuro sostenible y acorde con la nueva realidad del siglo XXI.
Sobra decir que la carrera por la digitalización en el sector farmacológico debe ser tratada con especial mimo y precisión. No debemos olvidar que los laboratorios son entidades, y como tales, la confianza depositada en ellos resulta absolutamente fundamental tanto para pacientes, como especialmente para prescriptores y otros stake holders.
En un entorno digital donde crece la duda y la manipulación, la calidad y garantía de la información que se proporcione será más que nunca decisiva para construir un vínculo y una predisposición positivas.
En un momento tan importante como este, donde el signo de los tiempos nos empuja a una transformación tan profunda conviene armarnos con una herramienta que nos guíe y evite desaciertos o riesgos innecesarios. Debemos empezar a hablar una nueva dimensión: la Responsabilidad Corporativa Digital.
Una herramienta específica que vele por un proceso exitoso de digitalización; que parta de una reflexión previa del sentido y el valor que queremos dar a este proceso, y que sirva como herramienta de exploración y reconocimiento de responsabilidades y riesgos en este nuevo entorno.
Hablar de Responsabilidad Corporativa Digital cobra sentido en este contexto de cambio acelerado y claros desajustes, pero no solo es un instrumento preventivo, sino también una dimensión con potencial para convertirse en un elemento diferenciador y con valor propio.
En definitiva, en la carrera de la digitalización, no sólo la velocidad cuenta, lo fundamental es avanzar hacia el verdadero sentido de la digitalización; hacer de ella el medio para conectar y comunicar valores e instrumentos sólidos y relevantes para los actores implicados.
Es por ello por lo que una digitalización responsable tiene más valor que una digitalización temprana o absoluta.