Estamos siendo testigos de cómo durante los últimos años la tecnología ha ido ganando terreno en el ámbito de la gestión, estudio y seguimiento de las patologías, derivando en nuevos modelos de atención e investigación de los que se puede formar parte desde cualquier lugar del mundo. Este cambio tecnológico ha generado una mayor accesibilidad de los pacientes tanto a iniciativas de seguimiento remoto y proyectos de investigación, como a programas de pacientes, todos ellos impulsados por la pandemia de Covid-19.
En el caso de los proyectos de investigación, los estudios descentralizados, como ya comentamos en el artículo “What is a Decentralized Clinical Trial and what advantages does it offer?”, han permitido que los pacientes puedan participar en los estudios clínicos desde sus hogares, realizando el seguimiento a distancia. Esto supone un beneficio especialmente importante para pacientes de enfermedades minoritarias, que suelen encontrar mayores barreras debido a la dispersión geográfica, y para aquellos que viven en pequeños núcleos urbanos, que tienen lejos el hospital o centro de referencia.
Otras de las iniciativas fuertemente impulsadas a través de la tecnología que están ayudando a mejorar la calidad de la atención prestada y el acceso de los pacientes son los proyectos de seguimiento a distancia. A través de estos, los profesionales sanitarios pueden conocer el estado en tiempo real de los pacientes sin que estos se tengan que desplazar al centro hospitalario si no es necesario, ofreciendo un cuidado y tratamiento de calidad, adaptado a cada persona. Este tipo de proyectos ya están demostrando importantes beneficios para profesionales y pacientes, como es el caso del programa de monitorización remota de pacientes con Diabetes Tipo 1 implantado en Extremadura.
Además, también han ganado protagonismo los programas de soporte a pacientes a través de plataformas y aplicaciones digitales. Gracias a estos, es posible recoger datos de los pacientes al mismo tiempo que se les proporciona información de utilidad, con el objetivo de mejorar aspectos tan importantes como la adherencia terapéutica o la preparación de cara a un procedimiento. Este tipo de programas favorecen la autogestión de la enfermedad, ayudando a mantener los tratamientos, cuidados, etc, desde casa.
Este tipo de iniciativas, además de generar una mejora en la salud y calidad de vida del paciente, conllevan un importante impacto social para este en términos económicos y sociales, ya que le permite ahorrar tiempo y dinero. Por otro lado, la tecnología pone a su alcance modelos de atención e investigación a los cuales le resultaría más difícil acceder de otra forma, impactando en su estado físico y mental.
Y todo ello es posible llevarlo a cabo con nuestra plataforma digital, Caaring® con la que se pueden poner en marcha desde estudios descentralizados en los que los datos son reportados por pacientes; proyectos de monitorización y seguimiento de patologías a distancia; hasta programas de soporte, a través de los que se recogen datos de vida real, al mismo tiempo que se envían tareas y material educativo al paciente.
Por tanto, vemos que las nuevas tecnologías que se están incorporando en el ámbito de la salud, según el Informe Tendencias 2021, han permitido facilitar el acceso a la atención médica, mejorar la equidad en salud y la inclusión en ensayos clínicos, así como favorecer la realización de proyectos en enfermedades de baja prevalencia, todo ello reduciendo los costes sanitarios. Pero, además, también ha generado un impacto social en los pacientes, ya que estos pueden ahorrar dinero y tiempo y acceder a nuevas terapias, lo que tiene un efecto directo sobre su estado emocional y físico.