El uso de la marihuana o cannabis medicinal es uno de los temas más comentados del momento. Pero todo apunta a que esa conversación cambiará el rumbo hacia algo como “¿Por qué no es completamente legal la marihuana de uso medicinal?” en lugar de si debemos usarla o no.
Hoy es muy fácil comprar cogollos en clubes de cannabis o conseguir semillas de las 145 especies de cannabis para hacer plantaciones caseras. En el mercado hay variedad de semillas feminizadas de marihuana medicinal rica en CBD, así como también semillas cuyos cogollos guardan poderes psicoactivos mucho más potentes de THC.
Todo gracias al descubrimiento de las semillas feminizadas, las cuales hacen crecer solamente plantas hembras (que son las que producen cogollos), por lo que son las preferidas para las plantaciones con fines médicos. Esto es relevante por el nivel de aceptación que existe hacia el cannabis hoy en día, una aceptación que se da gracias a la ciencia, especialmente a la medicina.
La ciencia está de su lado
Todo se remonta a los años 40, cuando los científicos Robert Sidney Cahn y Roger Adams descubrieron y aislaron las primeras moléculas de CBD (cannabinol, el componente medicinal de la planta) y THC (tetrahidrocannabinol, el elemento psicoactivo de la planta).
Años más tarde se dieron cuenta que el tipo de cannabis y los factores de crecimiento influyen en la concentración de los cannabinoides y por ende en los efectos que produce el consumir la planta. Por ello, se tomaron diversas semillas y se sembraron en ambientes controlados para asegurar la más alta calidad del producto que acabaría siendo probado por humanos.
Algunos de estos factores son:
* Luz del sol.
* Agua.
* Sustrato.
* Fauna.
Más tarde, a mediados de los años 60, el Dr. Raphael Mechoulam comenzó a catalogar los efectos de los cannabinoides de manera individualizada. Su descubrimiento primario es que el CBD no altera la conciencia ni produce el efecto eufórico que viene con el consumo de marihuana.
A finales de los años 70, los hallazgos de Mechoulam llevaron a la inclusión del CBD en la lista de sustancias controladas para la investigación terapéutica.
En los años 80 se divulgaron los primeros resultados del CBD como un efectivo medicamento anticonvulsivo. Los Estados Unidos y Alemania fueron pioneros en la legalización y producción de estos medicamentos.
Por esta misma época se popularizaron las semillas feminizadas, lo que ayudó a aumentar la producción de cannabis. Hoy por hoy naciones mucho más pequeñas en infraestructura tecnológica como Colombia ya son capaces de producir sus propios medicamentos a base de CBD.
Su uso medicinal más ampliamente aceptado es para tratar los síndromes de Dravet y Lennox-Gastaut; condiciones generalmente infantiles que producen cuadros convulsivos severos. Los resultados arrojan entre 60% y 70% de efectividad.
Pero esos no son los únicos usos medicinales de esta planta.
Marihuana y medicamentos relacionados a ella tienen alcance en todo el sistema neuronal
El sistema endocannabinoide funciona a lo largo de todo el sistema neurológico, aunque es a nivel cerebral donde hay mayor concentración de receptores de CBD, por lo que la efectividad es mayor.
Actualmente hay investigaciones para su uso el tratamiento del Alzheimer y del Parkinson. Se ha probado mayor efectividad en el segundo que en el primero. Según investigaciones realizadas en Corea del Sur y publicadas en el Journal of Pharmacopuncture, esto se debe a que involucra al impulso sináptico al igual que ocurre en las convulsiones.
Se reporta que pacientes con neuralgias, problemas de sueño severos, esclerosis múltiple y algunos tipos de homeopatía. Incluso hay estudios iniciales sobre sus efectos en otras enfermedades como cáncer y VIH.
La evidencia apunta a que el cannabis o marihuana medicinal será cada vez más popular. Pero esta popularidad no será una mera moda, sino el resultado de dejar atrás creencias sobre el uso recreativo de la planta y prestar atención a la evidencia científica.