El papel de la betacaseína A2 en las leches infantiles

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Dra. Alicia Santamaría Orleans. Departamento de Comunicación Científica. Laboratorios Ordesa.

El papel de la betacaseína A2 en las leches infantiles

15/7/2024
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Presentar una buena tolerancia es una de las propiedades esenciales de una leche infantil. Utilizar para la alimentación de sus bebés un preparado que presente una buena digestibilidad aporta a los padres confianza y seguridad y, por tanto, es una característica muy valorada, incluso tanto o más que otros puntos de su composición. La incorporación de betacaseína A2 es clave para conseguir mayor tolerabilidad.

En las leches infantiles, la investigación y la innovación constantes son esenciales. La finalidad de todos los avances de su formulación es acercar cada vez más su composición a la de la leche materna, para reproducir sus efectos beneficiosos sobre el desarrollo y maduración del lactante.

Por esta razón, durante los últimos años ha tenido lugar la incorporación de numerosos compuestos presentes en la leche de la mujer, la mayor parte de ellos relacionados con la maduración del sistema inmunológico y el sistema digestivo, como han sido las proteínas séricas bioactivas como la alfa-lactoalbúmina y la osteopontina, la membrana del glóbulo graso lácteo (MFGM) o los prebióticos como es el caso de los HMO o los probióticos.

Pero además, otra vía de mejora de la composición de esta categoría de productos se está instaurando con mucha fuerza a nivel internacional, basada en la mejora de su tolerancia y digestibilidad, y el principal compuesto relacionado con esta tendencia es la utilización para la elaboración de las leches infantiles de la llamada betacaseína A2, proteína A2 o leche A2, la cual se caracteriza por presentar un elevado contenido de betacaseína tipo A2 en su composición.

La importancia de la utilización de la betacaseína o proteína A2 radica en que mejora la digestibilidad de las leches infantiles ayudando a acercar todavía más su composición a la de la leche materna.

¿Qué es en concreto la betacaseína A2?
Para definir la importancia y características de la proteína A2, es esencial conocer la composición proteica de la leche de vaca, de la leche materna, y sus similitudes y diferencias.

En términos generales, podemos decir que gran parte de las fracciones proteicas presentes en la leche materna y en la leche de vaca son las mismas, pero la diferencia radica en la concentración y porcentaje en los que se encuentran.

Las principales fracciones proteicas presentes en la leche, tanto humana como de vaca, pueden clasificarse en dos categorías: proteínas del suero y caseínas.

En la leche humana, las proteínas del suero representan alrededor del 60 % del total (aunque este porcentaje varía a lo largo de la lactancia, representando en el calostro alrededor del 90% y reduciéndose esta cantidad hasta el 60-50%), mientras que en la leche de vaca solo constituyen aproximadamente el 20%. Por otro lado, las caseínas representan alrededor del 80 % de las proteínas en la leche de vaca, pero sólo alrededor del 40 % en la leche materna.

A su vez, estas fracciones se subdividen en diferentes componentes como son las proteínas del suero la alfa-lactoalbúmina, la beta-lactoglobulina y la lactoferrina, entre otras, y en el caso de las caseínas también encontramos diferentes variantes como son la alfa, beta y kappa. Una de las caseínas más relevantes es la betacaseína, que en el caso de la leche de vaca constituye entre el 25% y el 35% del total de caseínas, y en el caso de la leche materna el 70%.

Pero no acaba ahí la cosa, sino que en la leche de vaca se pueden encontrar hasta 17 tipos diferentes de betacaseínas, de las cuáles las más frecuentes son la betacaseína A1 (la que a continuación comentaremos por qué nos interesa reducir)  y la betacaseína A2 (que es aquella de la que nos interesa potenciar la presencia en los alimentos lácteos).

¿Cuáles son las diferencias entre la betacaseína A1 y la betacaseína A2?
La diferencia radica en su estructura proteica, y en la influencia que esta estructura tiene en su digestibilidad. La distinción fundamental entre la beta-caseína A1 y la A2 radica en una pequeña pero significativa diferencia en su composición de aminoácidos. La beta-caseína A1 contiene histidina en la posición 67 de su cadena de aminoácidos, mientras que la beta-caseína A2 presenta prolina en esa misma posición. Esta diferencia aparentemente menor tiene importantes implicaciones en la forma en que estas proteínas se digieren y procesan en el cuerpo humano.

Cuando la beta-caseína A1 es digerida, los enzimas digestivos cortan su cadena proteica en la histidina, dando lugar a la formación de un péptido de 7 aminoácidos de longitud denominado betacaseomorfina-7(β-CM-7) durante la digestión. Por otro lado, en el caso de la beta-caseína A2, la presencia de prolina en la posición 67 comporta que la hidrólisis de la cadena proteica se dé en otro punto, dando lugar a un péptido de mayor longitud, de nueve aminoácidos, denominado betacaseomorfina.9 (β-CM-9). La diferente longitud de estos péptidos, hace que su interacción con los receptores que se encuentran a lo largo del sistema digestivo sea diferente, y por tanto que también lo sean sus efectos fisiológicos a nivel digestivo y sistémico.

¿Cómo influye betacaseomorfina-7 nivel fisiológico?
Este péptido tiene la capacidad de influir a varios niveles en nuestro organismo, esencialmente en el sistema digestivo, pero algunos estudios mencionan también el endocrino, el nervioso y el inmunológico.

El mecanismo clave de acción del β-CM-7 es su capacidad para activar los receptores opioides μ en el cuerpo. Esta activación puede desencadenar una serie de efectos, que van desde la analgesia y la sedación hasta la reducción de la presión arterial y la motilidad intestinal. Sin embargo, también puede provocar efectos adversos como náuseas y disminución de la respiración. De hecho, la administración del fármaco naloxona, que bloquea los receptores opioides, revierte este enlentecimiento del tránsito intestinal observado tras el consumo de leche. Por el contrario, la ausencia de este péptido en la digestión de la betacaseína A2 comporta que su ingesta no tenga este tipo de efectos sobre el organismo.

La investigación sobre la influencia a nivel fisiológico de las diferentes variantes de betacaseína se vio impulsada especialmente por un estudio realizado por la Autoridad de Seguridad Alimentaria de Nueva Zelanda a finales de la década de 1990, el cual marcó un hito en el conocimiento sobre los diferentes efectos de la beta-caseína A1 y la beta-caseína A2 en la salud humana. Esta investigación planteó la hipótesis de que un consumo elevado de beta-caseína A1 podría aumentar algunas patologías crónicas, como es el caso del riesgo de desarrollar diabetes mellitus tipo 1 (DM-1). Desde entonces, se han llevado a cabo numerosos estudios analizando los efectos fisiológicos de la beta-caseína A1, explorando posibles correlaciones con una mayor prevalencia de una amplia variedad de afecciones.

La más estudiada es la intolerancia a la lactosa. Concretamente, se ha observado que, en una parte de las personas consideradas intolerantes a la lactosa, el consumo de leche con la variante betacaseína A2 atenúa los síntomas gastrointestinales agudos, a diferencia de la leche que contiene la variante A1.

Estos resultados parecen indicar que las molestias digestivas relacionadas con el consumo de lácteos, que cada vez parecen ser más frecuentes en nuestra población podrían deberse en algunos casos a la presencia de beta-caseína A1 en lugar de por la lactosa. Además, diversos estudios han demostrado que la leche con beta-caseína A1 se asocia con alteraciones en el vaciado gástrico, un tránsito intestinal más lento, heces de mayor consistencia y dolor abdominal.

Además de su influencia en el sistema digestivo, la betacaseína A1 también se ha relacionado con otros trastornos de gran severidad como es el caso de la cardiopatía isquémica, el síndrome de muerte súbita del lactante, la esquizofrenia o el trastorno del espectro autista. Además, se ha especulado sobre una posible relación entre la beta-caseína A1 y la dermatitis atópica.

¿Cómo podemos conseguir tomar leche con betacaseína A2 en lugar de betacaseína A1?
Pues lo cierto es que no resulta tan sencillo, ya que la betacaseína A2 no es un compuesto que se pueda adicionar de forma aislada, sino que para conseguirlo hay que partir de leche A2, la cual únicamente la producen un grupo concreto de razas de vaca, y la mayor parte de la leche que encontramos en el mercado europeo contiene una mezcla de betacaseína A1 y de betacaseína A2.

Parece ser que originalmente, la leche bovina contenía el tipo de betacaseína que actualmente conocemos como betacaseína A2. Sin embargo, la variante A1 apareció hace entre 5.000 y 10.000 años a partir de la variante A2, debido a la domesticación de la vaca y la selección genética. Por esta razón, en la actualidad la mayor parte de la leche que se produce en nuestro entorno es, como se ha comentado con anterioridad, una mezcla de ambas en diferentes proporciones.

La proporción y prevalencia de un tipo u otro de betacaseína depende de la raza de ganado (especies africanas y asiáticas producen generalmente leche que contiene concentraciones superiores de la variante A2, mientras que el ganado europeo produce principalmente beta-caseína A1).

Así pues, la única manera de conseguir productos lácteos (leche y derivados) con un alto contenido en betacaseína A2, es que estén elaborados a partir de leche de vacas que genéticamente codifiquen la producción de este tipo de proteína.

La buena noticia es que el concepto betacaseína A2, proteína A2 o leche A2 es cada vez más conocido y valorado, lo que ha favorecido que cada vez haya más ganaderías de razas productoras de estas variantes proteicas tanto a nivel español como a nivel europeo y, por tanto, más productos elaborados a base de este tipo de leche, en los cuales se destaca su elevada digestibilidad, incluso en aquellas personas que presentan una baja tolerancia a los lácteos.

¿Por qué utilizar betacaseína A2 para la elaboración de leches infantiles?
La betacaseína A2 es mucho más parecida a la betacaseína A1 a la composición original de la betacaseína de la leche materna, tanto a nivel de estructura proteica como a nivel de digestibilidad.

Por esa razón, durante la última década se ha investigado y avanzado en la utilización para la elaboración de fórmulas infantiles de leche procedente de vacas productoras de betacaseína A2, lo cual no ha resultado sencillo debido a la limitada producción de la misma.

Inicialmente, este tipo de formulaciones estaban únicamente presentes en mercados como Nueva Zelanda y Australia, y posteriormente se fueron expandiendo a otras regiones como el sudeste asiático, China o Estados Unidos.

Desde Laboratorios Ordesa, hemos seguido de cerca esta evolución, hasta conseguir incluirla en la composición de nuestras formulaciones.

Finalmente, desde el pasado mes de septiembre, hemos conseguido lanzar al mercado nuestra primera gama de leches infantiles elaborada a base de proteína A2 de origen orgánico y producida en Europa, Blemil Optimum Evolution, la cual tiene como finalidad acercarnos aún más a la composición y beneficios de la leche materna, promoviendo una alimentación adaptada a la maduración digestiva y a las necesidades de los lactantes, desde sus primeros días de vida.

BIBLIOGRAFÍA

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