Business Intelligence determina la toma de decisiones adecuadas en un mundo global.
Somos conscientes del volumen de información que se genera a diario en todos los entornos de nuestra vida? ¿Aprovechamos realmente lo que las nuevas tecnologías nos ofrecen en cuanto a volumen e inmediatez de la información que necesitamos?¿Realmente somos capaces de simplificar y organizar todos los datos de los que disponemos para facilitar el análisis y la toma de decisiones? Éstas y otras muchas preguntas parecidas sobrevuelan las cabezas de muchísimos profesionales que, en el marco de sus organizaciones, buscan los mejores resultados de negocio y con ese fin, pretenden encontrar las decisiones correctas en la información que manejan.
Hace poco he leído un libro titulado “La poesía de los números”, de Daniel Tammet. En la introducción, el autor nos hace una sugerente invitación: “Cerrad los ojos e imaginad un espacio sin límites…”. Este ejercicio, que para muchos será surrealista y casi esotérico, se puede llevar a cabo de maneras diversas, aunque se acota al mundo de los números cuando tenemos en cuenta el título de la obra y las peculiaridades de su autor, una especie de autista superdotado numérico que fue capaz de recitar, durante 5 horas, 9 minutos y 24 segundos, los 22.514 primeros dígitos del número pi. La misma introducción del libro concluye con: “Cada día me siento ante mi escritorio y me pregunto: ¿y si...?”.
Ésta podría ser una buena metáfora de lo que supone el mundo del Business Intelligence en las organizaciones. La información crece sin límites y debemos encontrar en ella, cada día, la respuesta a ese tipo de preguntas: ¿Qué sucedería si…? A lo largo de este texto surgirá la curiosidad por reflexionar sobre de dónde y por qué surgen todas esas fuentes de información (diversas, diferentes…), la importancia de reflexionar sobre qué señales nos están dando y, sobre todo, la necesidad imperiosa de buscar vías de optimización en el manejo de todos esos datos para que sean realmente útiles.
Una cultura de análisis
Hace ya algunos años, prácticamente todas las compañías experimentaron la necesidad de incorporar el Business Intelligence en sus estructuras para ayudar a la toma de decisiones. Históricamente estas soluciones eran utilizadas únicamente por grandes corporaciones y, dentro de esas grandes corporaciones, sólo por los más altos niveles jerárquicos y de decisión. A medida que han ido avanzando los años, el uso de la información se ha “popularizado”, se ha ido extendiendo a todos los estamentos de la organización, al tiempo que crecía exponencialmente el volumen de datos disponibles.
Es decir, que Business Intelligence ha dejado de ser una exclusividad de los estamentos nobles de las compañías para ser una herramienta casi imprescindible de todos los profesionales de la organización. En este sentido, aún hay camino por andar: es necesario implantar una “cultura de análisis” en las organizaciones que inocule una especie de ‘virus análitico de datos’ a todos los profesionales, y no únicamente a algunos estamentos directivos o especialistas. Aún hay colectivos que deben incorporar hábitos de análisis como parte de su trabajo diario, abandonando la idea de que son otros los que hacen ese trabajo. Digamos que la analítica ya no es sólo cosa de analistas.
La incorporación de dispositivos móviles con capacidad para manejar herramientas de Business Intelligence está en pleno crecimiento y, obviamente, favorece la capilarización de ese análisis a todos los niveles de la organización.
El cambio continuo
Sirva este rápido guiño al llamado “Mobile Analytics” para evidenciar que el cambio es lo único que no cambia en el mundo del BI. Actualmente, incluso en este mismo instante, se están produciendo multitud de cambios en el área de inteligencia de negocio. No es fácil atrapar y categorizar esos cambios (quizá no valga este listado en apenas unos meses) pero podríamos resumir las nuevas tendencias de la siguiente manera:
Big Data: la cantidad de datos es cada vez mayor y reside en demasiados lugares diferentes. El reto de integrar y extraer información, combinarla y ofrecerla según necesidades, es cada vez mayor.
El análisis de negocio se necesita de forma rápida: las organizaciones necesitan agilizar el análisis de los datos y hacerlos llegar lo antes posible, en tiempo real, a las personas adecuadas.
Todo el mundo necesita la información desde su móvil: se precisa analizar los datos en cualquier momento, en cualquier lugar. Los avances en “Mobile Analitycs” han cambiado hábitos de trabajo y han llevado el dato a nuevos colectivos profesionales, independientemente del lugar, el momento o el dispositivo.
La irrupción de las RR.SS.: las redes sociales están presentes cada vez más en la vida misma… y en el negocio. Business Intelligence se adapta a esta nueva realidad e integra ya la información externa de estas nuevas fuentes de información.
El gran trabajo sigue siendo garantizar la calidad del dato y generar un sistema consistente de análisis que estandarice la información obtenida de múltiples y variadas fuentes, siempre con el fin de mejorar en la toma de decisiones de negocio.
Todo el mundo habla de las nuevas tecnologías, de los nuevos perfiles profesionales que se necesitan dentro de este nuevo entorno digital, de las facilidades de comunicación y de obtención de información de esta nueva era digitalizada pero, ¿cómo están afectando realmente los avances en las nuevas tecnologías al Business Intelligence? Podríamos establecer 3 ejes principales:
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Volumen: cada vez más información y nuevas fuentes externas e internas.
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Visualización: avances en el acceso a la información. Facilidad y claridad.
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Movilidad: la información tiene que estar disponible en cualquier lugar a qualquier hora.
Relacionadas directamente con estos tres ejes, y aunque ya las hemos citado, es necesario insistir en la gran influencia que están teniendo las redes sociales en todo este entramado de gestión de la información. Las compañías, empujadas por el uso que se hace de Internet y el rastro que los usuarios dejan en estos nichos, se han percatado de que la información extraída de este uso permite tomar decisiones estratégicas a nivel de marketing, publicidad, planes de producción, tendencias, etc...
El usuario medio deja sus opiniones, críticas, gustos y comentarios en multitud de redes sociales y soportes similares (blogs, wikis, mensajería instantánea…), lo que lo convierte en el nicho de extracción de datos más importante que podemos encontrar en la actualidad en lo que respecta a gustos y tendencias.
La migración a la nube
La nube merece una mención aparte. Cada vez son más las grandes corporaciones que están tomando conciencia de que migrar sus datos a la nube es sencillo y reporta grandes beneficios sin que el esfuerzo sea desmesurado. La lógica incertidumbre incial está dando paso a una mayor confianza en la ‘nube’, impulsada quizá por el avance paralelo en plataformas que facilitan esa ‘migración’. Éstas son las aportaciones principales de la nube:
Agilidad: la nube elimina barreras y aporta agilidad y rapidez. Además, ofrece escalabilidad, capacidad de adaptación rápida y sin perder calidad a cualquier innovación.
Personalización: los proveedores de ‘nubes’ avanzan vertiginosamente y lanzan cada vez más ofertas personalizadas y adaptadas a las necesidades de cada cliente.
Ahorro de costes: las tecnologías avanzadas tienen un coste que la ‘nube’ reduce considerablemente.
Más datos: el acceso a una mayor cantidad de datos de un modo directo es otra importante ventaja de ‘la nube’.
Los retos actuales
¿Cómo se puede analizar toda esa información? No es fácil contestar directamente a esta pregunta tan amplia, pero sí podemos terminar con los que podrían ser los grandes retos a los que se enfrentan las organizaciones a la hora de gestionar la información clave para sus respectivos negocios, siempre pensando en los profesionales que la integran:
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Foco en la simplicidad: si no se entiende, no sirve. La síntesis ocupa de nuevo un papel importante en el proceso de gestión de la información, si bien un exceso de simplificación puede obviar información importante.
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Placer de utilización: hay que generar en el usuario de la información la satisfación por el uso. La sensación de facilidad del usuario incide directamente en su sensación de comodidad. Sin olvidar, claro, la recompensa: el valor de la información que obtiene.
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Sentido de participación: es una premisa aplicable a casi cualquier actividad. Si el profesional no se siente partícipe de lo que se genera con su análisis, no se sentirá reconocido y, en consecuencia, perderá motivación y compromiso.
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El factor diseño: la analítica visual juega un papel fundamental. Hay que ofrecer el dato de forma atractiva, generar un proceso marketiniano de la información para asegurar la compra interna.
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Orientación a negocio: si no, nada tiene sentido. Orientemos cualquier proceso relacionado con el análisis con conclusiones de valor para el negocio de nuestra organización.
Si conseguimos generar pasión por la gestión, análisis, generación de valor y orientación al resultado, generaremos profesionales que creen en lo que hacen, saben para qué lo hacen y, sobre todo, profesionales que obtienen éxitos con su actividad profesional.
Lo que está claro es que no hay futuro sin análisis. La cita que aparece al principio del artículo, de Daniel Tammet, decía: “Cerrad los ojos e imaginad un espacio sin límites…”. Más bien deberíamos decir: abramos bien los ojos al análisis, porque en ese análisis están las claves de un futuro mejor.