Cuando nos planteamos ampliar conocimientos en nuestra vida profesional, tendemos siempre a hacerlo en nuestra posición actual. Participar en un Master Executive nos puede enriquecer profesionalmente y aportar conocimientos y experiencia en otras áreas de trabajo que nos sirvan, bien para evolucionar en nuestra compañía, bien para tener una perspectiva global de la misma.
La formación especializada en un área de trabajo ha sido la máxima de las compañías que buscan mejorar la competitividad y diferenciarse con la excelencia en el desempeño de sus trabajadores. Indudablemente, ese beneficio empresa-trabajador ha dado muchos y muy buenos resultados, pero quizás también ha encasillado a las personas en sus departamentos, e incluso en sus sectores, sin mucho margen para el cambio. Henry Ford revolucionó la industria en general con las cadenas de montaje, pero esto, aplicado a la formación, quizás no sea la panacea, puesto que se corre el riesgo de perder la perspectiva del resto de departamentos, e incluso de perder la esencia de la propia compañía.
Ahí es donde entran en escena las escuelas de negocios. Además de la formación específica antes mencionada, ofrecen formación con esa perspectiva global, particularizando y segmentando por todos los departamentos de una empresa. Se obtiene de este modo una visión global de la compañía mediante un aprendizaje rápido. Este proceso de formación puede resultar duro en ocasiones, por el nivel de exigencia y la necesidad de compaginarlo con el trabajo diario y otros compromisos personales que no se tienen en la tradicional etapa universitaria.
Cuando se apuesta por una formación de este tipo, el objetivo es evolucionar y mejorar en una estructura organizativa, adquiriendo los conocimientos teóricos y prácticos necesarios, y con la ventaja de tener la capacidad de absorber los contenidos de una manera óptima al tener experiencias profesionalesprevias y diversas.
Seis son los pilares sobre los que se cimienta ésta formación:
- Conocimiento global de todos los departamentos de una compañía. Entender el por qué del trabajo de otros departamentos es esencial para evolucionar en una empresa. Todas las decisiones que se toman siempre están basadas en el beneficio y la sostenibilidad de la compañía, bien sea a corto, medio o largo plazo, y ampliar la visión departamental ayuda a comprender y apoyar muchas tomas de decisiones. Conocer las implicaciones de todo tipo que una acción determinada tiene ayuda a tomar decisiones ágiles, óptimas y enmarcadas en los objetivos estratégicos de la empresa. Por otro lado, los conocimientos adquiridos en esas otras áreas, nos ayudará también a tener un enfoque más general y estar preparados para asumir otras responsabilidades.
- Conocimiento de otros sectores. La variedad sectorial en un máster es esencial. Ver y conocer la forma y visión de trabajo que existe en sectores que no son el nuestro nos ayudará a tener un conocimiento más global de un negocio, y, por qué no, a replantearnos ciertas actitudes o aptitudes que difieren de nuestros enfoques habituales. Indudablemente esto enriquece tus habilidades y conocimientos, te flexibiliza a nuevos modos de enfocar tu actividad y, en definitiva, a mejorar tu desempeño. El conocer buenas prácticas en otros sectores puede ayudarnos a plantear opciones de mejora innovadoras en nuestra propia organización.
- Intercambio de experiencias y perspectivas. La composición del grupo es otro aspecto importante a tener en cuenta. La escuela de negocios deberá tener especial cuidado en este aspecto. Es muy importante que las posiciones laborales que ocupen los alumnos sean complementarias para que el grupo se enriquezca. Del mismo modo, el número determinará también la evolución y el aprendizaje, puesto que un exceso hará que se disipe el talento y un defecto lo hará más carente del mismo. Por otro lado, el hecho de estar fuera de un entorno laboral, produce un efecto en el alumnado: ser ellos mismos. Hablar y proponer sin tapujos, destapar ese talento que quizás en algunos casos se encontraba oculto, y aportar todo aquello valioso que se tiene.
- Seguridad y liderazgo. Los conocimientos globales adquiridos determinan que el profesional adquiera mayor seguridad y mejore su capacidad de liderazgo. Asimismo los consejos y mejores prácticas de comunicación y competencias refuerzan la imagen que el profesional tiene en su organización. La parte dedicada al assessment personal con entrevistas, evaluaciones y seguimiento es esencial en este apartado, y debe estar especialmente cuidada y tratada por profesionales que, además, tengan una visión totalmente objetiva del alumno.
- Alta Calidad Profesorado. En este apartado son importantes dos cuestiones, por un lado la vocacionalidad en la enseñanza y por otro la experiencia empresarial. Con respecto a la parte vocacional es obvia en cualquier profesor (aunque en numerosas ocasiones en nuestra vida encontramos que ésta brilla por su ausencia), y es importante que quieran y sepan cómo hacerlo. Con respecto a la experiencia es básica para mostrar los aciertos empresariales y también los errores que se han cometido. Poder asumir ambos y que se muestren en clase por parte del profesor resulta muy instructivo, baja al profesor de ese pedestal de perfección y sitúa a todos en el mismo nivel, el de enseñar y el de aprender.
- Teoría y práctica. Un Master Executive debe aportar ejemplos reales, experiencias prácticas que ayuden a contextualizar y entender los conceptos teóricos. Un buen ejemplo, un ejercicio práctico determinado, puede ayudar a entender y asimilar mejor un concepto que el mejor de los libros teóricos. Además de agilizar las clases, las prácticas asientan los conceptos y fomentan el debate y el trabajo en equipo.
La decisión de qué escuela es la adecuada para realizar un Master Executive es importante. Debe ser fundamental la practicidad, la formación, poder participar de forma activa durante las clases y escuchar todas las aportaciones de los asistentes. Hay escuelas de negocios con más reputación (de cara al C.V. están mejor valoradas), en las que el networking es casi más importante que el contenido en sí del programa formativo. Si este aspecto no es prioritario, hay que buscar una escuela que cuide los aspectos anteriormente mencionados, tener una parte de protagonismo, que mezclado con el profesorado y la formación estructurada den lugar a una combinación adecuada a nuestros intereses.
Un Master Executive puede complementar toda nuestra formación y experiencia anterior, darnos una visión global y estratégica y ayudarnos a crecer profesionalmente. Es un esfuerzo que realmente merece la pena y en definitiva, una opción de formación altamente recomendable.