En un entorno de evidente crisis económica, el ámbito de la salud asume ajustes muy relevantes que afectan, entre otros aspectos, a la capacidad de los gestores públicos para garantizar el acceso de los pacientes a nuevos tratamientos. En este contexto, parece lógica la necesidad de asegurar el acceso de los pacientes a esos tratamientos innovadores para seguir mejorando la salud y la calidad de vida de la población y, en muchos casos, salvar vidas.
La investigación y desarrollo de medicamentos a lo largo de la historia ha sido y es la base principal gracias a la cual, hoy pueden curarse o cronificarse enfermedades antes mortales. Probablemente, un buen ejemplo del valor de la investigación científica sea el control de enfermedades infecciosas antes mortales, gracias al desarrollo de vacunas y antibióticos; estamos hablando de enfermedades como la tuberculosis, varicela, sarampión, neumonías, etc.
El desarrollo de medicamentos se ha centrado en las últimas décadas en las enfermedades de mayor prevalencia en la población, que son las que tienen mayor impacto, no solo sanitario, sino también social, ya que muchas afectan a personas en edades productivas de la vida, lo que tiene una repercusión directa sobre la Sociedad. El propio avance investigador nos ha mostrado que es necesario profundizar más en dichas enfermedades y especializar la investigación, ya que lo que antes pensábamos que eran patologías ‘únicas’ tienen gran variabilidad. Ni todos los cánceres son iguales, ni cada caso de diabetes se puede tratar con los mismos medicamentos. Ello no significa que, gracias al avance y las soluciones terapéuticas aportadas por la I+D, hoy no existan tratamientos eficaces para gran parte de esas enfermedades, No obstante, tenemos que seguir pensando en enfermos y no en enfermedades y entender que no todos se pueden tratar de la misma manera; esto hace que nos queden aún innumerables retos por delante para asegurar un mejor control de la enfermedad con una calidad de vida excelente. El propio éxito de la investigación farmacéutica ha generado este nuevo escenario lleno de desafíos.
Sin duda, una de las enfermedades en las que el desarrollo de medicamentos innovadores ha supuesto una evidente mejora en los tratamientos es el cáncer. Los nuevos tratamientos y el mayor conocimiento de esta enfermedad, han conseguido que hoy podamos cronificar algunos tumores y, en otros casos, alargar de manera significativa la vida de los pacientes que padecen un cáncer. Por supuesto que seguimos enfrentándonos a retos muy importantes en su tratamiento, pero los éxitos logrados en los últimos años deben servirnos para que, tanto la industria, como la comunidad científica y las autoridades, sigamos valorando y apostando por la innovación y el desarrollo de nuevos fármacos en este campo.
Esto supone un nuevo enfoque desde un punto de vista investigador: cada vez debemos especializar más nuestra investigación y conocer mejor la biología de las enfermedades. Este es precisamente el esfuerzo de la I+D de Sanofi.
Queremos evolucionar y especializar nuestra investigación para encontrar dianas terapéuticas más eficaces, específicas y cercanas a la biología de cada enfermedad. Y ello requiere la necesidad de innovar en nuestra forma de investigar para ser capaces de llegar a áreas de investigación cada vez más complejas. Ello implica también una mayor inversión económica y un mayor riesgo de no lograr los objetivos marcados.
Y, sin duda, y especialmente en el ámbito de la investigación en biología molecular, este nuevo paradigma en la I+D+i supone, cada vez más, buscar alianzas y colaboraciones con centros especializados. Como ejemplo, desde Sanofi hemos llegado a un acuerdo con el Centro de Regulación Genómica de Barcelona, con quien desde 2012 se han co-desarrollado diferentes proyectos de investigación por valor de más de un millón de euros.
Investigación clínica de Sanofi
Nuestra actividad de I+D en España se desarrolla fundamentalmente en el ámbito de actuación de la Dirección Médica, con un equipo de 56 personas y un presupuesto, incluyendo inversiones, de más de 20 millones de euros en 2012. De éstos, la investigación clínica ha supuesto una inversión de 17,6 millones de euros. El resto se ha destinado a proyectos de innovación tecnológica y mejora de procesos y flujos de fabricación.
España es sin duda un referente en materia de I+D+i dentro del Grupo Sanofi y éste, a su vez, un líder mundial en el ámbito de la investigación y desarrollo de fármacos innovadores. En nuestro país, por ofrecer algunos datos concretos, el pasado año hemos investigado 35 moléculas, participando en 95 estudios clínicos con la colaboración de más de 377 centros investigadores, reclutando alrededor de 2.015 pacientes. Un buen ejemplo de nuestra posición de referencia dentro del Grupo Sanofi es el hecho de que la filial española es el mayor reclutador de pacientes para ensayos clínicos del Sur de Europa y el tercero a nivel mundial.
En cuanto a las áreas terapéuticas, nuestros esfuerzos se centran actualmente en el ámbito de la oncología, enfermedades cardiovasculares, diabetes, trombosis, enfermedades metabólicas, Sistema Nervioso Central, psiquiatría, medicina interna, respiratorio, o enfermedades raras.
Poner en valor la investigación y la innovación terapéutica
Todo este esfuerzo que compañías como Sanofi realizan en la búsqueda de nuevos tratamientos que aporten valor añadido al paciente, a su familia y a su médico tiene especial relevancia en un contexto de dificultades económicas como es el actual. Es importante que, en un momento donde el acceso a la innovación terapéutica está en entredicho, todos seamos capaces de defender y asumir que es precisamente esa apuesta por la investigación la que ha permitido un evidente avance en la salud y calidad de vida de la población y que no podemos parar estos avances de ninguna manera.
En ese sentido, debemos ser capaces también de explicar que las mejoras en los tratamientos desde la perspectiva de resultados se basan en pequeños pasos que, sumados, se convierten en grandes avances. Es lo que se conoce como innovación o beneficio terapéutico incremental.
Por tanto, en el contexto actual, no debemos perder la perspectiva de que los avances y mejoras en los tratamientos, por pequeños que puedan parecer, son en definitiva grandes avances de cara al futuro. Y no podemos, de ninguna manera, hipotecar la esperanza de muchos pacientes y sus familias.