La Formación Médica Continuada ha experimentado en los últimos cinco años un avance espectacular, propiciado en parte por el impulso de las nuevas tecnologías, y en parte por la necesidad de los profesionales de acceder a una información actualizada más acorde con sus necesidades en términos más asequibles de inmediatez, ubicuidad y flexibilidad horaria.
La implantación del e-learning como referente metodológico del proceso educativo auguraba que el modelo tradicional había quedado “superado” por esta nueva herramienta de aprendizaje. Desde un punto de vista pedagógico creemos que supone sin duda la mayor transformación del modelo docente de las universidades desde la aparición de la imprenta.
Sin embargo, existen aun muchas áreas de mejora para situar al e-learning en la posición que le debería corresponder y universalizar plenamente su uso.
Necesidad de un abordaje crítico
Desde el boom de la formación on-line, el tiempo ha ido situando el proceso formativo y las herramientas competentes para el mismo, en un horizonte mucho más ponderado y realista abriendo un debate sobre la evolución y aplicación de las nuevas tecnologías en la Formación Médica Continuada.
El momento que vivimos nos ha traído aparte de la crisis económica, otras crisis o cambios que afectan profundamente a los modelos sociales entre los que destaca por sus características la educación. En el ámbito médico y sanitario hemos jugado desde siempre con una ventaja añadida: la asunción por parte del profesional de la salud del paradigma de formarse a lo largo de toda la vida; una asignatura pendiente también en otras muchas actividades profesionales. Los avances experimentados por las tecnologías de la salud también han conllevado una mentalidad más abierta para acceder a las exigencias formativas a través de nuevos canales y herramientas. Es en este contexto donde la formación on-line constituye un soporte sustancial del sistema de formación, y una herramienta de referencia consolidada por la necesidad del profesional de adaptarse permanente a los cambios que se producen en el sector salud. Esta modalidad de formación debe dirigirse a revisar todo aquello que conocemos y aprender lo que todavía no se sabe. No se trata por tanto de una mera herramienta de “actualización del conocimiento” y hace –sin duda- que el espacio virtual sea el más idóneo para el futuro de la Formación Médica Continuada.
En la actualidad proliferan multitud de ofertas formativas concentradas en meta campus virtuales cuya titularidad recae en universidades, sociedades científicas, e instituciones especializadas en la educación. Incluso existen facultades de medicina con programas de convergencia que ofrecen sistemas de créditos acumulativos o de transferencia.
Sin embargo, y a pesar de la integración de este paradigma educativo y las ventajas en términos de globalización -ya que podemos formarnos desde cualquier lugar por la multiconectividad que nos permiten las TICs- no conseguimos en algunos casos alcanzar plenamente los objetivos marcados en estos programas.
Es por ello necesario realizar un abordaje crítico de estas herramientas de formación para poder superar sus limitaciones, -que indudablemente las tienen- y ofrecer al alumno modelos mucho más eficaces de adquisición del conocimiento. “Educar significa acompañar a conocer la realidad” como señala, Joan Bautista Torelló. Esto, podría traducirse -además del rigor científico que debería exigirse- en que no se impone al individuo el conocimiento, pero en cambio sí se le orienta y acompaña en su proceso formativo; y es por ello que el tutor pasa a ser una figura clave de todo este proceso.
Afortunadamente, contamos con varios elementos a nuestro favor como son la predisposición de los profesionales de la salud para la formación a distancia, -reforzada también por su rol profesional actual- y por el importante impulso que nos brindan las Tecnologías de la Información y la Comunicación TICs.
Necesidad de entender el modelo
Parece obvio mencionar que el proceso de aprendizaje on-line no es un modelo que sustituye per se al enfoque tradicional de la formación, sino que constituye un nuevo modelo de aprendizaje e integración de experiencias formativas. Ambos procesos coinciden sin duda en la necesidad que cualquier proceso educativo tiene que aportar una provisión de contenidos al alumno, pero sin embargo, difieren claramente en la metodología de educación.
La formación a distancia debe incluir más allá de la plataforma tecnológica una serie de herramientas, recursos y estrategias formativas que permitan abordar el conocimiento asegurando no sólo la calidad de los contenidos, sino también la consolidación del conocimiento experimental. En este sentido los modelos que estimulan la puesta en marcha de las fases de “socialización” e “internalización” propias del modelo SECI de Nokana y Takeuchi aplicados a los foros virtuales de profesionales-alumnos nos permiten incrementar ostensiblemente la calidad de los programas.
La potenciación de las cualidades del e-learning facilita en gran medida el alcance de los objetivos pedagógicos, y la adhesión del alumno al proceso formativo, minimizando así las tasas de abandono. Y es que las altas tasas de abandono constituyen sin duda el principal obstáculo de cualquier proceso virtual de Formación Médica Continuada.
Existe un consenso a la hora de definir y clasificar los aspectos que influyen en la calidad del proceso formativo virtual y están intrínsecamente unidos a sus niveles de eficiencia: los medios tecnológicos, los medios metodológicos, los criterios evaluativos y finalmente el entorno virtual.
Tecnológicos
* Las limitaciones técnicas propias de las redes de comunicación españolas son conocidas por todos los usuarios que las sufrimos. Somos plenamente conscientes del elevado coste del servicio que recibimos por parte de las operadoras, y de la falta de una distribución universal, un ancho de banda suficiente y con niveles de calidad europeos: la gran asignatura pendiente.
* La complejidad de los sistemas de navegación en las plataformas que dificultan la ejecución intuitiva del proceso de aprendizaje.
* La inadecuada traslación de los contenidos a la plataforma, convierte el itinerario formativo en un remedio del libro tradicional y en algunos casos, -los más avanzados- en e-books. En este ámbito, también pueden generar conflictos la inclusión de archivos cuyo tamaño o exigencias de Software para su ejecución o visionado estén vetadas a equipos con un hardware potente o un software de última generación.
Metodológicas
* La escasez de utilidades y aplicaciones prácticas en los contenidos formativos para que el profesional pueda trasladar a su ejercicio diario. No olvidemos que para el médico es fácil acceder a contenidos permanentemente actualizados en plataformas como www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/, www.emedicine.com o www.medline.net .
* El diseño de programas educativos poco realistas, que exigen del alumno una dedicación excesiva ante su ordenador sustrayéndole de sus obligaciones profesionales. Existe cierta controversia a la hora de establecer la dedicación máxima recomendable del alumno al programa de e-learning. Algunos autores sostienen que no debería exigir más de cinco horas semanales. Más allá de este tiempo se consideraría una exigencia “excesiva” dado el perfil del profesional de la salud en ejercicio.
Evaluativas y tutoriales
* La falta de interactividad entre el profesor-tutor y el alumno, provoca una sensación de soledad y de cierto aislamiento que no le motiva y le empuja al abandono.
* La falta de preparación o de dedicación del tutor, impide llevar a cabo un seguimiento eficaz de los progresos del alumno, y dar respuesta clara y concreta a las preguntas que plantea.
* La carencia de herramientas de autoevaluación que permiten al alumno medir los resultados del proceso educativo, identificando sus carencias y permitiendo consolidar sus avances.
Entorno virtual
Finalmente la falta de interconectividad con sus compañeros dentro del entorno virtual conlleva un estímulo negativo y refuerza la sensación de aislamiento. Debemos tener en cuenta que aunque la formación on-line es un proceso basado en el autoaprendizaje, también es cierto que todo proceso formativo debe constituirse como un proceso social y no solitario.
Necesidad de profundizar en nuevas fórmulas
A tenor de lo expuesto anteriormente, todavía queda mucho espacio por recorrer para la optimización del modelo de formación a distancia. Sin duda, todos los profesionales que hemos orientado nuestra actividad en este campo, trabajamos en la identificación de los elementos diferenciales que aseguren la calidad de los programas de formación virtual.
A nivel tecnológico debemos asegurarnos que la plataforma educativa cumple con los criterios de funcionalidad y operatividad necesarios. Existen en la actualidad multitud de plataformas que permiten asegurar los entornos formativos. Algunas de ellas, se difunden de manera gratuita, lo que no quiere decir que no requieran un equipo entrenado en la configuración y la publicación de contenidos. Cualquiera de ellas debe asegurar ante todo una facilidad de uso y de navegación constante. Un criterio aceptado internacionalmente establece en 10 segundos el tiempo máximo de descarga de una página, aunque debemos tener en cuenta que no siempre el incumplimiento de esta norma es imputable a la propia plataforma, sino al ancho de banda contratado. Con todo, la plataforma no es lo más importante, aunque su principal misión es constituir un instrumento que ponga en valor los contenidos y facilite la comunicación.
La exportación de contenidos puede realizarse mediante entornos web reutilizables como es el caso del modelo SCORM, desarrollado por el Departamento de Defensa de EEUU para integrar los entornos virtuales de formación. Actualmente un consorcio de sociedades científicas, y organizaciones sanitarias está trabajando en una versión más avanzada aplicada específicamente al entorno de la Formación Médica Continuada, se trata del proyecto MedBiquitous cuyo objetivo es establecer los parámetros de referencia en la formación médica.
En esta plataforma, se integrarán los contenidos académicos, publicándose según los criterios del itinerario formativo. A nadie se le escapa que la base del éxito es su calidad científica y el aseguramiento de su permanente actualización, a cargo generalmente de un comité científico.
El alumno necesita que sus fuentes estén suficientemente revisadas y actualizadas, para que tengan una aplicación diaria en su ejercicio profesional. En este ámbito se plantea una cierta paradoja con el modelo clásico de formación universitaria, -dado que tradicionalmente los docentes utilizan sus propias fuentes, imágenes y textos elaborados en base a su experiencia- y el cambio a la modalidad de e-learning que exige una exactitud en las fuentes donde se han tomado los datos. Es, por lo tanto, imprescindible un trabajo de documentación riguroso que puede exigir un trabajo académico arduo, dado que implica una revisión y actualización de grandes volúmenes de contenidos, algunos de ellos afectados por las leyes de propiedad intelectual.
La metodología formativa de un programa on-line debe diseñarse de la forma más dinámica posible de manera que la adquisición del conocimiento constituye un proceso activo basado en la relación cliente-alumno y la propia plataforma, bajo la atenta supervisión del tutor como veremos más adelante. No es suficiente que en el proceso e-learning utilicemos recursos espectaculares, porque muchas veces buscan más llamar la atención que asegurar la comprensión del proceso.
Actualmente una de las tendencias por las que nos estamos decantando es el “blended learning” como la estrategia más eficiente en la transmisión del conocimiento. Este modelo consigue fusionar los beneficios de la formación presencial, con las ventajas que aportarán las tecnologías multimedia.
La formación on-line constituye una carrera con frecuencia en solitario del alumno. No todos los alumnos están preparados para una experiencia similar a una prueba de fondo. Es por ello, que debemos introducir agentes dinamizadores en el modelo formativo. El tutor es sin duda el más implicado ya que actuará como un guía (coach), un maestro, y un orientador que ofrece el apoyo académico, el estímulo investigador y, por supuesto, estímulo participativo.
La figura del tutor también se ve reforzada con la participación del alumno en foros de conocimiento especializados que pueden establecerse en función de los intereses, o de las áreas de conocimiento que se aborden. El establecimiento de foros profesionales moderados por tutores con alta experiencia, constituye sin duda un agente dinamizador del proceso que mitiga el número de abandonos. No olvidemos que de manera tradicional el individuo asocia la educación al grupo desde la escuela. La socialización que tiene lugar entre los participantes permite compartir el conocimiento de manera tácita con el resto, contribuyendo a la organización en forma de valores, rutinas y capacidades. Es preciso por tanto dinamizar los espacios virtuales de participación. Como resultado de esta estrategia, podremos mejorar también la fase de internalización, lo que redunda en una mejora del conocimiento tácito individual, ya que el individuo se enfrenta a distintas situaciones (learning by doing) que exigen una toma de decisiones clínicas a veces en condiciones críticas.
A los targets a los que nos dirigimos el espacio de comunicación tutor-alumno y alumno-alumno es a priori siempre enriquecedor. Afortunadamente las nuevas tecnologías nos permiten la comunicación incluso bidireccional, a través de pizarras o escritorios compartidos, chats e incluso videoconferencias.
Finalmente, es muy importante que el alumno tome conciencia de su nivel formativo antes, durante y después del proceso formativo. La existencia de autoevaluaciones bien elaboradas orienta y refuerza el proceso de aprendizaje. No se trata de elegir baterías de preguntas al azar, sino en consolidar el proceso de aprendizaje con sus distintas tipologías evaluativas. Es necesario asegurar el conocimiento teórico, -por supuesto- pero también es muy importante asegurar un aprendizaje práctico que permita al alumno conocer e integrar un aprendizaje reflexivo, con preguntas abiertas que potencien su conocimiento. El establecimiento de escenarios clínicos que exijan una toma directa de decisiones a nivel práctico, complementa también esta metodología evaluativa.
Como podemos ver, existe mucho camino por recorrer y una necesidad imperiosa de hacerlo, ya que la enseñanza presencial ha perdido peso crítico y el nuevo modelo de formación presenta áreas de mejora sustanciales. Debemos apostar siempre por la calidad, y por avanzar en la profundización del proceso formativo-madurativo que supone la Formación Médica Continuada.
Sólo así los proveedores de actividades formativas seremos capaces de rentabilizar todo el potencial que las nuevas herramientas formativas ofrecen al alumno, y de amplificar el conocimiento existente en el grupo de trabajo