Las denominadas “habilidades blandas” o habilidades transversales han llegado hace muy poco al currículo de las carreras sanitarias y lo han hecho a un nivel casi anecdótico. Estas competencias comunicativas cobran un valor esencial en el nuevo modelo de relación entre los profesionales de la salud y el paciente. Y las empresas expertas en la formación de estos especialistas deben saber guiarlos para adquirir estos conocimientos.
“Reunirse es el principio.
Mantenerse juntos, es el progreso.
Trabajar juntos es el éxito”
Henry Ford
Introducción: cómo hemos cambiado…
Durante mucho tiempo, al médico se le reconocía su sabiduría socialmente y sus decisiones se consideraban indiscutibles, era omnipotente y prácticamente infalible. En los últimos 20-25 años la relación médico-paciente ha cambiado. Hemos pasado de modelos de comunicación puramente informativos, cuando no imperativos o, en el mejor de los casos, paternalistas educativos, pero casi siempre unidireccionales, a hablar de medicina centrada en el paciente, de empoderamiento del paciente, de humanización. El paciente es ahora un actor más y participa al mismo nivel no solo en la relación con el médico sino en la relación con todos los profesionales sanitarios que le acompañan, en función del momento o la situación, en el cuidado de su salud. El paciente ya no está en el centro, debe estar al lado del profesional.
En este nuevo escenario las habilidades comunicativas y sociales juegan un papel clave. Pero muchos sanitarios no tienen claro estos conceptos o desconocen cómo aplicar este nuevo modelo de relación con el paciente, lo que les genera una cierta inseguridad o incomodidad.
Ante este panorama podemos extrapolar dos ideas:
1) Que los profesionales de la salud han ido aprendiendo casi de forma autodidacta cómo dirigirse a los pacientes.
2) Que las empresas expertas en formación y consultoría se han marcado el reto de no dejar al sanitario solo en este aprendizaje, ofreciéndole la motivación necesaria para profundizar en unas competencias más propias de la comunicación que de la ciencia.
Habilidades blandas, habilidades infravaloradas
Tradicionalmente, el profesional sanitario se ha formado fundamentalmente en conocimientos y habilidades clínicas. Sin embargo, las denominadas “habilidades blandas”, o también llamadas habilidades transversales, han llegado hace muy poco al currículo de las carreras sanitarias y lo han hecho a un nivel casi anecdótico. Estas habilidades, la mayoría basadas en la comunicación (con el paciente, comunicación científica, investigación...), suelen ser una asignatura pendiente para la mayoría de los especialistas de la salud.
La educación sanitaria enfatiza las “ciencias duras”: anatomía, fisiología, bioquímica, patología, microbiología, farmacología, etc., y es necesario dedicar una gran cantidad de tiempo a dominar el conocimiento teórico, cada vez más complejo y necesario para brindar una buena atención. Sin embargo, en la práctica, los recién graduados descubren que gran parte de su día lo dedican a tratar con pacientes, intentando comprenderlos, escuchando sus historias, con sus diferentes personalidades y peculiaridades. Para este aspecto “más blando” de las ciencias de la salud lo aprendido en la carrera a veces resulta insuficiente.
Todo ello implica unas nuevas necesidades formativas orientadas a mejorar o aprender estas habilidades, que no por “blandas” son menos importantes, que hay que implementar y saber ofrecer a todos los profesionales que se dedican al cuidado de la salud de las personas. El sanitario no solo vive de ciencia, sino también de las relaciones humanas.
Mejorar los resultados en salud
Bajo este nuevo modelo de comunicación, la medicina, como actividad económica que es también, está más enfocada a resultados, a conseguir la mejor salud de la población de forma sostenible y, en este sentido, la participación del paciente es fundamental. Según la evidencia disponible, un paciente que colabora con el médico en el tratamiento de su enfermedad mejora la adherencia y tiene una actitud más positiva.
Con el auge de las enfermedades crónicas, la relación médico-paciente se ha intensificado y es vital que trabajen conjuntamente para conseguir el mejor resultado en salud. Esta nueva relación aumenta el conocimiento, genera mayor confianza en las decisiones tomadas, facilita la implicación y los pacientes son más activos.
¿La comunicación puede ser terapéutica?
Motivar y alentar la implicación del paciente para mejorar su disposición a participar; esta es la máxima de la nueva relación con el paciente. En la comunicación terapéutica la responsabilidad recae en el profesional, que debe emplear todos los esfuerzos en lograr que no sea una mera transferencia de la información sino un enfoque verdaderamente compartido en el que el paciente cuente con la posibilidad de identificar, sentir, saber y decidir la manera de vivir su situación de salud.
Una nueva formación para una nueva forma de ejercer
Los nuevos conocimientos basados en aspectos relacionales y habilidades sociales obligan a los profesionales sanitarios a salir de su zona de confort, pero constituyen casi una obligación para mejorar la salud de las personas tanto a nivel individual como a nivel de sanidad pública.
Aplicando la teoría a la práctica:
• ¿Qué se pide a los profesionales de la salud?
Que tengan las habilidades necesarias para explicar decisiones difíciles, transmitir confianza al paciente y que este no lo interprete como una descarga de responsabilidad, sino como un viaje conjunto.
• Ante este reto la pregunta siguiente es: ¿cómo dominar este campo?
Con el aprendizaje de técnicas de comunicación que hagan más eficaz y beneficiosa la relación con el paciente.
• ¿Con qué medios?
Existen herramientas y métodos disponibles que pueden ayudar en estas habilidades, como las herramientas de decisiones compartidas. No solo hay que conocerlas, sino también hay que saber aplicarlas.
• ¿Cómo acceder a esta formación?
La oferta es múltiple pero dispersa y, a menudo, el acceso a la misma tiene costes tanto económicos como en horas de trabajo difíciles de asumir. La industria farmacéutica, con sus programas de subvención de actividades formativas y con sus propias iniciativas de formación junto a proveedores de calidad que puedan acreditar el contenido, han conseguido que muchos profesionales de la salud realicen actividades formativas que de otra manera hubiera sido imposible.
En Ediciones Mayo la colaboración con la industria nos ha ayudado a implementar, además de actividades al uso, nuevos proyectos, formatos y técnicas formativas que buscan motivar a los participantes y, sobre todo, facilitar el aprendizaje. Cada médico y cada momento requieren ofertas formativas distintas. Sabemos que algunos preferirán leer a su ritmo y se actualizarán por publicaciones y revistas científicas, otros necesitarán el contacto personal y buscarán cursos presenciales, otros preferirán la formación online y autoadministrarse el tiempo, y muchos otros reclamarán soluciones personalizadas que combinen la modalidad online y presencial.
Se abre una oportunidad para conseguir una práctica de la medicina más eficiente, que facilite el acceso al paciente y, a la vez, más humana, en la que la relación con el paciente sea realmente de colaboración y acompañamiento. Desde nuestra empresa y nuestros conocimientos queremos ser parte de este cambio.