Cuando hablamos de liderazgo es fundamental asociar (y fusionar) a las personas que forman parte de nuestra organización y las estrategias que utilizamos en nuestro modelo de negocio. La historia tiene mucho que enseñarnos y si sabemos comprender, traducir y aplicar esos conceptos, podremos tener ambientes de trabajo más orientados (pero en serio) a las personas. Un breve repaso y análisis por El arte de la guerra de Sun Tzu, nos muestra como el futuro de nuestras organizaciones está en la sabiduría pasada.
“¿Qué dirigente es más sabio y capaz? ¿Qué comandante posee el mayor talento? ¿Qué ejército tiene oficiales y tropas mejor entrenadas?”. Estás son algunas de las preguntas que Sun Tzu se plantea en el primer capítulo (Sobre la evaluación) de su obra “El arte de la guerra”. Escrita hace más de 25 siglos, sigue teniendo una vigencia descomunal gracias a que sus planteos militares hablan de personas; su filosofía es que “la mejor victoria es vencer sin combatir”. He vuelto a releer este clásico que, para quien no esté familiarizado, va más allá de lo militar y su interpretación, hoy por hoy, supera esos limites y se adentra, por ejemplo, en el mundo del deporte, los negocios o la diplomacia.
Quien se acerque por primera vez a su lectura debe hacerlo con los ojos bien abiertos, la fina observación entre líneas de sus relatos, la madurez de transferir sus conceptos al mundo actual de la empresa (por citar un sector de aplicación) y la sabiduría de intuir cómo adaptar tantas enseñanzas en la gestión de personas. Sun Tzu, un general chino cuya vida transcurrió durante el siglo V antes de Cristo, fue pionero en dejar escritos sobre estrategias. Otros autores, como Maquiavelo o Napoleón, siguieron sus pasos. Más allá de estos personajes, ¿cuáles son las enseñanzas que nos aportan y por qué siguen siendo tan actuales? Debemos quitarnos prejuicios y abrirnos al aprendizaje.
Es evidente que un escrito sobre la guerra no es la razón de este artículo; sí lo es su interpretación estratégica y sobre las personas. Dicho de otro modo: en tiempos complejos, personas y estrategias. Hoy, las empresas pueden mantener su modelo de negocio, modificarlo, ampliarlo, reducirlo o incluir nuevos productos y servicios. Para ello, se necesita tener claro cómo afectará a las personas (tanto a nuestro cliente interno y externo. No olvidemos que, si nuestros trabajadores no comprenden el negocio, ¿cómo lo va a hacer nuestro comprador?) y qué estrategia utilizaremos; una estrategia de corto, medio o largo plazo y libre de egos. Tan sencillo, tan complejo.
Sun Tzu nos habla de cinco factores fundamentales: la doctrina, el tiempo, el terreno, el mando y la disciplina. La doctrina hará que nuestros trabajadores estén en armonía con nuestra dirección; que sigan una estrategia y la hagan suya. ¿Cómo es la simbiosis para el beneficio mutuo en el desarrollo vital del modelo de negocio de nuestra organización? Por supuesto, debemos tener claros, identificados y transmitidos una misión y unos valores corporativos. Sin ellos nos convertimos en una empresa poco atractiva para el talento que tanto anhelamos tener y retener. El tiempo significa el Ying y el Yang. ¿Cómo es el tiempo de calidad dentro de nuestras relaciones profesionales?
El terreno hace referencia al “lugar”, al sector en el que nos movemos. ¿Cuáles son las posibilidades de supervivencia de nuestra empresa? ¿Cómo nos vamos a mover en nuestro mercado? ¿Cómo afectan las distancias reales y virtuales para desarrollar nuestro negocio? El mando, como si habláramos de un líder, debe tener sabiduría, sinceridad, benevolencia, coraje y disciplina. Por último, si tocamos el tema de la disciplina, debemos comprender cómo trabajar con organización, regulaciones y provisiones. En líneas generales, es una palabra que está asociada a la falta de libertad individual si ponemos ejemplos históricos poco felices. Nada más lejos de la realidad.
Estos cinco factores iniciales, ¿se pueden atribuir al liderazgo? Sin ninguna duda. Estamos de acuerdo que tenemos poco material para hablar de quienes tienen la misión de gestionar personas en nuestras empresas pero no dejan de ser factores fundacionales para comenzar el camino. Cada vez más necesitamos valores y sólidas ideas, habilidades sociales, cultura y educación para guiar a nuestros trabajadores. Soy un gran convencido de trabajar el liderazgo personal pero hay que asumir que no podemos crear un “ejército” de líderes. Debemos crear también “seguidores”. ¿Esto quiere decir que vamos a adoctrinar sin más a nuestra gente? En absoluto.
En el inicio del capítulo dos, sostiene Sun Tzu: “Una vez comenzada la batalla, aunque estés ganando, de continuar por mucho tiempo, desanimará a tus tropas y embotará tu espada. Si estás sitiando una ciudad, agotarás tus fuerzas. Si mantienes a tu ejército durante mucho tiempo en campaña, tus suministros se agotarán”. Aquí hablamos de estrategia. En cada área o departamento, a nivel general, ¿cómo cuidamos a nuestra gente frente a estrategias potentes y duraderas? Necesitamos contar con todas las personas de nuestra organización que, sea en el puesto que sea, aportan al modelo de negocio. ¿Revisamos la motivación y necesidades de nuestros colaboradores?
Una buena estrategia debe tener un objetivo claro pero segmentado para poder reflexionar, recapacitar y reconducir. Nunca es beneficioso que una “campaña” se prolongue por mucho tiempo. Esto agota a las persones que son, al final de cuentas, quienes sostienen la estrategia. La Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce oficialmente el burnout o “síndrome de estar quemado” donde, por supuesto, está incluido el abuso de videojuegos como trastorno adictivo. ¿Podemos hacer una traslación a toda la tecnología que utilizamos en lo profesional? ¿Cuánto agota a nuestra gente? Este desgaste profesional puede derivar en enfermedades. De hecho, lo hace.
Un líder debe saber encontrar el equilibrio entre las personas y la estrategia. Complejo reto teniendo en cuenta que utilizamos esta figura muy alegremente. No todo el mundo puede ser un líder, entre otras cosas, porque un líder debe “querer” serlo, entendiendo que ha sido “elegido” para tal desafío. Hay que preparar y coordinar los recursos disponibles. Planificar. No actuar dejándonos llevar por raptos emocionales. “Un verdadero maestro de las artes marciales vence a otras fuerzas enemigas sin batalla, conquista otras ciudades sin asediarlas y destruye a otros ejércitos sin emplear mucho tiempo”, nos ilustra Sun Tzu en el tercer capítulo de El arte de la guerra.
En la fusión de las personas y las estrategias de una organización, cuando los líderes ignoran los hechos, inmovilizan a su gente; cuando ignoran las normas, los seguidores acaban confusos; cuando ignoran cómo llevar a cabo las estrategias, los trabajadores acaban vacilantes. No hay estabilidad, no hay equilibrio. La edición que tengo posee 13 capítulos y te invito a leerlo o volver a hacerlo. Siempre estamos en continuo cambio y podemos encontrar una nueva visión que comprender. De lo que no hay dudas, en la gestión de personas, es que “si conoces a los demás y te conoces a ti mismo, ni en cien batallas correrás peligro”. La historia y la estrategia militar tienen mucho que contarnos.