La nutrición desempeña un papel crucial en la gestión de la inflamación crónica y, especialmente, en sus consecuencias en pacientes oncológicos. La inflamación es la respuesta del sistema inmunitario ante lesiones, infecciones, enfermedades o estrés, caracterizada por la liberación de mediadores químicos que causan vasodilatación y reclutamiento celular al sitio afectado. Esta respuesta, aunque esencial en la defensa del huésped y en el proceso de curación, puede desencadenar efectos adversos cuando se perpetúa o se exacerba, más aún en el contexto de desnutrición y en pacientes oncológicos.
La inflamación puede provocar efectos negativos sistémicos como inflamación de alto grados, caquexia, o vasoconstricción, así como hipertensión, nefrotoxicidad, dolor o sensibilidad. Además, también puede dar lugar a edema, fibrosis, alternación de la función muscular, degradación del tejido muscular, generar un impacto negativo en la rehabilitación y la recuperación después de una lesión muscular, o favorecer el síndrome compartimental en casos graves de inflamación, comprometiendo el flujo sanguíneo y nervioso, y causando daño adicional al tejido muscular.
Una intervención nutricional adecuada puede reducir la inflamación al proporcionar nutrientes que modulan la producción de mediadores inflamatorios, neutralizan radicales libres con antioxidantes y favorecer el equilibrio de la microbiota intestinal, lo que mejora la barrera intestinal favoreciendo la absorción de nutrientes y la consecuente mejoría del estado nutricional. Además, en el caso del paciente oncológico, una correcta nutrición enteral es crucial porque ayuda a mantener la masa y la fuerza muscular, mejora la respuesta inmune, y reduce el riesgo de complicaciones y favorece la tolerancia al tratamiento oncológico.
Estrategias de manejo de la desnutrición
El manejo de la desnutrición requiere un enfoque integral que combine evaluaciones precisas y estrategias personalizadas para mejorar el estado nutricional del paciente:
- La primera etapa consiste en una evaluación exhaustiva que incluye la revisión de la ingesta alimentaria, el peso corporal, la composición corporal y los biomarcadores nutricionales. Esto permite diseñar un plan de intervención adaptado a las necesidades específicas de cada persona, que puede incluir ajustes en la dieta para aumentar la ingesta de calorías y proteínas, así como estrategias para manejar síntomas gastrointestinales que pueden afectar la alimentación.
- Cuando la desnutrición es severa o se presentan complicaciones gastrointestinales, la suplementación nutricional especializada puede ser necesaria.
- Optimizar la ingesta calórica y proteica es esencial para contrarrestar el catabolismo muscular. Para ello, el uso de fórmulas enterales enriquecidas con proteínas de alta biodisponibilidad, aminoácidos y micronutrientes específicos puede preservar la masa muscular y fortalecer la función inmunitaria.
- Además, el control de la inflamación crónica es clave y puede lograrse mediante fármacos antiinflamatorios y estrategias dietéticas específicas, como la inclusión de ácidos grasos omega-3 y antioxidantes, que ayudan a reducir la inflamación y mejorar la salud general.
- Complementar estas estrategias con ejercicio físico supervisado, adaptado a las capacidades de cada individuo, puede ser beneficioso para preservar la masa muscular y mejorar el bienestar general.
Juntas, estas estrategias buscan optimizar el estado nutricional, reducir los efectos adversos de la inflamación y promover una mejor calidad de vida.
Innovaciones en nutrición enteral para pacientes oncológicos
En los últimos años, se han realizado avances significativos en el campo de la nutrición enteral, específicamente orientados a las necesidades del paciente oncológico. Las fórmulas enterales ahora incluyen nutrientes que, además de cumplir con las necesidades nutricionales básicas, ofrecen beneficios adicionales al contribuir a la modulación de la inflamación y al fortalecimiento del sistema inmunitario.
Por ejemplo, los ácidos grasos omega-3 han demostrado tener propiedades antiinflamatorias, y su inclusión en las fórmulas enterales ha mostrado resultados prometedores en la mejora del estado inflamatorio de los pacientes. Asimismo, otros componentes como antioxidantes, aminoácidos de cadena ramificada, y micronutrientes específicos ayudan a combatir los efectos catabólicos de la inflamación crónica, favoreciendo la recuperación y el mantenimiento del estado funcional del paciente.
Además, las nuevas fórmulas enterales están diseñadas para adaptarse a las necesidades individuales de los pacientes oncológicos, incluyendo fórmulas específicas para diferentes etapas de la enfermedad, lo que permite una nutrición más personalizada y eficaz.
El desarrollo de estas formulaciones representa un avance significativo en el soporte nutricional del paciente, especialmente en el caso del oncológico, ya que ofrecen una herramienta adicional para mejorar el manejo de la desnutrición y la inflamación en este grupo de pacientes.
Referencias
1. Argilés, J. M., et al. (2019). Inflammation in cancer cachexia: to resolve or not to resolve (is that the question?). Clinical Nutrition, 38(6), 2494–2500. doi:10.1016/j.clnu.2018.12.002.
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