En efecto, resulta evidente que la formación continuada forma parte de la profesión médica como algo consustancial y natural. Hasta tal punto esto es así que la expresión Formación Médica Continuada (FMC) se ha convertido en una especie de "denominación de origen" que en ningún caso genera dudas sobre cual es su significado y a qué nos referimos cuando hablamos de ella.

Entendemos la FMC como el conjunto de actividades que apoyan el desarrollo profesional de los médicos y que determina mejoras evidentes en la atención a los pacientes. Dentro de la formación continuada se incluye cualquier actividad por medio de la cual los médicos mantienen y mejoran su competencia profesional (habilidades y actitudes) después de la finalización de sus estudios.

Existen diferentes métodos e instrumentos para llevar a cabo la FMC. Uno de los instrumentos más utilizados es, sin duda, la formación a distancia, la cual ofrece de entrada valores perfectamente identificables con los criterios de la FMC, como son, por ejemplo, el proporcionar oportunidades de autoevaluación y el de adaptar el aprendizaje a las necesidades individuales de cada uno.

Pero su gran ventaja radica en la eliminación de las distancias y de las barreras logísticas que dependen de ellas, como son: desplazamientos, horarios inflexibles, etc., haciendo, en este sentido, más libres y al mismo tiempo más responsables a los profesionales que la siguen.
Hay otras ventajas a considerar, como por ejemplo: los costes, lo tangible, etc. sobre las que no vamos a tratar en esta ocasión, porque aunque resulte paradójico nos interesa, más que hablar de las ventajas, hablar de los inconvenientes.

En efecto, los defectos de la Formación a Distancia nos permiten abordar de forma razonablemente didáctica y con la necesaria dosis de objetividad la tesis escogida para desarrollar en este artículo; es decir, EL VALOR AÑADIDO que pueden aportar las empresas editoriales y sus publicaciones, entendiendo en este caso como tales las empresas de comunicación científico-médica especializadas en formación a distancia.

Veamos ahora cuales son esos inconvenientes a que nos referíamos hace un momento:

1. Exigencia de autodisciplina que requieren y que es algo contra lo que se ha de luchar constantemente.
2. Baja interacción entre alumnos y profesores.
3. Falta de comunicación directa entre los propios participantes.

Veamos, ahora, lo que pueden aportar las empresas de Formación a Distancia al respecto.

En primer lugar, una de las razones de pérdida de autodisciplina es, sin duda, el desinterés relacionado con la inadecuación del programa de formación, tanto en lo que concierne a contenido, como también a diseño.

Consecuentemente, una de las premisas que caracteriza el diseño de un buen plan de formación a distancia es, precisamente, la superación de este inconveniente.

Para ello es fundamental:

A- Detectar las necesidades reales de aprendizaje del colectivo al que va dirigido el programa. A tal efecto, es preciso disponer de métodos objetivos e instrumentos fiables que permitan llevar a cabo esta detección.
B- Formular objetivos claros en relación con dichas necesidades.
C- Identificar las herramientas necesarias para llevar a cabo el aprendizaje, procurando que estas permitan mejorar el acceso a servicios extraordinarios de información.
D- Evaluar los resultados y validar los mismos en créditos.

En segundo lugar, la falta de interacción entre alumnos y profesores es perfectamente superable mediante un servicio de Tutoría bien diseñado. Ello permitirá a los participantes mantener un contacto permanente con los docentes, de forma que puedan llevar a cabo consultas, realizar observaciones, comentar el resultado de su evaluación, etc. y, en definitiva, mantener vivo el carácter interactivo que todo proceso de formación requiere.

Finalmente, la aparición de las nuevas tecnologías, como la informática e internet, han revolucionado el paisaje de la formación a distancia permitiendo, entre otras cosas, el intercambio de información en diferentes formatos. Así, mediante el correo electrónico, por ejemplo, es posible enviar y recibir archivos de texto, imágenes y sonido de forma rápida y barata. En este sentido, los debates en listas de correo y los foros de discusión son recursos utilizados en formación a distancia para los alumnos que siguen un curso y que facilitan la participación y comunicación entre ellos.

Como acabamos de ver, la formación a distancia ofrece ventajas e inconvenientes, pero lo mismo sucede con la formación presencial o tradicional. Seguramente, como apuntan algunos autores especialistas en este tema, la actitud mas razonable sería la de tratar de aprovechar los aspectos positivos de cada una; es decir, utilizar las ventajas de una y otra en aquellos temas para los que ofrecen una mejor resolución, obviando en lo posible los inconvenientes.

El futuro inmediato apunta en este sentido y a ello contribuyen de forma decisiva las nuevas tecnologías, como ya hemos señalado anteriormente. Ahora bien, esta actitud integradora de aquellos aspectos que mejor encajan en el desarrollo de un plan de formación, se ha de llevar a cabo desde un planteamiento basado en una estrategia bien definida y acorde con los objetivos previstos, procurando rentabilizar al máximo la complementariedad de dichos aspectos. En definitiva, facilitando una adecuada aplicación del plan.

Es en este contexto, donde las empresas de Formación a Distancia pueden aportar valor añadido, optimizando la acción y los medios para conseguir los mejores resultados.