La creciente demanda de complementos alimenticios ha llevado a una mayor conciencia de sus beneficios para la salud, especialmente en el contexto de deficiencias nutricionales provocadas por el uso prolongado de ciertos fármacos. No obstante, esta tendencia también ha despertado preocupaciones sobre las posibles interacciones entre estos complementos alimenticios y los medicamentos, interacciones que los farmacéuticos deben conocer en profundidad para poder ofrecer al paciente una atención más completa.
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Para los farmacéuticos, es esencial comprender tanto las oportunidades terapéuticas como los riesgos asociados con estas interacciones, aunque estos sean poco frecuentes. Uno de estos riesgos, y quizá el más importante, es que el uso prolongado de ciertos medicamentos puede provocar deficiencias nutricionales. El farmacéutico debe conocer a la perfección estos efectos secundarios para ser capaz de recomendar los complementos alimenticios concretos que puedan contrarrestar dichas carencias.
Complementos alimenticios frente a deficiencias inducidas por fármacos
Los inhibidores de la bomba de protones (IBPs) como el omeprazol, utilizados comúnmente para tratar el reflujo gastroesofágico, pueden reducir la absorción de nutrientes clave, como la vitamina B12, el magnesio, el calcio y el zinc. Estas deficiencias pueden tener efectos adversos a largo plazo, incluyendo neuropatías, debilidad muscular y osteopenia, lo que aumenta el riesgo de fracturas óseas en adultos mayores. En este tipo de pacientes, el farmacéutico puede recomendar complementos alimenticios que tengan estos componentes.
Asimismo, los antihipertensivos como el captopril, un inhibidor de la enzima convertidora de angiotensina (IECA), pueden causar deficiencias de zinc. Este micronutriente es fundamental para el correcto funcionamiento del sistema inmunológico y para la percepción del gusto, por lo que su deficiencia puede disminuir la calidad de vida del paciente. En estos casos, la suplementación con zinc puede restaurar los niveles adecuados de este mineral, mejorando tanto la función inmunológica como la sensorial.
Los corticosteroides, comúnmente utilizados para reducir la inflamación en diversas patologías, también pueden causar deficiencias nutricionales. Su uso prolongado se ha asociado con la pérdida de calcio y la reducción en la síntesis de vitamina D, lo que puede llevar a osteoporosis y fracturas. En este contexto, la suplementación con vitamina D y calcio es crucial para mitigar estos efectos secundarios, mejorando la densidad ósea y reduciendo el riesgo de fracturas en pacientes tratados crónicamente con corticoides.
Las estatinas, fármacos ampliamente utilizados para tratar la dislipidemia, también pueden generar ciertas deficiencias. Aunque las estatinas son efectivas para reducir el colesterol, pueden disminuir los niveles de coenzima Q10, un antioxidante que juega un papel clave en la producción de energía celular. La suplementación con coenzima Q10 puede ayudar a mitigar los efectos secundarios relacionados con la fatiga y la miopatía inducida por estatinas
Cuándo no recomendar ciertos suplementos
A pesar de los beneficios de los complementos alimenticios, es fundamental que los farmacéuticos adviertan sobre las posibles interacciones con los medicamentos. Por ejemplo, la administración concomitante de suplementos de hierro con ciertos antibióticos (como las tetraciclinas y quinolonas) puede reducir la absorción del fármaco, disminuyendo su eficacia. De manera similar, los suplementos de calcio también pueden interferir con la absorción de antibióticos, razón por la cual se recomienda separar las tomas por varias horas. Otro ejemplo de interacción importante es el de los suplementos de magnesio, que pueden disminuir la eficacia de los IBPs y otros fármacos como los antibióticos tetraciclinas. El magnesio puede unirse a estos medicamentos en el tracto gastrointestinal, formando complejos que impiden su absorción adecuada, por lo cual es conveniente alejar la ingesta del magnesio de esos fármacos.
Un caso clásico de interacción entre fármacos y complementos alimenticios es el uso de la hierba de San Juan (Hypericum perforatum), que puede alterar la concentración de muchos medicamentos en el plasma al inducir las enzimas del citocromo P450. Esto incluye fármacos antidepresivos, anticonceptivos orales y anticoagulantes, entre otros.
Vitamina D3 y su papel en la inmunidad
La vitamina D3 es otro suplemento clave, particularmente en los meses de invierno cuando la exposición al sol es limitada y los niveles de vitamina D en la población tienden a disminuir. La vitamina D no solo es esencial para la salud ósea, sino que también desempeña un papel crucial en el fortalecimiento del sistema inmunológico. Se ha demostrado que los niveles adecuados de vitamina D reducen el riesgo de infecciones respiratorias y mejoran la respuesta inmunitaria frente a patógenos. Los farmacéuticos pueden recomendar la suplementación con vitamina D3 a pacientes con niveles bajos de esta vitamina, especialmente en personas mayores o en individuos con un mayor riesgo de infecciones, como aquellos con enfermedades crónicas.
Cúrcuma como alternativa a los antiinflamatorios no esteroideos (AINEs)
La cúrcuma, y en particular su compuesto activo curcumina, ha mostrado propiedades antiinflamatorias y antioxidantes, lo que la convierte en una alternativa natural a los antiinflamatorios no esteroideos (AINEs), especialmente en el tratamiento de la inflamación crónica y el dolor articular. Los AINEs, aunque efectivos, están asociados con efectos secundarios gastrointestinales graves, como úlceras y sangrado gástrico, especialmente cuando se usan durante largos períodos. La curcumina, en cambio, puede proporcionar beneficios similares sin los efectos adversos gastrointestinales. Además, estudios han evidenciado que la curcumina tiene un perfil de seguridad favorable, lo que la convierte en una opción atractiva para pacientes que no pueden tolerar AINEs o que buscan enfoques más naturales.
Magnesio: un mineral esencial para la salud general
El magnesio es un mineral esencial que juega un papel fundamental en más de 300 reacciones bioquímicas en el cuerpo, incluyendo la regulación del tono muscular, la función nerviosa, el control del azúcar en sangre y el mantenimiento de la presión arterial. A pesar de su importancia, las deficiencias de magnesio son comunes en la población, incluso entre personas que no toman medicamentos que interfieran con su absorción. Los suplementos de magnesio pueden ser beneficiosos para apoyar la calidad del sueño, reducir la ansiedad, disminuir la presión arterial y prevenir calambres musculares. En el caso de pacientes que toman medicamentos como los IBPs o los diuréticos, que pueden aumentar la excreción de magnesio, la suplementación es especialmente importante para prevenir complicaciones relacionadas con la deficiencia de este mineral.
Probióticos y salud digestiva e inmunológica
Los probióticos son otro tipo de complemento alimenticio que ha demostrado beneficios significativos, no solo en la mejora de la salud digestiva, sino también en la modulación del sistema inmunológico. El equilibrio de la microbiota intestinal es esencial para una buena salud digestiva, y los probióticos pueden ayudar a restaurar este equilibrio, especialmente en pacientes que han tomado antibióticos, los cuales pueden alterar la flora intestinal. Además, los probióticos pueden apoyar la reducción de la incidencia de infecciones respiratorias, mejorar la respuesta inmunológica y reducir la duración de los resfriados comunes. Los farmacéuticos pueden recomendar probióticos a pacientes que buscan mejorar su salud inmunológica, especialmente durante los meses de invierno o en momentos de mayor riesgo de infección.
Recomendaciones clave para farmacéuticos
1. Realizar una evaluación exhaustiva de la medicación y los complementos alimenticios: Al recibir una nueva prescripción, el farmacéutico debe preguntar activamente al paciente si está tomando algún complemento alimenticio. Esto es esencial para identificar posibles interacciones que puedan comprometer la eficacia de los fármacos.
2. Educar a los pacientes sobre el tiempo de administración: En algunos casos, la simple separación temporal entre la administración de medicamentos y complementos alimenticios puede minimizar las interacciones. Por ejemplo, los suplementos de calcio y hierro deben tomarse varias horas antes o después de ciertos antibióticos para evitar interferencias en la absorción.
3. Monitorear los niveles de micronutrientes en pacientes con medicación a largo plazo: Los pacientes que toman medicamentos conocidos por causar deficiencias de nutrientes, como los corticosteroides o los IBPs, deben someterse a controles regulares de sus niveles de vitaminas y minerales. Esto permitirá detectar deficiencias antes de que provoquen complicaciones clínicas graves.
4. Considerar la complementación proactiva en grupos de riesgo: En pacientes que toman fármacos que se sabe que causan deficiencias nutricionales a largo plazo, como las estatinas o los IBPs, los farmacéuticos deben considerar la recomendación de complementos alimenticios específicos para prevenir la aparición de deficiencias. Esto es especialmente importante en grupos de riesgo, como los ancianos o pacientes con enfermedades crónicas.
Conclusión
Los complementos alimenticios pueden ser herramientas útiles para corregir las deficiencias nutricionales provocadas por ciertos fármacos y mejorar la calidad de vida de los pacientes. Sin embargo, algunos también pueden tener interacciones que pueden comprometer la eficacia del tratamiento farmacológico. Por esta razón, los farmacéuticos desempeñan un papel fundamental en la evaluación, recomendación y supervisión del uso adecuado de los complementos alimenticios, asegurando que los pacientes reciban un tratamiento seguro y eficaz. Un enfoque proactivo, basado en la educación y el monitoreo regular, permitirá a los farmacéuticos optimizar la salud de los pacientes mientras mitigan los riesgos asociados con el uso combinado de fármacos y complementos alimenticios.
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