Para todo empleado de cualquier empresa hay dos palabras que causan bastante incertidumbre y malestar: la primera es auditoría y la segunda (no se queda lejos) es la incomprendida consultoría. A los primeros visitantes los conocemos como “los hombres y mujeres de negro”, así que, en correspondencia, los segundos deben ir vestidos de gris.
Estos invitados viven temporalmente entre nosotros, observan nuestro comportamiento, y nos preguntan y repreguntan, vecinos cotillas de traje sastre, con la intencionalidad de analizar los procesos (lo que hacemos mal) y transformarlos de manera eficiente e innovadora (cambios y más cambios). Y entre tú y yo ¿a quién le gusta cambiar?
Pequeños problemas, grandes soluciones
Somos reacios a recurrir al especialista, como buenos manitas en prácticas, preferimos arreglar internamente nuestras pequeñas rémoras. Habitualmente, se asocia la idea de “pedir ayuda” a una situación de magnitud que nos excede, cuando en realidad, las dificultades, grandes o pequeñas, repercuten en un efecto mariposa en todos los equipos y áreas de una compañía. La importancia o color de un obstáculo se la da el objetivo que persigue. Su valor debe ser considerado como tal, si afecta al éxito de nuestro proyecto, nuestro producto o nuestro equipo.
Muchas veces hacemos las cosas bien, tenemos un buen producto, el mercado es receptivo, nuestro personal está preparado… lo tenemos todo para alcanzar el éxito; pero hay algo que falla y que no podemos resolver internamente. Nos falta objetividad, perspectiva y, probablemente, un traje gris.
Un enfoque holístico
En un proceso de acompañamiento es importante contar con profesionales que aporten el, tan ansiado, enfoque holístico. Este concepto integral, valorado como el santo grial de cualquier consultor, además de indicarnos formas y caminos para resolver una situación, nos ayudará a implementar las soluciones de manera efectiva.
La pregunta, la reflexión y el análisis deben ser complementadas con el amplio conocimiento del sector, la experiencia solvente en este mercado y la capacidad real de llevar a la práctica los cambios pactados.
No importa el nombre de la firma o las siglas que la componen, la realidad es que pocas empresas pueden continuar con nosotros durante todo el proceso, sin quedarse solo en un informe final que meter en un cajón desastre. Poseer esta capacidad integradora y aportar soluciones reales, que puedan extenderse a todo tipo de proyectos, debe considerarse a la hora de valorar un proceso de consultoría.
Consultoría creativa
Muchas veces no entendemos los porqués. La monitorización de los datos, el estudio exhaustivo del mercado, el incesante control de daños… nos hacen caminar siempre con red. Por eso ante la adversidad, cuando no funcionan las cosas, a veces hay que acudir a la intrahistoria.
Los productos, los mercados, las situaciones pueden cambiar, sin embargo, los valores, las historias y las emociones que nos provocan son más profundos que cualquier dato.
Analizar un producto, atendiendo a esta intrahistoria nos aportará una fotografía más certera de cuáles son las barreras y oportunidades a las que nos enfrentamos. Construir un mapa mental, un viaje emocional, que, de manera natural, conecte los inputs que definen nuestro producto con los valores reales que nos trasmite. Nos dice dónde estamos y nos guía a donde queremos llegar.
Utilizar procesos de storytelling que conecten el dato experto con la emoción, intrínseca al ser humano, dinámicas inductivas que favorezcan la reflexión y nos hagan conectar con nosotros mismos, nuestro equipo y con nuestra labor profesional, son factores de éxito en cualquier proceso de consultoría del siglo XXI.
Un secreto a voces
La nueva consultoría promueve una transformación interna que perdura más allá de un proyecto, deja su impronta en las personas que participan en ella, les hace valorarse y entender que forman parte de algo más grande. Este cambio de comportamiento pasa por la reflexión y el debate, en el que la emoción no se deja de lado, se incluye como un pilar fundamental que junto a la investigación y al análisis objetivo de los datos nos conduce a la consecución victoriosa de nuestros proyectos.
A estas alturas, ya os podréis imaginar que soy una de estas personas de gris, tal vez el color, tal y como os he contado, no nos defina; sí lo hace lo que podemos aportar de valor a vuestras empresas, con todo el peso y conocimiento en el sector farmacéutico que nos avala como agencia experta en marketing, sumado a la innovación puesta en marcha en números procesos de acompañamiento y consultoría creativa.
Supongo que después de esto ya conoceréis muchos de nuestros secretos, si queréis saber más, no dudéis en llamarnos, estaremos encantados de escucharos.