A la economía en general y al sector farmacéutico en particular, les ha pasado con la crisis como a los dinosaurios con el meteorito: todos vivían plácidamente entre la abundancia o comiéndose unos a otros, ley de la selva asumida, hasta que “sin previo aviso” llega un asteroide con aviesas intenciones y golpea a diestro y siniestro sin tener en cuenta lo grande, fiero o importante que fueran.
En la industria farmacéutica al igual que con los dinosaurios de hace 65 millones de años se produce una catarsis existencial en las que algunos no pueden o saben adaptarse a los cambios originados y pasan a engrosar las vitrinas de los museos y a pervivir en el imaginero popular, Spielberg mediante, y otras interpretan acertadamente lo que el nuevo entorno ofrece y se adaptan para medrar y prosperar en una realidad distinta.
La crisis en el sector farmacéutico a modo de meteorito, ha traído entre otras consecuencias la evolución de algunas figuras y productos que están haciéndose hueco en la industria y convirtiéndose en protagonistas indispensables para entender el actual marco de la industria farmacéutica.
Muchos de los grandes laboratorios, con una visión cortoplacista, no supieron ver el problema que se avecinaba y por lo tanto no pusieron en marcha ni las medidas ni las estrategias necesarias para recibir el golpe con las menores consecuencias posibles.
Algunas de las consecuencias se pueden ver en los grandes laboratorios y en su falta de adaptación al actual campo de juego: se desploma la inversión en I+ D + I, no salen nuevas moléculas al mercado, el principal cliente (la Administración) paga con mucho retraso, los genéricos han querido tomar protagonismo pero no tanto como el que se presuponía (Diciembre de 2008 los medicamentos genéricos tenían una penetración de mercado del 8%. Noviembre de 2013, había aumentado escasamente hasta el 19%. Datos IMS), etc.
Los genéricos han llegado fuertes para quedarse pero hay que pensar hasta qué punto son la solución a los problemas (no olvidemos que algunos de ellos ya superan en precio a su marcas homólogas sin tener que hacerse cargo de la costosísima factura por investigación y su lanzamiento al mercado.
Y todo esto por supuesto afecta directamente a los profesionales que trabajan en el Sector. Este meteorito de la crisis ha originado cambios que, impulsados desde las Administraciones Sanitarias, se están realizando de manera que perfiles comerciales como Delegados de Ventas o Account Managers, están cediendo protagonismo e importancia ante nuevos perfiles profesionales necesarios para la dinámica que ha tomado la Sanidad desde hace unos años: especialistas en Farmaeconomía, Precios y Reembolsos apoyados en potentes programas y herramientas informáticas que dan soporte a la argumentación ante las Autoridades Sanitarias de la conveniencia del producto, del ahorro que van a suponer para los Centros públicos dónde se administren y de la optimización de recursos humanos que, lógicamente, también repercutirán en la factura de los laboratorios con las arcas públicas, etc.
De este nuevo damero se van quedando excluidas aquellas figuras que basaban su actividad en visitar a los médicos y venderles los productos de manera unitaria. Ahora irrumpen con fuerza en el mercado figuras que entablan conversación / negociaciones directamente con las Administraciones o las Gerencias de los Hospitales.
Market Acces, Regulatory Affairs, Goverment Affairs y Especialistas en Precios y Reembolsos son actores que, cada uno en su especialidad y cometido, están tomando un peso y papel más decisivo en el posicionamiento de un producto / terapia, en su reglamentación, en el lobby con los K.O.L´s y agentes institucionales más significativos, etc.
Pero existe una ausencia importante de estos profesionales para lo que realmente pide el mercado y es responsabilidad de las empresas tener y acometer planes de formación específicos así como armarse de paciencia para no caer en la tentación de exigirles resultados rápidos o contratar al menos adecuado.
El Sector ha cambiado y está claro que no volverá a ser el mismo. Si no queremos que el meteorito de la crisis se lleve por delante de manera gratuita a parte importante de la industria, hay que tomar medidas preventivas sin demora.