Las reuniones existen desde tiempo inmemorial, socialmente es un acto necesario que sirve para la discusión de distintas ideas y su intercambio. Necesitamos conocer la opinión del resto, su experiencia y el know how que nos puede ayudar a conseguir nuestros objetivos, tanto personales como profesionales.

Cuando pensamos en llevar a cabo un evento, podemos hablar de varios factores que influyen y que debemos de tener en cuenta.
Se deben tener muy claros los objetivos del evento para así poder transmitirlos a los organizadores. Una misión clara nos ayudará a la consecución del objetivo. Debemos tener un planning establecido con tiempos de ejecución que sean realistas. Rodearnos de grandes profesionales que nos harán ahorrar tiempo a la hora de elaborar el proyecto y nos garantizarán la profesionalidad del mismo. Por último, podríamos destacar que en todo evento surgen cambios a los cuales debemos de estar preparados con un plan B como alternativa.

Dentro del sector de la salud podemos perfectamente amoldar estos requisitos a este tipo de reuniones las cuales llevan también el mismo componente, que nos lleva a la conclusión de que nos dedicamos a las personas, lo mismo que el sector de la salud.

En ambos casos tenemos sensaciones, compartimos miradas de aceptación, cuando un médico nos da su opinión sobre nuestro caso o cuando un cliente da su aprobación al presupuesto; miradas de frustración cuando nos dan una noticia y no podemos luchar o en el evento no conseguimos las expectativas creadas; miradas de admiración, ante unos profesionales que nos ayudan en nuestros momentos más débiles o cuando nos cruzamos con un profesional de eventos en el cual nos reflejamos.

Somos personas que cuidamos de personas y que entregamos nuestra confianza para que nuestros clientes depositen la suya en nosotros; es necesario que sigan existiendo las reuniones para que el sector de la salud mantenga su sensibilidad y emocionalidad en cada una de ellas al igual que hacen y hacemos en el día a día.