Considerando, ante todo, la innovación en I+D como el músculo de la proyección a futuro, sin la cual, es imposible avanzar. Siendo varios los protagonistas que conforman la investigación clínica en el sector salud, desgranemos, como cada uno de ellos, tiene un papel esencial en asegurar el cuidado de nuestros profesionales sanitarios e industria bio-farmacéutica dedicados al crecimiento científico.
Actualmente, los profesionales dedicados al mundo de la investigación clínica, somos conocedores de la importancia estratégica que conlleva la realización de los protocolos de investigación en centros hospitalarios de elección, para su contribución a la generación de nuevo conocimiento científico.
Por otra parte, el personal sanitario especializado de dichos centros, no solo fija su atención en el avance científico, sino que, a su vez, priorizan la mejora de los servicios asistenciales, así como la salud de los pacientes, que repercute directamente en la reducción de la mortalidad y seguridad de los mismos.
Pero, entramos en la primera disyuntiva que me gustaría plasmar en el artículo, y es, si ambas estrategias pueden llevarse a cabo de forma conjunta en los proyectos de investigación o, por el contrario, son líneas de trabajo paralelas que podrían no tener el mismo fin común.
Pongamos atención, a los dos grupos de trabajo protagonistas de los proyectos de investigación en el sector salud, por un lado, el especialista médico asistencial y los especialistas de la industria farmacéutica.
Centrémonos en la industria farmacéutica innovadora en terapias avanzadas actual y su compromiso en el desarrollo de terapias biomédicas. Es decir, en este amplio campo, estamos hablando de tratamientos biológicos de nueva generación tales como, anticuerpos monoclonales de última generación, terapias génicas y celulares. Sin duda, constituyen una nueva forma de afrontar la enfermedad, así como el manejo de los pacientes en el ámbito hospitalario.
En la actualidad, estas compañías farmacéuticas, mantienen en desarrollo cerca de 7.000 proyectos de investigación a nivel global, de nuevos tratamientos bio-farmacéuticos, en fases clínicas, según los datos de la asociación americana de investigación y fabricantes PhRMA. El aporte económico de dichas compañías bio-farmacéuticas ronda los 90 Billones de dólares en la actualidad, lo que implica un ejercicio enorme en los proyectos. Tan solo, un 12% de los fármacos en investigación, llegan al mercado para el tratamiento de los pacientes, lo que conlleva un esfuerzo enorme en investigación dentro de este campo y donde estamos hablando, que se han consumido de media entre 10 y 12 años desde el inicio al final de los desarrollos de investigación clínica de dichas moléculas. A toda esta complejidad, sumamos, que dichas terapias innovadoras, no están exentas de un ojo crítico en los periodos de evaluación de las moléculas por las autoridades sanitarias, así como, en algunos casos en el escepticismo de la comunidad científica al inicio de su desarrollo. Todo esto no hace más que dificultar el desarrollo de estos nuevos fármacos innovadores.
Desde el punto de vista del especialista clínico en los hospitales de SNS, colaborar en la investigación no deja de ser un reto diario debido a la ya conocida carga asistencial de nuestros médicos. La falta de recursos, se une a esta difícil tarea diaria de colaboración en investigación. El papel es complejo para estos protagonistas; ¿se puede ser médico asistencial e investigador?, es un problema real en cuanto a la asistencia de los pacientes o tiene un arraigo cultural de los gerentes hospitalarios en la necesidad de investigar? ¿Está la industria farmacéutica preparada para dar soporte a nuestros especialistas médicos?
Tenemos que decir, que no es un problema local, y que muchos hospitales de Europa tienen el mismo inconveniente para atender a los pacientes y tener una consolidada participación en los proyectos de investigación.
De igual modo, si creo que podemos considerar que hay cierta afirmación en la que todos podemos estar de acuerdo, la explicita necesidad de futuro de mejora en la capacidad investigadora de nuestros centros del SNS. Existe una relación directamente proporcional entre la actuación e implicación investigadora de un hospital y la eficiencia en el tratamiento e identificación de las patologías, lo que repercute directamente en el manejo asistencial del paciente y por ello en la eficiencia de nuestros centros sanitarios.
Esta medicina avanzada y personalizada de precisión, permitirá mejorar la eficacia de los tratamientos, al identificar a los pacientes de forma previa aquellos que respondan adecuadamente a cada terapia, lo que no hará más que mejorar la efectividad que hasta ahora se ha manejado en tiempos con los tratamientos o fármacos convencionales, mas dirigidos a cómputos globales de número de pacientes. Estos medicamentos personalizados vienen de la investigación de biomarcadores específicos por patología y paciente, recibiendo así el tratamiento más adecuado a su idiosincrasia, y por ende, mejorando no solo la respuesta del paciente evitando indeseables efectos adversos a fármaco sino optimizando los recursos sanitarios de nuestro SNS.
Entonces, si estamos convencidos de la efectividad de este tipo de fármacos especializados de medicina avanzada, como podemos mejorar el resto de los factores comentados anteriormente. Un paradigma importante es, además, afirmar, que nuestros especialistas médicos, están preparados para llevar a cabo esta doble función asistencial e investigadora y altamente formados para ello.
Esencialmente es la gestión de los recursos sanitarios sobre los que se deberían actuar de una forma más eficaz. Es en este aspecto, donde, tanto la industria farmacéutica como los gerentes de centros hospitalarios y autoridades competentes como las comunidades autónomas, en las que, en nuestro caso, es en las que repercuten las competencias gestoras a nivel nacional en materia sanitaria, pueden colaborar al unísono. No es una colaboración nueva, podemos decir que ya hay un histórico de tiempo donde se están alcanzando acuerdos para mejorar este proceso.
En el actual panorama de colaboración, podemos contar también con las Fundaciones para la investigación Biomédica (FIBs) de los hospitales, cuyo principal objetivo es fomentar e impulsar la investigación científica y los proyectos de investigación, ya sean a través de iniciativas de la industria farmacéutica o de los propios investigadores asistenciales.
Esta gestión en los hospitales nacionales tiene distintas finalidades que dan esqueleto funcional a los equipos investigadores de los centros hospitalarios. Podemos resumir estas gestiones en los siguientes apartados, en los que cada vez más se están focalizando y profesionalizando estas fundaciones:
- Facilitar procesos administrativos, algunas veces altamente tediosos para las gerencias hospitalarias y el equipo investigador como es la gestión y firma de todas las partes de los contratos que se deben establecer entre todas las partes contrayentes en el proyecto, estableciendo procedimientos generales que aseguren y preserven el cumplimiento por todas las partes.
- Gestión especializada de los distintos procesos burocráticos a lo largo de todo el proyecto tales como los pagos por paciente incluido en el proyecto clínico.
- Promoción de las investigaciones y equipos de trabajo médico – científico de los hospitales, así como, posible financiación, en caso de ser necesitada para proyectos incentivados por la comunidad científica hospitalaria.
- Comunicación de las publicaciones de los distintos proyectos de investigación facilitando la divulgación de resultados y el acceso a dicha información.
Así como las FIBs, los Institutos de Investigación Sanitaria, desarrollan igualmente distintos proyectos de investigación, tal y como, quedan recogidos en los planes estratégicos anuales de investigación, también bajo las competencias de las distintas comunidades autonómicas a nivel nacional.
Por último, y como parte de este proceso de apoyo a la investigación de los especialistas médicos hospitalarios, institutos de investigación y Universidades, es la propia industria bio- farmacéutica la que colabora en el esqueleto financiero de los proyectos de I˖D en España, la que más invierte junto con la industria del automóvil, tal y como queda reflejado en los últimos datos de la Plataforma Tecnológica Española de medicamentos innovadores. Según datos de Farmaindustria, las compañías farmacéuticas invirtieron en 2.017, aproximadamente unos 1.147 millones de euros, siendo de este, el mayor gasto dedicado a la realización de ensayos clínicos con un aporte de 662,1 millones de euros, representando casi el 60% del global. La investigación básica también fue considerada con un aporte de 13 millones de euros.
Podemos concluir, que uno de los parámetros esenciales para la continuidad y crecimiento de nuevos proyectos de investigación en el que nuestros especialistas médicos vean reforzada su colaboración es la financiación económica de la industria tecnológica.
Para asegurar dicha continuidad en la inversión por parte de la industria bio-farmacéutica se aboga por un marco regulador estable y predecible, permitiendo la adecuada planificación de las inversiones y asegurar el periodo de recuperación de dicha inversión por medio de las patentes e incidiendo en este sentido a las administraciones públicas por una armonización de España con la UE en materia de protección de los derechos de propiedad industrial de los medicamentos.
En definitiva, la investigación clínica es un trabajo de todos los protagonistas en conjunto y no solo de alguno de ellos, por lo que, tanto autoridades sanitarias, industria, organismos gubernamentales, institutos de investigación, fundaciones y gerencias hospitalarias estamos obligados a la contribución en el desarrollo de la investigación como país evolucionado, protegiendo así al especialista médico que además de atender a sus pacientes realiza un esfuerzo extra en labores de I ˖ D. Nuestro trabajo, además, debe recaer en la motivación de las nuevas generaciones y en su formación para que todos los esfuerzos realizados hasta el momento aseguren una continuidad en el futuro.
Consideremos, por lo tanto, que tenemos todos los ingredientes para construir un futuro “más y mejor”, y contribuyamos cada día con un refuerzo extra de voluntad.