El cáncer de ovario es el gran desconocido entre los cánceres que afectan a la mujer. Sus síntomas inespecíficos suponen que su diagnóstico se produzca en estadios avanzados en el 80% de los casos. La supervivencia no alcanza el 50%. La complejidad de la cirugía requiere que esta se realice en centros expertos que cuenten con equipos multidisciplinares y dirigidos por un especialista en cáncer ginecológico.
El día 8 de mayo se celebra el Día Mundial del Cáncer de Ovario en su 12ª edición. Esta jornada, pretende dar visibilidad a este tipo de cáncer del que se diagnostican, aproximadamente, 3.500 casos al año en España, el 20% de estos casos se deben a mutaciones genéticas hereditarias.
La falta de método de cribado o detección temprana y los síntomas inespecíficos que presenta este tipo de cáncer, hacen que el 80% de los casos se diagnostiquen en estadios III y IV, lo que representa un peor pronóstico y un difícil abordaje. Las mujeres deberíamos saber que cuando tenemos síntomas, mantenidos en el tiempo, como: hinchazón abdominal, dolor pélvico, estreñimiento o falta de apetito; estos pueden ser debidos a la existencia de un cáncer de ovario. Estos síntomas suelen ser atribuidos a una alteración del aparato digestivo no grave y no se deriva a las pacientes a una consulta ginecológica. La ausencia de sospecha por parte de las mujeres y de los médicos de familia supone, en muchos casos, un verdadero peregrinaje de la paciente a diferentes consultas médicas sin que se llegue a un diagnóstico certero.
En este sentido, es necesario que haya campañas de visibilidad que hablen de los síntomas que presenta este tipo de cáncer. Que las mujeres sepamos que la citología que nos realizan en las revisiones ginecológicas habituales no es un método de diagnóstico del cáncer de ovario; sí lo es la ecografía intravaginal.
El protocolo de tratamiento del cáncer de ovario conlleva una cirugía seguida, o precedida, por sesiones de quimioterapia.
La cirugía es crucial en este tipo de cáncer. Es una cirugía de altísima complejidad, equiparada a las cirugías de trasplante de órganos. La ausencia de designación de centros expertos, en nuestro país, hace que sean muchos los casos que no se operan en centros adecuados. La cirugía del cáncer de ovario debe ser realizada por un cirujano experto en cáncer ginecológico (ginecólogo-oncólogo) dentro de un equipo multidisciplinar, que cuente con todas las especialidades necesarias para garantizar un abordaje óptimo, y en un centro hospitalario que cuente con los equipos necesarios para llevar a cabo la propia cirugía y la recuperación posoperatoria.
Afortunadamente, desde hace unos diez años, la investigación ha avanzado en el tratamiento del cáncer de ovario. En la actualidad, existen tratamientos de mantenimiento que están dando buenos resultados, retrasando o evitando la posible recidiva del cáncer.
Es indispensable que las pacientes cuenten con las herramientas y profesionales adecuados para el seguimiento de su enfermedad. El hecho de recibir el diagnóstico, comunicarlo a la familia, sobre todo en el caso de hijos de corta edad, hace que la atención psicológica especializada sea necesaria desde el mismo momento del diagnóstico y a lo largo de la enfermedad. La aceptación del diagnóstico supone un shock enorme, además de estar directamente ligada a la imposibilidad de tener descendencia, aunque la mujer afectada esté en edad fértil y no haya cumplido sus deseos de ser madre. También, la conveniencia del ejercicio físico y nutrición adecuados para la recuperación, y a lo largo del tratamiento, deben ser supervisados por profesionales expertos.
Todas las pacientes de cáncer de ovario deben ser derivadas a los centros que cumplen con las condiciones de ser centros de excelencia en el tratamiento de este cáncer.
En definitiva, el cáncer de ovario es un gran reto social. No podemos seguir permitiendo que el pronóstico del cáncer de ovario dependa de la suerte.