Tras la aparición de Internet y de las redes sociales, las compañías se han encontrado inmersas en un proceso de transformación digital que, en algunos casos, resultaba una cuestión realmente complicada. Sin embargo, la pandemia causada por el Sars-CoV-2 ha conseguido lo imposible, acelerar este proceso en cuestión de meses, siendo capaces de reconvertirnos y adecuarnos a una nueva situación, donde la virtualidad ha cobrado un protagonismo definitivo.
En el ámbito de la comunicación y de las relaciones públicas, tanto las compañías dedicadas a la Consultoría, como los medios de comunicación, hemos visto necesario reinventarnos e idear nuevas fórmulas con las que mantener viva las relaciones.
Las webinars y las reuniones virtuales se han convertido en algo ya habitual, permitiéndonos desarrollar nuevas capacidades para trasladar nuestros mensajes. Informar sobre un tema concreto no es suficiente, tenemos que ser capaces de transmitir nuestras emociones a través de una cámara, y saber interactuar correctamente con quienes nos escuchan, sorteando todos los problemas de conexión, cámaras con baja resolución y una infinidad de problemas técnicos, además de generacionales.
Para ello, es fundamental el discurso y nuestra forma de exponerlo. Por ello, la voz se ha convertido en un aliado potente en todas nuestras teleconferencias. Debemos hablar alto y claro, utilizar una velocidad y ritmo adecuados y vocalizar correctamente.
Asimismo, es importante repetir nuestros mensajes clave a lo largo del discurso, sin temor a resultar repetitivos o cargantes.
Los materiales en los que nos apoyaremos, así como el propio diseño de la ventana que verán los asistentes, se han convertido en puntos estratégicos en los que trabajar en todas las webinars y teleconferencias. Por supuesto, estas características dependerán enormemente de la plataforma que utilicemos para llevar a cabo la sesión, por lo que es importante elegir una que nos permita personalizar al máximo la interfaz, para ofrecer encuentros de calidad.
Por otro lado, la comunicación digital ha experimentado una subida exponencial. Durante la primera ola de la pandemia, muchos vieron necesario incrementar su presencia digital, ya fuera a través de una página web o de las redes sociales. De hecho, Facebook, Instagram y WhatsApp registraron un aumento de 40% en las visitas, y TikTok alcanzó la marca de los mil millones de descargas en Apple Store y Google Play Store.
Llegados a este punto, es fundamental tener claro que no debemos “comunicar por comunicar” ni estar presentes en las redes, porque otros están. Es importante determinar nuestros objetivos y el público al que queremos llegar, en función de esto, elegiremos de manera más acertada la red que se adecúa más al perfil de nuestra compañía u organización.
El siguiente paso será el plan de contenidos, este debe ser atractivo, sencillo de consumir y debe aportar información de interés a los usuarios. Publicar demasiada información corporativa, no aporta nada a los seguidores y puede llegar a saturarles. Debemos encontrar ese equilibrio para hacer de nuestra estrategia un éxito.
En general, tanto en el ámbito de las relaciones públicas, como en el de la comunicación, es vital establecer una estrategia que se adecúe a los objetivos que queremos alcanzar. Si bien esta afirmación es una lección ya aprendida en este sector, la digitalización de determinados servicios, y el aumento del uso de las redes sociales, puede conducirnos hacia estrategias simplistas que no aportan valor añadido al trabajo que realizamos. Por ello, es importante no saturar y buscar nuevas vías y herramientas que marquen la diferencia.