Durante los últimos años hemos observado un cambio sustancial en Atención Primaria merced a la reforma que ha representado unas mejoras estructurales evidentes en la Sanidad pública. La cuestión que se plantea es cómo influye este cambio de la Atención Primaria en el hacer de médico hoy en día y sobre todo cuáles son las actitudes emergentes de los médicos de Primaria ante la industria farmacéutica y las nuevas formas de relación que se establece entre los médicos y la industria.
Fruto de nuestras investigaciones en médicos de Atención Primaria, intentamos analizar cuáles son estas actitudes emergentes en los médicos, principalmente en zonas urbanas.
Hacer de médico hoy en día
Si bien en general los médicos valoran positivamente algunos aspectos de la reforma de la Sanidad pública, esta evolución positiva no se traduce en una satisfacción respecto a la actividad profesional.
En el quehacer del médico aparecen nuevas situaciones y realidades que conllevan una verdadera vivencia conflictiva del hacer de médico.
A través de nuestros estudios observamos un cambio relacionado con el contexto de trabajo, por un lado, en relación a la Administración, y por otro lado, en relación al paciente.
• Las reformas realizadas en el Sistema Sanitario han propiciado una estructura administrativa mucho más presente, cuando antes el médico era dueño de su trabajo. dentro de unos márgenes generosos que le permitía la Administración.
El contexto profesional actual en la Sanidad pública es definido por los propios médicos como:
- Sistema de funcionariado (horarios, funcionar como asalariado, atender aspectos administrativos...).
- Obligación económica ante la Administración (cumplir objetivos, listas de gasto farmacéutico...).
- Antes había “enfermos” o “pacientes”, ahora se les ha de considerar “clientes”.
- Aparece la prescripción por ordenador (pautada), que disminuye el papel y la libertad del médico.
- Etc.
En la relación con la Administración, el médico percibe una progresiva burocratización del sistema sanitario, en el que tiene poca participación en la toma de decisiones. El médico tiene una vivencia de que hoy en día se tiene cada vez más en cuenta la productividad que merma, tanto el significado emocional del rol de médico (idealizado), como la satisfacción del día a día.
• Respecto al paciente, en los últimos años se ha producido una modificación de la demanda. El paciente/cliente es el protagonista, adoptando el médico un papel secundario. Se impone el concepto de “cliente” y la necesidad de adaptarse a él, lo que representa para el médico un cambio difícil de integrar.
Algunas de las características de la demanda actual que los médicos consideran son:
- Gran presencia de la población mayor en los consultorios, a menudo con demandas más ”afectivas” que asistenciales.
- Aparición de paciente joven exigente, incómodo.
- Existencia del paciente “consumidor de servicios de salud”.
- Demandas de jóvenes que buscan la baja, tengan o no patología que la justifique.
- Tendencia creciente a visitar los “sin papeles”, inmigrantes magrebíes o subsaharianos, los inmigrantes de América Latina, incluso se mencionan los cubanos que piden medicamentos para llevar a su país.
Se aprecia además una evolución cultural en la población, en el sentido de pérdida de autoridad del médico ante un paciente más exigente (solicitud o exigencia de pruebas, de receta de genéricos,...) y en algunos casos de un paciente más informado, que trata de hablar de tú a tú con el médico, cuando no directamente desde una posición de superioridad.
Tradicionalmente ha existido una autoridad del médico ante el paciente, basada en su formación y capacidad científica, en su saber aplicado a la curación del enfermo (la eficacia médica). El poder del médico de tener sólo él la información científica también comienza a disminuir, debido al aumento de las fuentes de información de los pacientes (por ejemplo, Internet).
El poder del médico de Atención Primaria ante la industria farmacéutica
El análisis de los siguientes aspectos, nos permite comprender la dificultad de los médicos para obtener gratificaciones adecuadas a su actividad y su grado de preparación profesional.
• Si la finalidad del quehacer del médico es curar enfermedades, y simbólicamente “salvar vidas”, este rol como la labor heroica del médico, en la práctica actual de la Atención Primaria se da en muy pocas ocasiones, mientras que predomina una labor gris y burocrática. Una parte importante de la actividad del médico de Primaria se destina a labores administrativas, el grueso de la asistencia está destinada a atender pacientes crónicos y poco gratificantes.
Cuanto más entusiasmo inicial y mayor implicación emocional del médico en su actividad, es decir, a mayor “vocación” del médico, mayor tendencia a la frustración y al llamado “síndrome del burn-out”. Aunque la vocación no se puede entender sin una remuneración adecuada a la actividad desarrollada, también hay otros factores que favorecen la frustración.
• La acción médica se expresa principalmente en la relación médico-paciente, en la que hay dos componentes, la actividad científico-médica, y otro componente dirigido a atender los aspectos humanos del paciente, el componente “psico-social”.
El componente “científico” está orientado a la acción contra la enfermedad, es el comportamiento curativo o preventivo que suponga unos resultados. Está relacionado con la expectativa de éxito profesional y reconocimiento social.
El componente “psico-social” se refiere a lo relacionado con la contención, a cuidar al paciente en tanto que persona, un aspecto totalmente distinto del simple “cariño por el paciente”.
Es decir, comprende el cuidado de los aspectos no científicos, como los personales, laborales, de situación familiar y social, etc. En este sentido, el médico advierte una creciente importancia de los factores psicológicos y sociales en la actual relación médico-enfermo.
A menudo el médico se encuentra ante situaciones en que no sabe si hace de médico, de psicólogo o de asistente social. Sabemos, en cambio, que los resultados positivos de la atención médica no sólo dependen de una correcta acción “técnica” sino que con frecuencia los factores relacionales influye en el paciente.
Aquí existe un vacío en el sentido de definir el rol actual del médico teniendo en cuenta la integración de los dos componentes, el “científico” y el “psico-social”.
• La disminución de la autoridad del médico ante el paciente también provoca malestar e insatisfacción en el médico, quien se encuentra sometido a una presión y un cuestionamiento por parte de los pacientes (o de algunas tipologías de pacientes). Para lograr más eficacia en su actividad, el médico de la Asistencia Primaria necesitaría disponer de nuevas herramientas relacionales (conceptos como la interacción médico-paciente, la comunicación verbal y no verbal, la interpretación de la demanda latente más allá de la demanda explícita, etc.) para ir más allá de la simple prescripción, de la intuición aprendida por la experiencia.
• En otro nivel, está el reconocimiento y prestigio social del médico, que también ha perdido la importancia que tenía antaño en el sentido de su respeto, valoración y prestigio. Se produce así una pérdida del prestigio y de la posición profesional del médico, lo que significa una lesión de la anterior idealización social del rol del médico.
• Ante el contexto asistencial hay una sensación angustiosa de presión en el trabajo que se expresa como “agobio” y falta de tiempo (sentimiento de presión, por un lado desde la Administración y por el otro desde el paciente).
En esta situación, la presión de los delegados de la industria se suma a la presión asistencial, de manera que se generan actitudes defensivas y resistentes de algunos médicos ante la visita médica, aspecto a tener muy en cuenta en este contexto.
• También hay una pérdida de poder del médico ante la oficina farmacia, que se refiere a que el médico es quien prescribe (decide) mientras que el farmacéutico despacha (entrega), evolucionando hacia un progresivo incremento del poder del farmacéutico.
• El médico de Primaria también percibe más presión por parte de la industria farmacéutica, con una amplia oferta de medicamentos, muchas nuevas moléculas y la necesidad de estar al día en los avances cada vez más rápidos.
Hay una evolución en el poder del médico ante el laboratorio, el cual “necesita del médico” para cumplir su labor comercial de vender medicamentos. Este poder significa la supeditación y dependencia del laboratorio hacia el médico.
La retribución económica que el médico recibe es inferior a la alta exigencia profesional (en la Sanidad Pública), lo cual produce una vivencia de frustración, obligando a una adaptación a esta realidad. En este sentido, la única compensación emocional es si en contrapartida el trabajo ofrece gratificaciones de otra índole. De manera inevitable, la industria farmacéutica aparece como fuente de “sueldo complementario” o como “pago en especias”.
Aquí se produce la máxima confrontación entre el médico y el laboratorio, donde las formas de relación tradicionales se ven lesionadas. El médico puede jugar “al mejor postor”, su actitud se vuelve más exigente y obliga al laboratorio a buscar sistemas de relación que aporten un mayor “valor añadido”.
• Otros aspectos nuevos son la evolución de las características demográficas de los médicos de Atención Primaria, debido a la creciente incorporación de la mujer a la carrera de Medicina.
La proporción de mujeres en Primaria es cada vez más importante, lo que para los laboratorios puede significar una nueva manera de entender las relaciones con los médicos.
• También las nuevas generaciones de médicos con formación en Medicina de Familia representan una aportación a la profesión con mayor nivel científico, con nuevos valores en relación a lo que representa hacer de médico. También ello repercutirá en nuevas maneras de entender la relación con los laboratorios.
• No hemos de desdeñar las nuevas vías de comunicación mediante Internet entre los laboratorios y los médicos, que amplían las capacidades de información a la vez que abren nuevas posibilidades de interacción todavía poco explotadas.
En este contexto, la nueva realidad cambiante significa un verdadero reto para la industria, que obliga a afrontar de manera valiente, abierta y creativa las nuevas modalidades de relación con el colectivo médico, en particular de Atención Primaria.
Y sin duda es posible encontrar nuevos espacios y formas de colaboración entre la industria farmacéutica y los médicos, ya que ambos agentes comparten un objetivo común de mejora de la salud de la población.