No es descubrir nada nuevo poner de manifiesto que Internet se ha consolidado como un estándar sólido en el que confluyen muchas y diferentes tecnologías. Las nuevas herramientas informáticas y la potencia de la red en la crea-ción de relaciones ha propiciado un cambio sin vuelta atrás en la forma de trabajar de todos nosotros, convirtiendo al mismo usuario en un nodo de la red de información global.
Hasta ahora, la comunidad médica ha utilizado Internet como una herramienta meramente de obtención de información, sin embargo el camino a recorrer en los próximos años pasa ineludiblemente por generar y compartir información. Todos los indicadores nos permiten afirmar que ha llegado el momento de cambiar esta forma de proceder y aprovechar al máximo Internet, incorporando a nuestra forma de pensar la visión de red.
De la investigación particular a las redes de conocimiento
En el campo de los estudios biomédicos este hecho deviene aún más evidente. La investigación a título particular ha dejado paso a los proyectos multicéntricos y al trabajo en equipos multidisciplinares de profesionales de la salud que pueden pertenecer incluso a diferentes niveles asistenciales. Es muy difícil analizar resultados a partir simplemente de datos locales; para obtener resultados estadísticamente significativos hay que colaborar tanto como compartir, lo cual nos conduce a utilizar Internet como estándar para poner la investigación al alcance de todos.
Con la misma facilidad que hemos dejado atrás el uso del PC como un elemento aislado para acceder al modelo actual de interconexión que nos permite crear, compartir y difundir información, los investigadores deben pensar también en términos de red. En este nuevo contexto triunfarán las herramientas que posibiliten a los actores de este sector - industria farmacéutica, sociedades médicas, grupos de investigación y profesionales de la salud a título particular - plasmar sus hipótesis en formato electrónico, capaz a la vez de optimizar tanto el tiempo como los recursos dedicados a la investigación y de aportar valor añadido mediante la participación online de un número ilimitado de profesionales, creando así redes de conocimiento.
Las funcionalidades y características de estas herramientas deberán encajar en el modelo actual de investigación, caracterizado por el poco tiempo que la elevada presión asistencial deja a los investigadores para la tarea de crear conocimiento. Tecnologías amigables, intuitivas, que faciliten la creación de formularios de recogidas de datos, de alta reproducibilidad, flexibles ante cambios de última hora, diseñadas para reducir a días el inicio de los estudios, que permitan la entrada de datos online y análisis estadísticos just-in-time se harán un hueco cada vez mayor en este mercado.
Resultados cualitativos y cuantitativos de fomentar la investigación en red
Los beneficios del esfuerzo conjunto de trabajar y pensar en red son claros tanto para los investigadores como para la industria farmacéutica. Para los primeros, acceder a herramientas totalmente personalizadas de gestión del conocimiento a través del análisis de resultados de sus propios pacientes, les aportará una autonomía y flexibilidad para poder estudiar condiciones reales que los medios convencionales no pueden ofrecerles. Los sistemas automáticos de detección de errores deberán dotar a los estudios de las garantías suficientes que permitan la reproducibilidad de los datos recogidos - problema éste muy frecuente en la investigación independiente - para finalmente poder ser publicados. Los grupos cooperativos que piensan en términos de red empiezan a demostrar que su potenciación garantiza la calidad de los trabajos independientes.
Para la industria farmacéutica los beneficios serán tanto cualitativos como cuantitativos; además de reforzar mediante este tipo de herramientas la política de la administración de modernización y apoyo a la investigación facilitando la realización de trabajos originales a los profesionales de la salud, dichas aplicaciones la dotarán de entrada con un nuevo elemento de inte-racción con estos profesionales y sociedades médicas, elevando el número y calidad de los impactos.
Satisfacer la demanda de los médicos de este tipo de herramientas permitirá conocer líneas de influencia emergentes y detectar intereses compartidos, difundir conocimiento y crear comunidades de profesionales y estados de opinión a una velocidad impensable a través de otros medios convencionales.
Pensar en red también tendrá sus resultados cuantitativos; por citar un ejemplo, los sistemas online permitirán que, mediante módulos específicos, los CRA's (clinical research assistants) monitoricen los eCRD's (cuadernos de recogida de datos electrónicos) desde su oficina, reduciendo así los desplazamientos para la resolución de 'queries' y optimizando tanto el tiempo como los recursos invertidos, a la vez que minimizará el impacto de la elevada rotación de estos profesionales.
No tardaremos en ver proyectos piloto de seguimiento online de pacientes a través de los diferentes niveles asistenciales, investigación masiva en Atención Primaria, un mayor número de publicaciones independientes, etcétera. A la falta de medios y desconocimiento actuales pondrán remedio las empresas que construyen la red, aquellas que crean el estándar que permite establecer relaciones. Ha llegado el momento de que la investigación forme parte de Internet; es sólo cuestión de tiempo y aquellos que antes lo sepan ver - laboratorios, investigadores y empresas de software - liderarán el cambio.