Estos tiempos del COVID19 han servido para tener las cosas más claras y sacar conclusiones en cuanto a la evolución del entorno y de las competencias a trabajar para desarrollarse dentro de la industria farmacéutica. El panorama ya no será el mismo de antes y esto nos va a servir para crear nuevos escenarios en nuestro sector. Hemos tenido tiempo para pensar, reflexionar, conectar, compartir… y sobre todo para aprender y desaprender conceptos y pautas de actuación.
Escribo este post, desde la oportunidad que me supone poder compartir todo lo «positivo» que he sacado de este tiempo de reclusión (a día de hoy por aquí pasamos a fase 2). Van ya casi tres meses en esta situación extraña, con sentimientos chocantes e insólitos, por lo novedoso de la situación, de desconocimiento, de intriga, de infoxicación…
Pensaba cómo iba a acoplarme a este panorama tan complejo, si duraría mucho, cómo saldríamos cuando todo volviese a la normalidad… Tanto tiempo para pensar y reflexionar hace que, a veces, des demasiadas vueltas a asuntos que no están en tu mano o que no sabes ni puedes responder(te)… Preguntas sin respuesta, momentos en los que los planes no dependen de ti, pero tienes que planificar(te)…
Lo mejor de todo este tiempo han sido los aprendizajes que he sacado. En cuanto a las personas, a los comportamientos, al autoconocimiento… Y saco palabras que pueden resumir todo, verbos transitivos de actividad y resultado, de acción (aunque sea estática) Comienzo el desglose:
Pensar y reflexionar, ya que han sido momentos de parar, al menos he tenido tiempo para el autoconocimiento, para saber hacia dónde vamos, por qué vamos y cómo vamos. Preguntas que nos hacen evolucionar y que hace que nuestro disco duro se engrase y esté preparado para implementar rápidamente. Pensar como acto reflejo, reflexionar sosegadamente.
Nunca tuve tanto tiempo para conjugar estos dos verbos. Para saber cómo puedo (podemos) avanzar y sobre todo, saber cuáles son las carencias o debilidades a potenciar y cómo trabajarlas.
Stop & Go!!! Parar y pensar, parar y reflexionar, pensar y reflexionar para actuar!!!
Aprender y desaprender, ya que actualmente los ciclos de aprendizaje son cada vez más cortos, los procesos que usamos van a una velocidad de vértigo y lo que hoy aprendemos en un breve espacio de tiempo estará desfasado. Pero es más importante conjugar el verbo desaprender, ya que siempre que abandonamos una conducta ya interiorizada nos supone un esfuerzo, y precisamente el hueco que tenemos que dejar para lo que queremos aprender tiene que ser grande (salir de la zona de confort, aunque no me gusta nada esta palabrería, sino que debemos hacer esta zona de confort más grande)
Estos dos verbos, aprender y desaprender, van a ser claves para el desarrollo de nuestras competencias y para mejorar nuestro performance. El reseteo debe ser constante, rápido, cambiar de patrones y de formas de actuar muy rápidamente, incluso creando nuevas dinámicas, nuevas maneras de ver las cosas, de impactar…
También viene muy al hilo de las competencias que se requerirán para nuestro nueva normalidad (flexibilidad, adaptación al cambio, inteligencia emocional, comunicación, resiliencia…). Estas competencias requieren estar moldeándose y evolucionando constantemente y son competencias que desarrollamos, que no nos vienen de serie… Como leí hace tiempo «No eres responsable de las cartas que te han dado, eres responsable de sacar el máximo partido de ellas»(1).
Aprendiendo, y uso un símil tecnológico, evitamos la obsolescencia programada. No evolucionar, no aprender y no avanzar en nuestro performance (competencias) nos hará obsoletos y totalmente prescindibles. Lo que teníamos y nos valía en nuestro desempeño antes del COVID-19, pasará a mejor vida en cuanto volvamos a la nueva realidad. De ahí la importancia de conjugar en presente estos dos verbos (aprender y desaprender) y sobre todo de invertir en uno mismo, de desarrollarnos, de crecer… y eso es una autorresponsabilidad únicamente nuestra.
Conectar y compartir, también son dos verbos fundamentales en este confinamiento. Aumentar nuestra red de contactos es fundamental, conversar con nuevas personas, empaparse de nuevas visiones, escuchar a personas con una visión totalmente diferente a la nuestra. Vamos a una sociedad hiperconectada (solo hay que ver la cantidad de webinars, de conexiones tipo Zoom, TEAMs… que hemos tenido en este tiempo) y lo positivo es que la famosa sociedad líquida de Zygmunt Bauman coge fuerza y como una profecía se va cumpliendo. El conocimiento está al alcance de todos y hay que compartirlo, no se trata de guardarnos para nosotros lo que sabemos, lo que pensamos… sino de aportarlo, de compartir lo que sabemos, de ponerlo al servicio de los equipos, de los compañeros, de nuestros contactos… Sería, como una metáfora de gestión y management , una redarquía líquida, una manera de que los conocimientos, nuestros conocimientos, no queden circunscritos a un ámbito muy pequeño.
Muchas personas han conectado en este tiempo, han aprovechado para hacer número en su RRSS, pero ¿cuántos han compartido valor?
Ahora más que nunca el conocimiento y la inteligencia colectiva es lo que va a imponerse. Formas de cooperar, maneras de crecer. Al final compartir es multiplicarse, si competimos nos dividimos, solo hay que ver el número de ganadores de esas operaciones matemáticas.
No se trata de crecer a costa de los demás, sino de crecer con los demás, en equipo. Una nueva forma de ver las cosas. StorySharing puro y duro. Conectar para compartir valor. Y los valores deben ser los pilares en los que se sustente nuestra actividad. Sin valores estamos condenados al fracaso.
Crecer y ver crecer a las personas a tu alrededor, a los equipos debe ser el objetivo fundamental.
Paramos y reflexionamos? Desaprendemos? Compartimos?
(1) Andy Stalman