El síndrome de Leigh, también conocido como encefalopatía necrotizante subaguda, es un trastorno neurometabólico grave y poco frecuente que afecta principalmente a los músculos y al sistema nervioso central, incluidos el cerebro, la médula espinal y el nervio óptico. Esta enfermedad genética se caracteriza por un deterioro neurológico progresivo, lo que provoca una pérdida gradual de las capacidades motoras y cognitivas, y, en la mayoría de los casos, conlleva a una muerte prematura. Afecta predominantemente a recién nacidos y niños pequeños, con síntomas que suelen manifestarse antes de los dos años de vida. Sin embargo, aunque es mucho menos común, también puede desarrollarse en adolescentes e incluso en adultos.
Se estima que el síndrome de Leigh afecta a aproximadamente 1 de cada 40.000 personas en la población general. Sin embargo, en algunas poblaciones aisladas, como en las Islas Feroe, la incidencia es significativamente mayor, llegando a afectar a 1 de cada 1.700 personas, debido a una mayor prevalencia de ciertas mutaciones genéticas específicas en estas comunidades.
Actualmente no existe una cura para el síndrome de Leigh, debido a los numerosos obstáculos que se presentan en los esfuerzos por descubrir fármacos. Los tratamientos aprobados son limitados y se centran principalmente en ayudar a controlar los síntomas y mejorar la vida de las personas y sus familias. Entre estos tratamientos se incluye el uso de vitaminas como la tiamina (vitamina B1), la coenzima Q10, la L-carnitina y/o un cóctel de vitaminas que pueden mejorar temporalmente algunos síntomas en ciertos casos.
En este contexto, los doctores Emma Puighermanal y Albert Quintana, investigadores del Laboratorio de Neuropatología Mitocondrial del Institut de Neurociències de la Universitat Autònoma de Barcelona (INc-UAB), han llevado a cabo investigaciones pioneras con el objetivo de encontrar terapias que puedan mejorar la calidad de vida de los pacientes y revertir los efectos neurodegenerativos del síndrome de Leigh.
Recientemente, en un estudio publicado en la prestigiosa revista científica Nature Communications, los investigadores de la UAB han demostrado que la administración diaria de cannabidiol (CBD), un compuesto químico presente en la planta Cannabis sativa, podría ser una opción terapéutica prometedora. El CBD, que se encuentra disponible en tiendas especializadas como Cannactiva, ha mostrado propiedades antioxidantes, antiinflamatorias y anticonvulsivas. Estos efectos no solo mejoran la sintomatología del trastorno, sino que también parecen contribuir a la recuperación de las funciones celulares afectadas por la enfermedad.
Resultados prometedores
Los resultados del estudio liderado por el Institut de Neurociències de la UAB, que se realizó con dos modelos de ratón diferentes de síndrome de Leigh, así como con células de fibroblastos de pacientes, revelaron que el CBD tiene un impacto significativo sobre las células incluida la activación de una proteína dentro del núcleo celular conocida como PPARγ. Esta proteína desempeña un papel fundamental en la regulación de genes clave que controlan funciones esenciales como la respuesta inmunitaria, la oxidación celular y la función mitocondrial, todas las cuales se ven alteradas en el síndrome de Leigh. Además, demostraron que el CBD potencia la expresión de la proteína metalotioneína, lo que mejora su respuesta antioxidante.
En los modelos animales, los investigadores descubrieron que el CBD mejoraba la neuropatología en las zonas cerebrales afectadas por la enfermedad, normalizaba las anomalías respiratorias y mostraba un notable progreso en las interacciones sociales. También retrasó el deterioro motor y los signos de neurodegeneración y se relacionó con una esperanza de vida significativamente mayor. El CBD mejoró además los procesos antioxidantes en fibroblastos de pacientes con esta afección.
“Los beneficios que hemos observado, unidos al perfil seguro y bien tolerado del CBD, lo convierten en un tratamiento realmente prometedor para los pacientes con síndrome de Leigh”, afirmó el doctor Albert Quintana, investigador del INc-UAB y profesor del Departamento de Biología Celular, Fisiología e Inmunología de la UAB.