La formación es esencial en el ámbito sanitario desde la base hasta la cúspide, desde el paciente a los expertos en una determinada especialidad médica. Una buena educación sanitaria empodera al paciente, haciéndolo más consciente de su estado de salud y mejorando su relación con el equipo médico.
El actual estilo de vida, el envejecimiento de la población, los agentes externos o ambientales, así como los factores hereditarios están provocando que cada vez haya más pacientes con enfermedades crónicas, sobre todo dermatológicas. De hecho, según un estudio publicado recientemente las consultas por motivos dermatológicos en los centros de salud siguen representando en la actualidad un porcentaje importante (5,4%), siendo los eccemas la patología más consultada.
En este punto es imprescindible que los médicos de atención primaria realicen un diagnóstico acertado derivando al especialista si lo consideran necesario. Para que dichos profesionales resuelvan correctamente las consultas resulta esencial conocer los últimos avances médicos. Aquí es donde la industria puede jugar un papel fundamental: dando respuesta a las inquietudes que tienen los profesionales médicos y farmacéuticos con el objetivo de impulsar y mejorar su rol prescriptor. En este sentido, en el área de la dermocosmética, es esencial tanto el consejo experto como el apoyo en productos específicos que mejoren cada una de las patologías que sufren los ciudadanos.
Las profesiones del sector sanitario están necesariamente ligadas a la formación continua, ya que los avances tecnológicos y en materia de investigación surgen de forma constante y estos profesionales deben conocer su existencia. Sin embargo, esta “actualización formativa” puede suponer una elevada presión en estos profesionales, ya que la oferta, variedad y globalidad de los nuevos contenidos los convierten en inabarcables.
Por esta razón es imprescindible que el sector facilite que el personal sanitario tenga acceso a materias y formaciones útiles, prácticas y de calidad. Es un compromiso de todos los implicados en la salud, desde las instituciones a los pacientes, ya que es de interés general que la atención sanitaria que se practique sea de la más alta calidad.
En este contexto la dermocosmética contribuye a que la salud de la piel sea una realidad, y sus acciones se dirigen a tres pilares fundamentales en el cuidado de la piel: los farmacéuticos, los pacientes o usuarios y los profesionales sanitarios.
Formación del personal sanitario
El papel de los laboratorios en la formación de futuros profesionales, médicos, enfermeros o farmacéuticos se basa en acercar las nuevas y últimas soluciones de la industria para dar una mejor respuesta a las necesidades del paciente. Es fundamental generar vínculos con toda la comunidad sanitaria y farmacéutica. Para Laboratorios Uriage es esencial también conectar y tener la valiosa confianza de los profesionales sanitarios como primeros recomendadores. En un sector como la dermocosmética es fundamental contar con ellos como asesores de primer nivel y convertirlos también en nuestros embajadores. Para el profesional sanitario la formación aporta: confianza, conocimientos para su trabajo, motivación, prevención de la obsolescencia profesional y ayuda en la toma de decisiones.
Gracias a este tipo de acciones los titulados superiores en ciencias experimentales o ciencias de la salud tienen a su alcance todos los conocimientos sobre un sector como la dermocosmética, que cada vez ocupa más tiempo y espacio en la atención farmacéutica.
Pero los talleres o seminarios no son la única opción para ayudar a los expertos a desarrollar mejor su labor. Para los médicos especialistas en concreto la documentación clínica es esencial, y en este sentido Uriage contribuye con iniciativas como, la puesta a disposición de los profesionales sanitarios del archivo gráfico de dermatología pediátrica del profesor Marc Larrègue. Son instrumentos muy valiosos tanto para estudiantes como para profesionales experimentados.
Los farmacéuticos, esenciales en la recomendación en dermocosmética
La prescripción de cuidados dermocosméticos es una de las labores principales de los farmacéuticos hoy en día, por eso es esencial que sean formados específicamente para ello y así tengan mejores herramientas para diferenciarse de la competencia.
La Atención Farmacéutica tiene varios enfoques, uno en relación al médico, ya que los farmacéuticos pueden completar la atención sanitaria dada al paciente; otro con respecto a los productos, ya que deben dispensar el más apropiado, y por último otro relacionado con el paciente, al que pueden ayudar resolviendo sus dudas y problemas de salud.
Teniendo en cuenta estos enfoques no es de extrañar que su formación deba ser multidireccional. Las necesidades formativas pasan, por tanto, por aprender a gestionar la comunicación con el paciente, a mejorar la relación con los médicos y a conocer mejor los medicamentos y productos que se dispensan en la farmacia.
Este último punto tiene especial interés, ya que la función del farmacéutico no es solo dispensar o vender, si no usar sus conocimientos para hacer una buena elección de producto, acompañada del correcto consejo de uso y conservación, y un seguimiento del paciente evaluando los resultados obtenidos. De esta manera podrán comprobar los efectos terapéuticos del tratamiento y detectar la aparición de efectos adversos.
Empoderamiento de los pacientes
El tercer pilar fundamental para un buen tratamiento y seguimiento de las patologías dermocosméticas es el paciente. La formación y la información para el usuario son fundamentales para que los tratamientos tengan la eficacia esperada.
La realidad actual de los pacientes está muy ligada al empoderamiento, y en este sentido las asociaciones de pacientes juegan un papel crucial para la formación, acompañamiento y fortalecimiento de la relación médico-paciente. Esto no significa que los pacientes se consideren capaces de hacer auto diagnósticos si no que sean los primeros comprometidos con su estado de bienestar. Deben aprender a reconocer las señales que le indican que requieren de atención especializada. Un sencillo ejemplo lo encontramos en la protección frente a la radiación solar. La mayor parte de la ciudadanía considera que sabe protegerse correctamente de los rayos del sol pero según datos de la Academia Española de Dermatología y Venereología solo 4 de cada 10 personas consideran necesario protegerse del sol en invierno. Otro estudio de la Asociación Española Contra el Cáncer afirma que el 80% de la población considera que solo está expuesta al sol durante las vacaciones y los fines de semana y no entre semana al aire libre. Y datos aún más alarmantes, como que el 35% de los padres con hijos mayores de 10 años solo los protegen cuando calienta más el sol.
Estas respuestas nos indican que la población aún necesita mucha formación para proteger su piel correctamente. En este sentido, las recomendaciones de farmacéuticos bien formados, la información a través de las asociaciones de pacientes y las nuevas tecnologías son las herramientas más efectivas.
El mundo tecnológico está creciendo al mismo compás que el mundo sanitario, y esto ha permitido que hoy en día haya herramientas tecnológicas útiles y de calidad para aportar beneficios a los pacientes y acompañarles en el seguimiento de su patología.
Una de las herramientas para apoyar a los pacientes son las Aplicaciones Sanitarias. Se prevé que en 2017 más del 50% de los usuarios de smartphones descarguen alguna app relacionada con la salud. En esta realidad no es extraño que la dermocosmética haya encontrado en la tecnología móvil una gran aliada para que los pacientes puedan seguir la evolución de su patología, almacenar la información y mejorar la comunicación de esta información con el médico correspondiente.