Ante una lesión muscular, la termoterapia tiene efecto antiinflamatorio y adicionalmente, es un reparador tisular.1 El calentamiento local de los tejidos implica una relajación muscular, disminución del dolor y aumento de la capacidad regenerativa de los tejidos.1 Esta terapia física está contraindicada en presencia de inflamación, hematoma y/o edema.2
Mecanismo de acción
La termoterapia o terapia de calor consiste en la aplicación terapéutica de calor en el cuerpo, lo que resulta en un aumento de la temperatura de los tejidos que alivia el dolor y acelera la recuperación.2
En este tipo de terapia, el calor se utiliza de dos modos diferentes:
- Calor superficial: en cuyo caso el calor administrado procede de una fuente externa (p. ej., parches o almohadillas térmicas, bolsas de agua caliente, mantas eléctricas, bandas térmicas, piedras calientes, chorros de arena, baños calientes, saunas, terapia con parafina, lámparas de calor infrarrojo o ultravioleta). 2,3
- Calor profundo: en cuyo caso el calor se aplica mediante técnicas que implican la transformación de otra forma de energía en calor (p. ej., diatermia, ultrasonidos, ondas de choque y radiación infrarroja)2,3.
La termoterapia aumenta el flujo sanguíneo y metabolismo tisular local, provocando alivio del dolor y aumento de la elasticidad del tejido conectivo.1
El calor inicia una señal que va desde las neuronas sensoriales de la piel hasta el cerebro. Una vez allí activa los receptores del cerebro modulando las vías descendentes antinociceptivas2.
El aumento de la temperatura en los tejidos estimula la vasodilatación y el metabolismo tisular local, lo que favorece el proceso de reparación y curación.2 El aumento del flujo sanguíneo a la zona afectada suministra más nutrientes y oxígeno a las células dañadas y elimina los productos de desecho muscular, como el ácido láctico, que se acumulan en los músculos sobreutilizados y contribuyen al desarrollo de dolor.2
El calor provoca cambios en las propiedades viscoelásticas del tejido colagenoso, aumentando el rango de movimiento1 y disminuyendo la actividad motora alfa de la médula espinal, causando la relajación muscular y la disminución del tono muscular.4
Aplicaciones de la termoterapia
Las indicaciones más comunes son el tratamiento del dolor y molestias musculares, así como el tratamiento del dolor articular, la rigidez y la osteoartritis (OA) 2,5. La termoterapia se recomienda fundamentalmente para reducir el dolor y mejorar la capacidad funcional de los pacientes con dolor lumbar agudo o dolor muscular de aparición tardía (DMAT), comúnmente conocido como agujetas.2
La termoterapia es un método de tratamiento seguro, eficaz, económico, fácil de aplicar y muy bien valorado según los datos recogidos en numerosos informes, opiniones de expertos y preferencias notificadas por los pacientes.6
Cabe destacar que, en la práctica clínica a la hora de tratar el dolor musculoesquelético, en ocasiones, el tratamiento de calor se confunde con la aplicación de frío, la crioterapia. De hecho, ambos métodos de tratamiento se consideran parte del tratamiento estándar de referencia para reducir el dolor y acelerar la curación con el fin de facilitar la recuperación de la capacidad funcional y el nivel de actividad normal del paciente.2
La crioterapia consiste en la aplicación de una sustancia o un medio físico que disipa el calor del cuerpo y provoca una disminución de la temperatura en la zona de aplicación y los tejidos adyacentes.2,5 La disminución de la temperatura de la piel y los músculos reduce el flujo sanguíneo en estos tejidos a través de la vasoconstricción.7 La disminución del flujo sanguíneo reduce el edema y la llegada de mediadores de la inflamación, de modo que se alivia la inflamación en la zona de tejido afectado.5 La crioterapia ejerce un efecto anestésico local al disminuir el umbral de activación de los nociceptores tisulares y la conducción de las señales nerviosas que transmiten el dolor.2
La elección entre termoterapia y crioterapia depende del tipo de aplicación y la dolencia médica a tratar. En este contexto deben tenerse en cuenta tres fases del proceso de curación: fase inflamatoria, fase de proliferación y fase de remodelación.8,9
El hielo y el calor ejercen efectos opuestos en el metabolismo de los tejidos, el flujo sanguíneo, la inflamación, el edema y la extensibilidad del tejido conectivo.1
Después de las primeras 48h de una lesión aguda, con la reducción de la inflamación, se recomienda el uso de la terapia de calor hasta la mejoría de los síntomas.2 Es decir, ya a partir del tercer día, en la fase subaguda, se recomienda la activación muscular, con una movilización precoz y progresiva, además de diversas opciones de terapia física, entre las que se incluye la termoterapia.
¿Qué son los parches térmicos y cómo funcionan?
Una de las opciones de tratamiento con termoterapia son los parches térmicos, que no contienen medicamentos y proporcionan un alivio prolongado del dolor muscular y/o articular.1,2
Están formados por células térmicas patentadas que contienen una combinación de minerales —hierro, carbón, sal— y agua. Al entrar en contacto con el aire, se activan rápidamente liberando un calor terapéutico constante de 40°C que se distribuye de manera homogénea y continua en toda la superficie que cubre el parche durante 8 horas (el tiempo que este está en contacto con la piel). Este alivio del dolor se prolonga hasta 8 horas más en algunas zonas del cuerpo, una vez se ha retirado el parche.10
Sin uso de medicamentos, esta terapia crea un círculo virtuoso que combina diversos efectos beneficiosos del calor.
Referencias
1. Nadler SF, Weingand K, Kruse RJ. The physiologic basis and clinical Applications of cryotherapy and thermotherapy for the pain practitioner. Pain Physician 2004;7:395-399.
2. Malanga GA, Yan N, Stark J. Mechanisms and efficacy of heat and cold therapies for musculoskeletal injury Mechanisms and efficacy of heat and cold therapies for musculoskeletal injury. Postgrad Med [Internet]. 2015;1–9.
3. Cameron MH. Physical Agents in Rehabilitation. From Research to Practice. 4th Edition. Saunders, 2012.
4. McCarberg B, O’Connor A. A New Look at Heat Treatment for Pain Disorders, APS Bulletin. 2004.
5. Brosseau L, Yonge KA, Welch V, Marchand S, Judd M, Wells GA, Tugwell P. Thermotherapy for treatment of osteoarthritis. Cochrane Database of Systematic Reviews 2003, Issue 4.
6. Michael V. Hurley, Lindsay M. Bearne. Non-exercise physical therapies for musculoskeletal conditions. Best Practice & Research Clinical Rheumatology. 2008. Volume 22, Issue 3. 419-433.
7. Hurley MV, Bearne LM. Non-exercise physicaltherapies for musculoskeletal conditions. Best Pract Res Clin Rheumatol 2008;22(3):419-433
8. Sluka KA, Christy MR, Peterson WL, et al. Reduction of pain-related behaviors with either cold or heat treatment in an animal model of acute arthritis. Arch Phys Med Rehabil 1999;80(3):313-317
9. Fahey TD. Athletic training: principles and practice, Mayfield 1986
10. Nadler SF, Steiner DJ, Erasala GN, Hengehold DA, Abeln SB, Weingand KW. Continuous low-level heatwrap therapy for treating acute nonspecific low back pain. Arch Phys Med Rehabil. 2003;84(3 SUPPL. 1):329–34