“No es posible resolver los problemas de hoy con las soluciones de ayer”. Esta célebre frase de Roger Van Oech, nos invita a una reflexión cuya vigencia es más fuerte que nunca e incluso mucho más tangible en nuestros días. Durante las últimas décadas se ha empezado a hablar de una innovación tan disruptiva, que se la ha bautizado como el “Big Bang” de la innovación, dado que el impacto se asimila en magnitud y rapidez. Hoy los sueños más atrevidos se vuelven realidad y los avances en salud nos dejan boquiabiertos.
La irrupción de nuevos productos ya no es disruptiva sino demoledora ya que nunca fue tan accesible con abundancia de recursos baratos y tanta tecnología disponible. De hecho, podemos verlo en variadísimas verticales y acelerándose en los últimos años.
Avanza a paso firme la robótica, la tecnología espacial, la nanotecnología, el trasporte, la biotecnología, la inteligencia artificial y también innovaciones vinculadas al medioambiente con energías limpias o en nuevos tipos de materiales más sustentables. Se vuelve parte de la vida diaria de millones de personas y sale de foros especializados.
Quizás el ejemplo más emblemático de cómo el impacto de la innovación se ha democratizado es Chat GPT. Esta es la sigla de “Generative Pre-Trained Transformer”, un tipo de modelo de IA que fue entrenado con grandes bases de datos para generar texto o lenguaje natural de forma autónoma. Aprende de estos datos y logra encontrar patrones entre ellos, al mismo tiempo que considera al contexto y su significado. De esta manera, es capaz de generar textos atendiendo al pedido del usuario. Lo más alucinante es que no copia, ¡crea! La velocidad que tuvo en ser adoptado no tiene precedentes, sus primeros cien millones de usuarios los logró en sólo dos meses.
Pero particularmente, asistimos al avance en tecnologías de salud que sólo podríamos haber soñado, que resultaban impensadas hasta hace muy poco. Puntualmente, seis casos que han tenido gran difusión e impacto en noticias recientes así lo demuestran.
Un robot humanoide ya no es ciencia ficción. Figure es una empresa emergente con base en California especializada en robótica y con su robot aspira a ocupar puestos de trabajo en fábricas y almacenes más pronto de lo que imaginamos. Y así abordar problemáticas como eliminar la necesidad de empleos inseguros y no deseados. Enfocado en el mercado de la salud, hay múltiples usos, pero podrían ser una solución en potenciales pandemias al poder interactuar con personas en aislamiento.
Darío Gil es el español que lidera IBM Research, tiene un equipo de tres mil investigadores buscando que la computación cuántica sea escalable. Incorporar principios de física cuántica a la computación implica mayor potencia de cálculo, más capacidad de memoria y menor consumo de energía. Y puntualmente, entre sus previsiones de futuro se encuentra el que permita la creación de algoritmos de inteligencia artificial más avanzados. Esto guarda relación directa con el futuro de la salud. Según la BBC, se esperan avances con repercusión directa en la ciencia y la medicina, al encontrar métodos de tratamiento más eficientes por segmentos de pacientes. Un ejemplo es la colaboración tripartita entre Accenture, la compañía de software cuántico 1Qbit y la biotecnológica Biogen. Estas tres empresas están diseñando la primera aplicación cuántica de soluciones médicas para enfermedades como Esclerosis Múltiple, Alzheimer y Párkinson.
Hace seis meses, Neuralink (la empresa de Elon Musk) anunció que ya están en condiciones para probar sus implantes cerebrales en humanos. Hablamos desde hacer que un no vidente vuelva a ver, hasta que incluso una persona sin patologías logre una visión “superhumana”. Pero en la carrera de implantes cerebrales no son los únicos, son varios que corren tras los permisos de FDA para empezar pruebas.
Sigamos profundizando en innovaciones de Salud de gran escala para abordar una de las que más promete considerando que el cáncer es la segunda causa de muerte en el mundo. Afecta a más de treinta y dos millones de personas a nivel mundial y se prevé que aumente en hasta un 70% en los próximos veinte años .
Quizás en sólo siete años contemos con una vacuna para combatirlo, BioNTech aseguró a principios de este año, que para 2030 tendrá la vacuna contra el cáncer. Se trataría de una vacuna de ARN mensajero, con lo cual no se inyectaría el germen atenuado o inactivado en el organismo, sino que busca enseñar a las células a producir una proteína que desencadene la respuesta inmunitaria para luchar contra la enfermedad.
Y para finalizar, el que personalmente encuentro más fascinante de todos y puede convertirse en un hito de la Ciencia al lograr revertir el envejecimiento. Se trata de un trabajo de laboratorio que llevó 13 años a académicos de la Universidad de Harvard y que fue publicado en la revista Cell. Afirman que pudieron duplicar la vida que les quedaba a ratones. Es el primer estudio que muestra el cambio epigenético como el principal impulsor del envejecimiento en los mamíferos. Además, este procedimiento de terapia génica para rejuvenecer las células ya se está empezando a probar en primates.
“No importa que el cuerpo tenga 50 o 75 años, esté sano o aquejado de enfermedades”, afirma David Sinclair, catedrático de Genética del Instituto Blavatnik de la Facultad de Medicina de Harvard y codirector del Centro Paul F. Glenn para la Investigación de la Biología del Envejecimiento. Una vez que se activa este proceso, “el cuerpo recordará entonces cómo regenerarse y volverá a ser joven, aunque ya sea viejo y padezca una enfermedad. Ahora bien, aún no sabemos cuál es ese software. En este momento, tan solo sabemos que podemos accionar el interruptor”.
Hace más de veinte años, se anunció el primer borrador del genoma humano. Hoy, millones de personas rastrean su ascendencia mediante kits de exámenes de ADN de venta por correo y están empezando a mirar su genética para identificar los potenciales riesgos a su salud. Estamos transitando rápidamente hacia una realidad que antes era ciencia ficción, donde los cambios se presentan a un ritmo cada vez más acelerado. Las implicaciones serán vastas y en dos décadas más, asistiremos a un mundo que hoy no conocemos, pero que sólo considerando estas líneas de investigación podemos vislumbrarlo como un futuro prometedor.