De las tres cosas que hay en la vida (salud, dinero y amor) la salud es la única que tiene todo un sector industrial destinado a su promoción de forma exclusiva. No hay agencias de publicidad especializadas en amor, ni siquiera en dinero. Y esto es más raro.
En realidad el marketing farmacéutico, o Healthcare como le gusta a mucha gente llamarlo, tiene agencias especiales porque es un mundo muy especial. Es cierto que un antigripal o un antihistamínico OTC puede anunciarlo cualquier agencia. Y de hecho sucede. Pero no es menos cierto que la comunicación con médicos requiere el empleo de una serie de habilidades que no son fáciles de encontrar. De hecho, incluso cuando eres paciente, la comunicación con tu médico es diferente a la comunicación con cualquier otra persona.
¿Es esto relevante? Desde mi punto de vista, sí. Mucho. He trabajado en agencias Healthcare durante los mejores años de mi vida (de los 27 a los 37 años) y sé que la diferencia entre una campaña buena y una mala es que en la buena, olvidas durante un rato que la persona que va a recibir el mensaje es médico, y piensas que es un ser humano. Luego te vuelves acordar de que es médico, pero ese ratito de olvido es fundamental. Mis lanzamientos más importantes, los mejor acogidos, y mis campañas mejor recibidas, nacieron de ese insight. Claro que el mecanismo de acción, la tolerancia, la eficacia, los gráficos... todo eso acaba estando ahí. En las literaturas, en los congresos, en los materiales. ¡Qué os voy a contar!
Y luego está la red de ventas. También son personas, personas que necesitan piezas que les ayuden en la tarea más difícil del la historia desde que el Rey Arturo sacó la espada de la roca: la visita médica. A mí me parecen héroes modernos. Y por eso también pienso en ellos cuando planteo una campaña, una pieza, un gimmick o lo que sea.
He conocido muchos product managers, muchos directores de marketing y algunos directores generales. Todos eran también personas. Y les gusta que les traten como tales. Salud, dinero y amor.