Entremos en google y tecleemos 'formación continuada'. En 0,37 segundos nos da 707.000 resultados. Añadamos ahora un parámetro más e incorporémosle el adjetivo 'online': en 0,28 segundos las referencias pasan a ser 536.000.

Más de medio millón de posibles enlaces a una materia en la que, de existir una máquina del tiempo y retroceder 10 años, la misma búsqueda posiblemente apenas hubiera dado unas docenas de direcciones fiables.

¿Qué ha ocurrido para que, una década después, exista esta amplia oferta de formación a distancia?

Además de verse inmersa en el tsunami que ha sido el crecimiento de internet en los últimos años, la respuesta es bien sencilla y no necesita de ningún máster en estrategia de mercado. Las empresas implicadas han descubierto las posibilidades no sólo relacionales sino también comerciales de la formación continuada. O quizá primero comerciales, y después relacionales... ¿qué fue antes: el huevo o la gallina? Tanto da.

Nos hallamos frente a una de las grandes herramientas que puede tener actualmente la industria farmacéutica para extender sus prestaciones en cualquier profesión sanitaria. La formación, empezando por la más tradicional en la que un profesor imparte en un aula y un alumno toma nota y escucha, siempre se ha basado en la unidireccionalidad, con un emisor situado en el vértice de la pirámide y los receptores, en la base. Los conocimientos han rodado cuesta abajo desde la posición predominante y elevada del profesor hacia la receptiva y normalmente sumisa del alumno.

En la formación online sigue existiendo un emisor y un receptor, también un canal, pero cada uno de ellos se ha redefinido, para adaptarse a lo que demanda la nueva formación online, la Formación 2.0.

En primer lugar, ya no existe un aula, o todo lo contrario existen muchas aulas. Aula es ahora cada momento que el profesional sanitario entra en el curso formativo. Aula es cada ocasión que ese profesional sanitario se conecta a internet y decide dedicar parte de su tiempo a la formación. Un aula abierta las 24 horas del día, los 365 días del año, una tienda de conveniencia donde el profesor siempre está detrás de la pantalla. No importa el día, ni siquiera la hora.

La formación sanitaria a distancia ha sido capaz de sumar el hambre con las ganas de comer. Partimos de uno de los grupos de profesionales con mayor interés por la formación continuada, porque se les exige mantenerse al día de los continuos avances que la medicina pone a su alcance. Por otro, internet añade la ubicuidad de esta formación, la comodidad de su flexibilidad y la particularidad de su versatilidad.

El envoltorio y la esencia
En la industria del embalaje se dice que la piel de plátano es el envoltorio perfecto. Protege al producto, es de fácil apertura y su aspecto varía según el estado y la calidad del interior.

Las TIC, o nuevas tecnologías de la información y comunicación, mal planteadas, pueden acabar siendo la anti-piel de plátano. La tecnología debe ser siempre el vehículo que aporte la flexibilidad, versatilidad y ubicuidad de la formación, y no hay duda que sin ella es imposible entender la formación on line, pero en ningún momento debe ser la propia protagonista de la formación. Sólo es el canal.

Ni la más sofisticada y espectacular plataforma educativa garantiza la calidad del curso. Siempre, por encima, debe destacar el diseño de su enfoque pedagógico, su planificación y, por supuesto, sus contenidos. El envoltorio en este caso debe ayudar a vender, pero no vender por si solo.

En esta vasta proliferación de formación on line se ha caído muchas veces en el error de olvidarse de lo que, por encima de todo, siempre debe existir en la docencia: una buena..., perdón, excelente base pedagógica.

De qué sirve que al profesional sanitario le ofrezcamos formarse en la tranquilidad de su domicilio, en la comodidad de la hora y día que prefiera si, una vez abierto el plátano, el interior es todo menos comestible. Una web formativa, además, debe reunir los parámetros más esenciales de accesibilidad y usabilidad. La extravagancia y espectacularidad de una web más que favorecer puede perjudicar. Como recuerda Jakob Nielsen, experto en la materia, pensar lo mínimo cuando navegamos por internet es sinónimo de éxito.

Por otro lado, la red difícilmente ofrece segundas oportunidades. Es tal la oferta, que si un usuario se siente decepcionado en sus primeras aproximaciones a una web determinada, posiblemente no repetirá visita, con seguridad navegará hacia otro rumbo.

Formación 2.0
Sólo poco más de 50 líneas después del inicio de este artículo, volvemos a teclear en google «formacion continuada on line». En esta ocasión la búsqueda da como resultado 574.000 referencias, casi 40.000 más. ¿Quiere decir esto que en apenas unos minutos se han puesto en marcha otras tantas nuevas ofertas formativas? No, más bien que el señor google tiene dificultades para separar el grano de la paja.

Con la formacion on line la industria farmacéutica tiene un excelente granero para alimentar al profesional sanitario. Debe ser considerado un magnífico recurso de márqueting a su disposición, siempre y cuando se sepa utilizar.

Tradicionalmente, en los albores del e-learning, se daba por descontado que la formación a distancia era peor que la presencial. Por desgracia, esta etiqueta ha sido y es todavía difícil de quitar. Pero en la actualidad, la principal característica de la Formación 2.0 es ya el aumento de su calidad.

No hay ninguna fórmula secreta. La clave, como en la formación presencial, está en los profesores, en los contenidos, en saber encontrar aquel factor diferenciador, que en gastronomía sabe dar el chef para atraer a los comensales. La tecnología cambiará, mejorará y es fundamental para crear una plataforma de fácil acceso y flexible en su uso, pero la importancia seguirá protagonizada por los métodos de aprendizaje, los contenidos y el profesor, en suma: por los fogones.

Paralelamente, el sector de las telecomunicaciones no descansa e internet vive en un desarrollo constante. El reto es ahora poder descubrir el valor pedagógico que pueden proporcionar estas nuevas herramientas que crecen exponencialmente en la red.

Nace de esta forma un nuevo término: el mobile learning, que se basará en el crecimiento de los dispositivos móviles, que permiten aprovechar a lo largo del día muchos de aquellos ratos perdidos, tradicionalmente ocupados por la lectura de un libro o la realización de un crucigrama. El autobús, el tren, una sala de espera puede ser ahora una nueva aula.

Pero no olvidemos que por muy extravagante, sugerente, accesible y cómodo que sea el envoltorio, el éxito de la actividad formativa radicará siempre en el valor pedagógico de su interior. Si continente y contenido crecen a la par, nos acercaremos a lo que debe ser la Formación 2.0.

Aquella pirámide en cuya cúspide el profesor dejaba rodar hacia abajo los conocimientos, tiende a allanarse y a promover la bidireccionalidad... mejor: la multidireccionalidad. La Formación 2.0 debe permitir que los conocimientos fluyan en varias direcciones y que un curso online, como la materia, no se destruya, sino se transforme. Foros, redes sociales, wikis, blogs... espacios virtuales en suma que deben promover la comunicación entre profesor y alumnos, y crear el caldo de cultivo imprescindible para hacer evolucionar la materia lectiva, que deja de ser un componente inerte para ser a partir de ahora un elemento vivo.

En esta nueva Formación 2.0, a la que ya le añadimos el adjetivo de sanitaria, cada alumno es potencialmente una fuente de conocimiento, un sujeto que no sólo aprende, sino también enseña. Por consiguiente, debemos buscar una nueva definición del curso multimedia. No debe ser sólo un conjunto de materia contenida en una web, realizada por un experto para el consumo de unos usuarios. Debe ser una herramienta y una excusa para la comunicación, cuya fluidez vaya alimentando al propio curso. Una buena obra de teatro se enriquece con los matices de su representación diaria. La formación sanitaria 2.0 debe estar viva, crecer y evolucionar mientras el curso esté activo y que, como en el buen teatro, en su último día sea mejor que en su estreno.

Desde Aula Mayo, plataforma educativa creada en 1999 por Ediciones Mayo, hemos vivido el crecimiento exponencial de la formación, especialmente en estos últimos meses. En mayo de 2009, teníamos 8.100 alumnos registrados. En mayo de 2010, el número pasó a ser de 15.200. Pero sobre todo hay un dato que aporta un valor añadido a esta cifra: el grado de fidelidad de estos alumnos, puesto si bien se han sumado 7.100 usuarios a la propuesta de formación de Aula Mayo, los alumnos más veteranos mantienen el mismo nivel de actividad que cuando se inscribieron por primera vez a nuestra plataforma. Del total de alumnos, un 16% realizan dos cursos a la vez, un 32% de 3 a 5, un 10% de 6 a 8 y un 3%, más de 8 cursos de forma simultánea.

¿El futuro? Seguir manteniendo, por encima de todo, la calidad de los contenidos. Apostar por la acreditación de los cursos como garantía y posteriormente crear el envoltorio técnico más adecuado a este contenido. Un envoltorio que nos recuerde que en la formación del siglo XXI el emisor, el receptor y el canal hace tiempo que cambiaron su forma de vestir.