El día 28 de diciembre se dio a conocer el Anteproyecto de Ley de Servicios Profesionales, que propugna la desvinculación entre la titularidad y propiedad de una farmacia.
La ruptura de esta unión, que proviene desde el Siglo XIV, a partir de la Real Pragmática de los Reyes Católicos, las Ordenanzas de Montalvo, la Real Cédula de Felipe IV, la Ley General de 1.855, las Reales Ordenanzas de Farmacia de 1860, el Decreto Franquista de 1957 que respaldó la Orden de la Segunda República y la Ley 16/1997 que actualizó el Decreto 909/1978, y refrendado por las 17 leyes autonómicas.
Esta unión medieval choca con la Corporatocracia del Siglo XXI, ahora las grandes corporaciones influyen en los Estados y les dictan las decisiones a tomar.
La apetencia de grandes laboratorios y mayoristas por entrar en el sector minorista de distribución farmacéutica español, para generar economías de escala basadas en la integración vertical, podría tener el efecto colateral de la expulsión del farmacéutico, como profesional liberal, vertebrador y exponente de las clases medias.
Es la lucha de David contra Goliat: la facturación de Alliance Boots es mayor que el PIB de Bulgaria. La cifra de ventas de la cadena de farmacias CVS Medicare supone más del 50% del PIB de Portugal.
La cifra de negocios anual de Cofares es mayor que la riqueza de Mauritania como país. No resulta difícil adivinar que si Cofares desease hacerse con el mercado farmacéutico de Mauritania, no le sería difícil modificar la legislación sanitaria del país a su favor.
La misma política siguen las empresas transnacionales españolas; Unión Fenosa en Nicaragua o Repsol en Bolivia han sido algunos ejemplos.
No hay Estado que sea capaz de enfrentarse al monstruo económico surgido tras la fusión de Alliance Boots y la cadena de farmacias americana Walgreens. Lo que su billonario propietario Stefano Pessina ha llamado “la primera cadena de farmacias a nivel global”, con 360.000 empleados y farmacias en 26 países. Alliance lleva 37 años consecutivos incrementando el dividendo al accionista.
Se trata de una estrategia clásica, tras la descapitalización de la farmacia, el impago de recetas, caída de rentabilidad y desprestigio, ahora se entrega el sector en bandeja de plata a corporaciones globales.
Otro aspecto muy importante, que no debe pasar desapercibido es que, por fin, se establece la incompatibilidad de cargos colegiales con cargos políticos. Algo que clamaba al cielo, y que vengo denunciando durante años, por los sangrantes ejemplos que vivimos. Evitar que los partidos políticos estatales, financiados por los Estados, que sólo representan a la Administración tutelen la vida colegial introduciendo personas en puestos clave, es un síntoma de subdesarrollo y baja calidad democrática. Será un paso en la buena dirección para el desarrollo independiente de los Colegios, como verdaderos representantes de la sociedad civil.
Impacto de la separación de la propiedad y la titularidad en los traspasos de farmacias.
El pensamiento inicial es que los precios de traspaso deberían incrementarse tras ésta dicotomía, dado que existe un mayor número de demandantes y el mismo número de oferentes. A los tradicionales compradores individuales o de pequeños grupos se unen ahora las cadenas de farmacia, fondos de inversión y otros inversores.
Es el proceso que pudimos comprobar cuando se liberalizó la propiedad de las Estaciones de Servicio. Los primeros meses subió el precio de traspaso de gasolineras situadas estratégicamente, por la competencia de Shell, BP o Galp con las petroleras españolas, desatándose un fuerte proceso inversor en el sector.
Sin embargo, estaciones de servicio situadas en lugares poco comerciales, o apartados de las plataformas logísticas de distribución, no resultaban interesantes para las cadenas y tuvieron que cerrar, dejando a poblaciones sin servicio.
A largo plazo los ratios que se establecen no irán más allá del 0,5 la cifra de ventas anuales. Dos ejemplos recientes:
a) En la adquisición de las 7.890 farmacias Walgreens, que facturaban 58.000 millones de euros, se pagaron 20.000 millones. Un ratio del 0,34
b) Las 3.300 farmacias de Alliance Boots, con una facturación de 28.000 millones de euros, se valoraron en 13.000 millones. Un ratio del 0,46.
Ratios muy por debajo del ratio de 1 en que nos movemos en la actualidad. En los ratios del “modelo mediterráneo” entran en la valoración otros aspectos psicosociales, más allá de los estrictamente económicos, como el cierto prestigio social que aún conlleva en algunas zonas la propiedad de una botica.
Hemos de reconocer que actualmente la regulación es altamente restrictiva y provoca desajustes entre oferta y demanda, exigiendo al nuevo licenciado un fuerte desembolso económico, pero la vía está abierta. Lo que no veo es a un recién licenciado comprándole la farmacia a una cadena.
Las grandes empresas tendrán más capacidad de influencia ante el verdadero monopsonio que supone el Sistema Nacional de Salud, que impone precios y plazos de pago en la dispensación de medicamentos a su cargo.
Nuevo escenario
Esta pretendida modificación legislativa no nos ha de coger por sorpresa. Veníamos siendo avisados. En el Informe del año 1.992 el Tribunal de Defensa de la Competencia daba un plazo de 5 años para suprimir el requisito de ser farmacéutico para ser el propietario de una botica: “Es como pedirle al piloto del avión que sea el propietario del aparato” decía Amadeu Petitbó no sin cierta sorna. Hoy cómodamente situado en la Fundación Rafael del Pino.
En su informe se apreciaban lagunas intelectuales y confusiones entre “monopolio” y “derecho de venta exclusiva”. Bajo esta perspectiva el TDC confunde “vender” con “dispensar” y como en la farmacia hay un mostrador, lo asimila a un comercio cualquiera. Por eso mi abuelo siempre consideró que las farmacias deberían estar en un primer piso.
Tampoco deberíamos quedar exentos de hacernos una cierta autocrítica; al habernos quedado estancados en la remuneración por margen comercial y no haber sido capaces de evolucionar hacia un sistema mixto de honorarios profesionales.
Continuamos con sistema trasnochado que ya sólo opera en Rumania, Grecia, Lituania y Estonia, y que es incompatible con el papel sanitario del farmacéutico; a pesar de las permanentes recomendaciones de la SEFAC y sus abrumadores y sólidos estudios cargados de verdad. Negociaciones para el cambio en el sistema de remuneración que en Bélgica duraron 6 años, y aquí aún no hemos empezado. No haber reaccionado a tiempo ha supuesto un serio desenfoque.
Ahora ya no podemos hacer valer el argumento de que con la entrada de cadenas “intereses mercantiles no sanitarios se interpondrán en el acto de la dispensación”.
Impacto en diferentes agentes.
Lo deseable es que en la tramitación de este Anteproyecto, si hay que actualizar el modelo, se persiga el óptimo social, y se haga de manera responsable, razonable, ponderada y ordenada, sin contingencias irreversibles para ninguno de los agentes de la cadena de dispensación:
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Farmacéuticos titulares de farmacia: El valor patrimonial referido al fondo de comercio se vería modificado en función de la redacción final de la Ley.
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Farmacéuticos no titulares: Podrían ser proletarizados aún más, si bien el incremento en el nivel del profesionalización de la gestión podría ser gratificante profesionalmente.
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Administración: Podrá negociar descuentos adicionales y exigir a la farmacia dotarse de más servicios sanitarios, a la vez que alarga el plazo de pago, dada la solvencia económica de estas poderosas corporaciones. La Administración precisará de mayores dotes de negociación, se enfrentará ahora a hábiles profesionales.
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ANGED. La Asociación Nacional de Grandes Empresas Distribuidoras, que incluye a El Corte Ingles, Carrefour, Eroski y Alcampo será una de las grandes beneficiadas. Un tanto que se apunta el Sr. Millán-Astray, con la ayuda de Rafael Arías-Salgado, ex ministro de Fomento del PP, y ahora presidente de Carrefour y Aldeasa. Les podría haber caído el “gordo” de Navidad.
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Mayoristas de capital cooperativo: Si saben detectarlas, podrán aprovechar las nuevas oportunidades que brindarán las nuevas reglas del juego. Ahora en situación financiera delicada por las altas tasas de morosidad que rondan los dos dígitos y la caída de ventas. Esta desregulación debería ser el catalizador que acelere los procesos de concentración para obtener una mayor masa crítica.
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Mayoristas de capital privado: Lucharan por las oportunidades que les brindará la integración vertical. Actualmente Alliance tiene una cuota de mercado del 12%, inferior al 23% de Cofares. Un frente unido de Cofares, Hermandad, Federació y Cecofar supondría un 45% del total del mercado, lo que podría mantener el sector en manos farmacéuticas independientes.
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Farmaindustria: A la fuerte desunión existente entre los diferentes intereses de sus asociados americanos y europeos, unido a que la red existente de unidades de venta, es adecuada para sus intereses, no se vería muy afectada. Podría entrar en el sector minorista algún pequeño laboratorio catalán actualmente en dificultades como estrategia de diversificación que haya perdido su nicho de mercado ante los recortes en I+D.
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Población en general: A corto plazo mejorará el servicio, dado que el sector gozará de fuertes inversiones y se profesionalizará aún más. Ventajas que en el largo plazo se desdibujarán, los precios irán irremediablemente al alza y el servicio se reducirá en el momento que hayan “descremado” el mercado. Podemos comprobar el modelo que usan las Corporaciones, se permiten dejar grandes gasolineras con un sólo empleado con mínima capacitación al frente.
En todo caso, habrá que conocer con más detalle el alcance de la liberalización de la propiedad si se llegase a producir. Si se trata sólo de una “liberalización light” tipo Portugal, donde se permite ser propietario de un máximo de 4 farmacias a una distancia menor de 50 kilómetros. O si por el contrario se les da “barra libre” a las cadenas para que entren sin limitación alguna. Una liberalización sin limitaciones, entregaría “de facto” el sector a las Corporaciones.
Ni los farmacéuticos hebreos, que dominan la esencia del comercio, que contaban con farmacias muy competitivas, se pudieron resistir a las cadenas. Viví de primera mano como en pocos años fueron fagocitados por la cadena israelí Super-Pharm. No es fácil competir con las economías de escala y las ventajas competitivas que generan.
¿Oportunidad o amenaza?
Algunos grupos de farmacéuticos se venían preparando con mucha ilusión para las oportunidades de negocio que surgirían tras una relajación del modelo; pero a la vista de sus limitados recursos y conocimientos de management; las ventajas de la integración vertical serán claramente para las grandes empresas.
El nivel de inversiones que se requerirán en personal, stock, tecnologías de la información, comunicación, instalaciones, investigación y desarrollo de nuevos servicios, donde la logística constituirá la principal estrategia competitiva, escapa a los pequeños grupos actualmente propietarios de un número reducido de unidades de dispensación.
La Comisión Nacional de Competencia no lo tendrá tampoco fácil para evitar acuerdos entre laboratorios, mayoristas y farmacias que vulneren la competencia, dado que asistiremos a operaciones de concentración de empresas a nivel supranacional que escapan a los Servicios de Defensa de la Competencia de los Estados-Nación hoy en serio declive.
Una liberalización de la propiedad llevaría a repensar la idoneidad del actual régimen de apertura mediante concursos (que opera salvo en Cataluña), y tal vez sería más coherente evolucionar hacía las subastas. Siguiendo con el modelo de los estancos, que se subastan al mejor postor durante 25 años tras el cambio legislativo del pasado septiembre. La farmacia pasaría de autorización administrativa a concesión administrativa.
Estrategia de negociación
Se abre ahora una fase de crucial importancia, en la que la dirección de la profesión debe influir en el legislador para evitar una liberalización devastadora.
La profesión no debe caer en la tentación de reaccionar vigorosamente ante cualquier cambio. Todos los sectores que viven al abrigo de la rivalidad comercial tienden a presentar la eliminación de restricciones a la competencia como un mayor coste para toda la sociedad. Este argumento ya no tiene validez ante la ciudadanía culta e informada del Siglo XXI, salvo que se quiera profundizar en el arte de confección de disfraces.
La postura de enrocarse en el inmovilismo no tiene futuro y carece de perspectiva. Si los cambios son ponderados y se enfocan adecuadamente puede tener efectos beneficiosos para la profesión y para el conjunto de la sociedad, si bien se va a exigir un mayor nivel de competitividad al sector. Aunque doloroso en un principio, a la larga será positivo. Sólo así avanzan las sociedades.
Se podría aumentar el empleo, y si surgen nuevos formatos de farmacias, asistiríamos a una fase inicial de expansión e inversiones, lo que dinamizaría el sector y la recaudación fiscal.
Asimismo, se incrementaría la innovación; las restricciones a la competencia reducen el estímulo a innovar en el desarrollo de nuevos servicios y productos, y a mejorar el modelo de negocio.
El reto no es fácil: Perseguir la mejora de los intereses de la generalidad de la población en paralelo con los intereses corporativos, siempre prevalenciendo el óptimo social. Fomentando el debate franco y verdadero se evitará crear confusión a la sociedad.
El objetivo es claro: Mantener el equilibrio entre los diferentes agentes, aumentando la eficiencia del sector, fomentando una cierta competitividad en beneficio de todos, y respetando el papel de las clases medias como columna vertebral de la sociedad civil y del Estado del Bienestar.
Por otro lado, se reducirá el agobiante papel del Estado. En nuestro sector el Estado ha supuesto una intervención brutal. Todo lo quiere controlar: dónde y cuándo se instala una nueva farmacia, el baremo, quién accede, los precios de las especialidades, los plazos de pago, el horario… No se le escapan ni los más insignificantes detalles. En un sector tradicionalmente liberal que se ha ido funcionarizando, llegando al esperpento de convocar concursos de traslados de farmacias en algunas Comunidades.
La población es conocedora que existían herramientas legales para burlar la legislación sanitaria, y evitar el corolario de un licenciado, una sóla farmacia. La existencia de contratos en cuentas de participación, contratos de fiducia, reconocimientos de deuda con poderes de gestión, máxime a raíz de la posibilidad de la inscripción de una hipoteca mobiliaria sobre una licencia de farmacia en el Registro Mercantil. Recientemente hemos asistido a casos muy mediáticos, como el caso Dorribo, donde se adivinaban estas herramientas, que eran “vox populi” ante la inacción de la Corporación.
El excesivo control administrativo ha llevado a la socialización y estatalización del sector. El elefantiásico aparato estatal tutela y dirige todos los aspectos de la profesión, eliminando su vitalidad y espontaneidad. Paradojícamente ahora asistiremos ante la impotencia del Estado frente a las Corporaciones; no podrá frenar los intereses mercantiles que quieren entrar a toda costa en el sector.
En mi libro de 1.999 sobre traspasos de farmacias, en la página 149, (y perdón por la autocita), me preguntaba ¿qué fechas del año son las más idóneas para liberalizar? Y apostaba por las fechas navideñas, poniendo el ejemplo la intervención de Banesto el 28 de diciembre. Este Anteproyecto se publicó el mismo día 28 de diciembre. Bingo. Es lógico, son fechas en que se minimiza la respuesta de la ciudadanía.
Esperemos que el rigor técnico y el sentido común se impongan a la visceralidad y el prejuicio apasionado, para mantener cada agente, sus intereses corporativos. Legítimos, pero corporativos.
Parece obvio que el formato evolucionará hacía un modelo más mercantil y no tan sanitario, las finanzas públicas podrían beneficiarse de descuentos adicionales que pudiesen ofrecer las cadenas. Si bien dada la corrupción imperante en los países mediterráneos, no sería descartable acabar en un sistema oligárquico, con fuertes transferencias de recursos desde la población hacía las grandes corporaciones.
Un hecho que no debe pasar por alto: el Anteproyecto nace en el Ministerio de Economía, y no del de Sanidad. Parece que tratándose de un tema sanitario, debería ser iniciativa de las Autoridades Sanitarias. Detalle que denota el talante economicista del Anteproyecto.
Vivimos tiempos de cambios, y el cambio de modelo de sociedad que se está produciendo, también forzará de alguna manera a actualizar el modelo de farmacias. Mejor verlo por el lado positivo, adaptarse, e incluso sacar alguna ventaja para posicionarse mejor; que simplemente lamentarse.
Aunque se trate de una posición muy desigual, en todo caso, hay que afrontar la actualización de las profesiones con valentía, evitando ser prisioneros de intereses corporativos, aunque es lógico intentar minimizarlos, estableciendo un “control de daños”.
Se trata de un tema polémico, una “salsa con muchos ingredientes e intereses”, donde toma vigencia la frase de Balzac: “Nada hay repartido tan equitativamente como la razón; todos están convencidos de tener suficiente”.