Firewalls, Gateways, Plugins, ActiveX, PDAs, UMTS …
¿hablamos de investigación o de tecnología?,
¿hablamos de estudios o de informática?,
¿quién está al servicio de quién?
Hace casi una década de la aparición de los primeros sistemas de recogida de datos aplicados a la investigación clínica y de igual modo que lo ha hecho en otras áreas, los avances en los sistemas informáticos y la aparición de Internet ha revolucionado la industria farmacéutica y más concretamente la investigación clínica. Muchos de los que trabajamos en este sector aún recordamos incómodas aplicaciones de MS-DOS e incluso obsoletos sistemas de envío de faxes en diferido.
Pero es ampliamente conocido que el continuo cambio ha venido acompañado de un sin fin de problemas de seguridad, confidencialidad y fiabilidad de las nuevas herramientas informáticas. ¿Quién no ha tenido problemas con su ordenador? y ¿quién no ha perdido en alguna ocasión información?.
La informática ha evolucionado y nos ha hecho partícipes del proceso del cambio, palabras que anteriormente carecían de significado para la gran mayoría, ahora forman parte de nuestro vocabulario y tienen cabida en nuestras conversaciones a diario. Si bien es cierto que los errores han surgido como consecuencia del vertiginoso ritmo impuesto, también lo es que se nos ha obligando a conocer la tecnología para poder continuar con nuestro desarrollo profesional.
No es de extrañar que tras todas estas incidencias, a día de hoy, haya todavía médicos que siguen apostando por el papel como soporte de referencia para la recogida de datos en sus proyectos. Es un error apostar por la última tecnología sin apenas conocerla, pero también lo es quedarse totalmente al margen de ella. Existe un equilibrio entre investigación y tecnología y es preciso mantenerlo. Desde mi compañía hemos apostado siempre por encontrar ese equilibrio, descartando por completo sistemas electrónicos de recogida de datos frutos de la “moda electrónica”, basando nuestra estrategia en el desarrollo de aplicaciones informáticas que destacan por su facilidad de manejo.
Para obtener un beneficio tecnológico es importante ser capaces de aplicar las nuevas tecnologías a cada tipo de proyecto, siendo en todo momento prudentes a la hora de subirnos al tren de las novedades. Hemos de evitar el consumo de tecnología por tecnología y tener siempre presente que es ésta última la que está al servicio de la investigación y no nosotros al servicio de la tecnología.
La realidad es que tras el rápido avance experimentado han surgido nuevas dudas sobre seguridad y confidencialidad de los datos, y es precisamente en esa línea en la que más se debe trabajar. Existen multitud de herramientas que garantizan la seguridad pero por contra obligan al usuario final a convertirse en poco menos que un experto informático capaz de tener el ordenador perfectamente actualizado, tarea que en ocasiones no resulta sencilla. Desde mi experiencia cabe destacar que existen otras fórmulas que garantizan la seguridad sin la continua necesidad de formación, por parte del investigador, evitando así la constante actualización de los equipos informáticos. Es esto precisamente lo que marca diferencias entre los sistemas y es un factor muy a tener en cuenta a la hora de decidir como implementar un nuevo proyecto.
A pesar de que muchos de nosotros hemos visto estanterías de hospitales repletas de casos clínicos, protocolos y todo tipo de información confidencial al alcance de cualquiera, no hay que permitir que errores tan comunes como estos tengan cabida en la recogida de datos electrónica, ni que complejos sistemas electrónicos impidan a nadie la participación en un proyecto de investigación.
En definitiva, se trata de idear sistemas electrónicos capaces de facilitar la labor investigadora garantizando siempre la seguridad y la fiabilidad de los datos. Existen numerosos ejemplos de usos incorrectos de tecnología frutos del continuo abuso de la moda, proyectos finales que desembocan en fracaso. Un buen ejemplo de ello es el uso de los terminales de telefonía móvil como herramienta para la introducción de datos en un EECC. Sin embargo, esta tecnología nos puede aportar grandes ventajas en proyectos de investigación orientados a pacientes, por ejemplo, el envío periódico de recomendaciones o recordatorios de adhesión al tratamiento y es ésta precisamente la tarea más compleja de las compañías que nos dedicamos a proveer de este tipo de servicios a la industria farmacéutica, y debería ser el factor diferenciador a la hora de elegir proveedor par un proyecto basado en las nuevas tecnologías.