El teletrabajo y los planes de reincorporación paulatina están entre las medidas planteadas por las compañías farmacéuticas en esta nueva normalidad. Si bien las fábricas, por necesidad y al ser industria esencial, no han parado su actividad en todos estos meses, el trabajo de oficinas va volviendo poco a poco y con un aforo reducido para garantizar la distancia de seguridad.
La experiencia masiva y mundial de teletrabajo, con millones de empleados obligados de un día para otro debido a la pandemia a trabajar desde casa, ha sido un éxito que ha sorprendido a la mayoría de los directivos.
La Covid-19 ha puesto de manifiesto que la realidad es cambiante y no se debe dar nada por hecho. Esta crisis debe servir de oportunidad para tratar de equilibrar vida laboral y personal, normalizando que el trabajo no siempre ha de ser presencial.
Si antes los que teletrabajaban eran los raros, ahora es una inmensa mayoría de trabajadores los que siguen prestando sus servicios desde casa.
La pregunta que nos hacemos ahora es, ¿se permitirá en las empresas que los empleados continúen trabajando de forma remota después de la COVID-19?
En 2016 el economista de Stanford Nicholas Bloom llevó a cabo un macro experimento en China para valorar si los trabajadores en remoto mejoraban su desempeño. Los resultados fueron asombrosos. El estudio mostró un aumento de la productividad entre los trabajadores remotos, equivalente a un día completo de trabajo.
¿Cuál es la explicación? Aproximadamente un tercio del aumento de productividad se atribuye a que los empleados tienen un entorno más silencioso, lo que facilita el procesamiento de información y la concentración. Los otros dos tercios se atribuyen al hecho de que las personas en casa trabajan más horas: comienzan antes la jornada, tienen descansos más cortos y trabajan hasta el final del día. Se evitan los desplazamientos a la oficina, no hacen recados en el almuerzo ni dejan de trabajar cuando están enfermos.
Los trabajadores del conocimiento cuyas empresas les permiten ayudar a decidir cuándo, dónde y cómo trabajar tienen más probabilidades de estar satisfechos con su trabajo, desempeñarse mejor y ver a su empresa como más innovadora.
Nuevos métodos de gestión para los trabajadores remotos
Si bien es tentador controlar a los empleados remotos con más frecuencia que a los de la oficina, los mejores resultados se obtienen cuando a estos empleados se les otorga verdadera autonomía y flexibilidad, en lugar de ser microgestionados.
Cuando los empleados trabajan de forma remota, ¿es realmente necesario que tengan una jornada laboral tradicional de nueve a seis? Los horarios de trabajo flexibles son una alternativa que permite a los empleados variar sus horas de inicio y finalización para adaptarse a sus otros compromisos. En su lugar, tiene más sentido ofrecer la oportunidad de trabajar una cantidad determinada de horas y estar presente durante un tiempo central diario en el que coincida todo el equipo.
La tecnología ha aumentado considerablemente la capacidad de los trabajadores para realizar tareas fuera de los espacios de trabajo tradicionales. La clave es determinar qué necesitan para un trabajo flexible y proporcionar a los empleados las herramientas adecuadas, incluidos portátiles, conexión a internet y software antivirus mejorado.
Es importante también pensar lo que se podría perder si se mantiene sin cambios el modelo de teletrabajo total. La presencia en la oficina física genera interacciones no planificadas entre los empleados, y esto aporta intercambio de ideas y fluidez en las relaciones sociales. Trabajando en remoto hay menos charlas entre los compañeros, lo que a medio plazo puede crear falta de confianza. Y el descenso de conversaciones espontáneas puede también impactar negativamente en la innovación y la colaboración entre compañeros.
Es probable, asimismo, que afecte a la hora de incorporar nuevos empleados, en su aprendizaje y en la comprensión de la cultura de la empresa. Y lo mismo puede suceder a nivel interno, a la hora de que un trabajador cambie de puesto o se reestructuren departamentos.
El aislamiento social y la soledad son una de las quejas más comunes sobre el trabajo remoto, ya que los empleados pierden la interacción social informal de un entorno de oficina. Por ello es fundamental mantener reuniones periódicas con todo el equipo.
Es importante también tener en cuenta que los trabajadores remotos necesitan un espacio de trabajo adecuado para evitar las distracciones que pueden surgir estando en su casa.
Conociendo los beneficios que tiene el teletrabajo tanto para las empresas como para los empleados, el desafío ahora reside en encontrar la fórmula perfecta para que funcione evitando los riesgos que conlleva para los trabajadores.