En momentos de cambio e incertidumbre como los actuales, la Gestión del Conocimiento de nuestras organizaciones, así como el aprovechamiento de las herramientas que nos ofrece la era de las Tecnologías de la Información, nos ha de permitir diferenciarnos de nuestros competidores y crear valor añadido a los miembros de nuestros equipos y finalmente a nuestras organizaciones.
Para los que intentamos asimilar la inmensa cantidad de información que se volcó sobre los asistentes a Expomanagement 2003 (celebrada en Madrid en Mayo de 2003) y en la que participaron gurús de la talla de Michael Porter, Thomas Stewart, Jack Welch o Philip Kotler entre otros, creo que quedó claro un concepto y es que el activo más importante de las organizaciones no son sus patentes, productos, edificios, etc. sino la gente que la componen y la información/conocimiento que gestionan.
Este planteamiento establece una nueva base de estrategia competitiva que ya no está centrada únicamente en ser mejor que los demás sino en ser diferente de los demás. Ahora se trata de ser diferente en términos estratégicos y de cultura empresarial, potenciando la singularidad de nuestras organizaciones y minimizando los efectos de la imitación.
Esta estrategia competitiva, defendida entre otros por Michael Porter, nos sirve de base para, aunando las ideas de los gurús de la Gestión del Conocimiento Thomas Stewart y del Márketing Philip Kotler, identificar los dos pilares básicos sobre los que descansa la implantación de un política de Gestión del Conocimiento en cualquier organización:
-La identificación de los activos de conocimiento existentes y ausentes
-La creación de una base tecnológica que permita obtener y compartir dicho conocimiento
Identificación de los activos de conocimiento
En cualquier organización, su activo más valioso, sus miembros, cuentan con una serie de conocimientos / habilidades en unas ocasiones trasmitidos por la misma organización y en otras fruto del desarrollo profesional y personal a lo largo del tiempo y que hacen que dicha organización funcione día a día.
La identificación de todo el conocimiento / información existente en nuestra organización, nos ayudará, en base a la estrategia corporativa, a identificar qué conocimiento / información debemos tener y en consecuencia habremos identificado paralelamente de qué conocimiento / información no disponemos y podremos poner los mecanismos necesarios para su obtención.
Tan importante como identificar de qué conocimiento disponemos y de qué conocimiento carecemos es identificar qué miembros de nuestra organización han de tener acceso a él. Por tanto, tendremos que diseñar una estrategia que nos permita dotar a cada miembro del conocimiento/información necesarios, cubriendo los desajustes entre lo que debería saber y lo que realmente sabe con una política de formación y de acceso a la información individualizada. Ya no se trata de dar cursos de inglés a los product managers y de ofimática a los administrativos, se trata de crear una estrategia que nos permita identificar qué conocimiento es necesario para cada individuo, de qué conocimientos dispone / carece y cubrir ese espacio en base a la estrategia corporativa de forma que el proceso de formación de cada individuo genere valor a la organización y a sus clientes.
Creación de una base tecnológica
En los tiempos en los que nos ha tocado vivir, la cantidad de información que se maneja y la necesidad de disponer de ella de forma inmediata, nos obliga a contar con una plataforma tecnológica lo suficientemente potente como para servir de base para la obtención y la transmisión de la información hacia todos los miembros de nuestra organización.
En función de la estructura y estrategia de la compañía se desarrollarán herramientas más o menos orientadas a cliente (CRM), a producción, a finanzas, etc., aunque todos estamos de acuerdo que la mejor herramienta es la que integra a toda la organización sobre una misma estructura (ERP). Independientemente de la plataforma que utilicemos para el desarrollo de esta aplicación (Oracle, SAP, etc.), debemos tener claro desde el principio que la información es un activo muy preciado que no sólo debe estar al servicio de la Dirección sino que debe ser trasmitida (en su justa medida) al resto de la organización.
La implantación de una plataforma tecnológica en la que todos los sistemas de información están interconectados nos permite diferenciarnos y crear valor a través de nuestro activo más preciado, nuestra gente. Como expone en una entrevista reciente Jesús Acebillo (Presidente de Novartis) "Si queremos sacar lo mejor de nuestra gente, le tenemos que poner en contacto con la información. Por tanto si queremos trabajar en una empresa que sea participativa, y en la que todos generen valor, tenemos que proveerles de información".
En definitiva y simplificando, la Gestión del Conocimiento es la identificación de los activos de conocimiento necesarios en nuestras organizaciones, para que, promoviendo un entorno de colaboración y aprendizaje, sus miembros se sientan motivados para adquirir y compartir su información y conocimiento (bajo una base tecnológica), generando valor y permitiendo transmitir al mercado la estrategia de diferenciación y excelencia de nuestra organización.