Este empuje o fuerza accesoria, se denomina tradicionalmente motivación. La verdad es que viene de antiguo. Es fácil recordar aquellas ilustraciones de principios del siglo XX o incluso del XIX, en las que se podía observar un carro tirado por un animal y una zanahoria, como premio, que colgaba delante de él.

Evidentemente, la simple zanahoria, ha evolucionado con los años, y poco debía pensar su creador que 100 o 150 años después, esa zanahoria, o mejor dicho, ese concepto de zanahoria, se convertiría en algo elaborado, sujeto a cálculos complejísimos, de muchos millones de Euros y que la zanahoria en sí, de ser una umbelífera pasaría a ser un electrodoméstico, un viaje o algo que ni siquiera podría intuir, como un ordenador portátil o un teléfono móvil.

Pero permítame dar un salto en el tiempo y, de ser ésta una historia pormenorizada del “concepto incentivo”, pase a estudiar la evolución del “concepto” en los últimos años e incluso aventurarme a adivinar qué puede suceder en los 3 ó 4 años venideros.

La facilidad del transporte y de las comunicaciones, el acceso a otras culturas, y una cierta y periódica bonanza económica, ha convertido el viaje, en el rey de los incentivos, y concretamente el gran viaje; Cuba, Tailandia, EEUU, Jordania...probablemente estén en la mente de todos como el motor que facilitó el éxito en una determinada campaña y permitió que el staff viajara a destinos, en muchas ocasiones, con experiencias no sólo paisajísticas o culturales.

Sin duda, así hubiera continuado la forma de hacer viajes de incentivo, tan sólo limitada por el hecho de buscar nuevos destinos en un mundo cada vez más trillado y pequeño... También, es cierto, que la rotación del staff comercial facilitaba las nuevas elecciones de destino.

Aprendizaje de técnicas de conducción para un incentivo en el Monasterio de les Avellanes.

Pero, nada en la vida es fijo, y han llegado unos cambios de costumbres ciertamente curiosos:

- La frontera entre trabajo y vida privada empieza a diluirse, los horarios son de goma elástica, y empezamos a no saber diferenciar claramente cuándo trabajamos y cuándo no. De hecho en nuestra casa, se vive nuestro trabajo. ¿No sería de justicia entonces que los incentivos estuvieran compartidos con la familia?

- La mujer que tradicionalmente tenía una labor que, equivocadamente se consideraba más pasiva o de retaguardia en las empresas, irrumpe firmemente en las área comerciales, cuando menos con las mismas habilidades y éxitos que sus compañeros masculinos.

Cambia, por tanto, el concepto “viaje de incentivo” de los años 80, y empiezan a aparecer lo que podemos definir como “viajes de incentivo incómodos”.

Año 2001, septiembre.

En una sola mañana, el planeta se convierte en un espacio, relativamente incómodo o peligroso para viajes. Los vuelos de muchas horas dan una cierta grima. Destinos exóticos se postergan para temporadas próximas. También es cierto que la crisis económica toma cuerpo y destinos más próximos y por tanto, normalmente, más económicos son objeto de valoración positiva por los financieros de las empresas.
Todos estos condicionantes, no significan la desaparición de los grandes viajes de incentivo, pero creo que en el inmediato futuro el viaje de incentivo pasa a orientarse de manera muy distinta, aunque en un futuro a largo plazo, probablemente se puedan recuperar las viejas costumbres.

Me propongo presentar los dos tipos de viajes de incentivo, que están teniendo éxito en este momento y con toda seguridad, van a estar presentes en nuestro concepto de “motivación” de los próximos años:

1) Viajes de incentivo familiar.
Juguemos a comparaciones:

a) Incentivo A: Después de mucho esfuerzo se consigue una cuota de venta que permite, por fin, el viaje esperado. La verdad es que este éxito se ha conseguido gracias a muchas horas de trabajo, malhumores o ausencias que han afectado a la familia.

El premio consiste en que durante unos días (1 semana no sería extraño) el premiado (normalmente masculino) accede a un viaje de lujo a un destino exótico con “múltiples” atracciones; mientras la familia que probablemente haya pagado un precio de calidad de vida por este incentivo, se queda en casa con una sensación digamos....”especial”.

b) Incentivo B: Toda la familia está involucrada en el éxito, Se preocupa, pregunta y ayuda en la consecución del objetivo. El premio se va a convertir en un premio para todos.

Por primera vez, ese viaje/premio no será en meses de primavera u otoño, totalmente incompatible con los trabajos del cónyuge o con la actividad escolar. No hace falta “viajar 7 días” con la excusa de que el Director General presente durante dos horas el resultado de las ventas, o la nueva estrategia, a veces, por “videoconferencia”.

El premio resultará ser un viaje familiar a un país o una isla de moda en plena coincidencia con el calendario de los otros miembros de la familia con un coche de alquiler, hoteles, restaurantes y atracciones a cargo de la empresa. Y todo ello como premio a un esfuerzo compartido.

2) Viajes de incentivo experiencial.
Si jugamos a las comparaciones, de nuevo repetiría el caso del incentivo 1.a), por lo que paso sin más a definir los nuevos viajes de incentivo experienciales, que suelen tener una serie de características:

- Suelen ser muy cortos, de fin de semana y puentes.

- Tienen una gran carga de actividades.

- Esas actividades son un mix, entre culturales, activas, outdoor, aventuras light,...

- Dado lo apretado del viaje, suelen ser destinos relacionados con turismo rural o interior, cultural, turístico, etc....

El premiado recibe, en un poco tiempo, un verdadero programa de inmersión, dónde puede aprender y disfrutar de técnicas y habilidades imprevistas. Desde catas de vinos, puros o whisky, hasta iniciación a la astronomía, hípica, gincamas culturales y fotográficas…, todas ellas actividades que cumplen fielmente el espíritu de premio incentivo, permiten acceder a conocimientos siempre interesantes a la vez que consolidan el equipo y la cohesión entre los participantes.

Todo esto hace que los diversos programadores de viajes de incentivo, marketing, product managers, agencias de viajes, etc. estén buscando urgentemente esas alternativas, que curiosamente conjugan unos precios interesantes.

Por nuestra parte, hemos apostado fuertemente por esta orientación, y creemos que la oferta de estos destinos debe ser apoyada por una gestión desde hotel / territorio con experiencia en este tipo de actividades.

Las fotografías recogen ejemplos de espacios, especialmente cualificados para viajes de incentivo experienciales, en entornos muy especiales.