La Comisión Europea define la medicina de precisión (o personalizada) como un modelo médico que utiliza la caracterización detallada de los individuos (por ejemplo mediante perfiles moleculares, imágenes médicas, datos sobre estilos de vida, etc.) para seleccionar la terapia más adecuada a cada uno de ellos en el momento idóneo, determinar la predisposición a una enfermedad y / o prevenirla de manera oportuna.
En los últimos años, ha cobrado cada vez más protagonismo el término “medicina de precisión”, a raíz de los numerosos avances en salud y en tecnología que están permitiendo conocer la predisposición a padecer ciertas enfermedades y/o incluso prevenirlas, así como desarrollar terapias dirigidas a distintos grupos de pacientes con perfiles patológicos cada vez más específicos.
En el caso de los tratamientos, este modelo es muy importante porque cada persona, debido a su genética, fisiología y entorno, puede reaccionar de manera diferente a una misma terapia. De este modo, encontrar el tratamiento más adecuado a cada paciente, tendría un impacto directo sobre la mejora de su enfermedad y/o calidad de vida.
Como vemos en el artículo sobre la medicina de precisión del “Centers for Disease Control and Prevention (CDC)”, el objetivo de este modelo es el de proteger la salud de los pacientes, midiendo los factores que la afectan y actuando sobre ellos, adaptando las intervenciones de manera particular. De esta manera, se puede ayudar en multitud de enfermedades como diabetes, cardiopatías y especialmente en cáncer, donde según cada perfil genético, existe una mayor o menor predisposición a ciertas enfermedades, así como una mejor respuesta ante determinados tratamientos.
Esta nueva realidad es posible gracias a los avances clínicos y tecnológicos en el ámbito de la salud, como por ejemplo, la lectura y análisis del ADN, y el Big Data aplicado a la biomedicina, que están permitiendo a los profesionales sanitarios adoptar cada vez más este nuevo modelo.
En este sentido, a día de hoy ya se empieza a contar con fuentes de información de altísimo valor a lo largo del mundo provenientes de datos de salud, tanto genéticos, como sobre la práctica clínica diaria, de investigación, información aportada directamente por el propio paciente… que ya estarían disponibles para, posteriormente, extraer resultados de manera adecuada a través de técnicas de inteligencia artificial (machine / deep learning) y procesamiento de alta velocidad, claves para lograr que la medicina de precisión sea una realidad.
Este proceso, aunque más complejo, ayudará en el futuro a tener una asistencia sanitaria más eficiente, el acceso a sistemas sanitarios más modernos y un mayor control por parte de las personas de sus propios datos de salud, así como al desarrollo económico del sector sanitario, como se puede observar en la publicación “How personalised medicine will transform healthcare by 2030: the ICPerMed vision” difundida en la revista médica Journal of Translational Medicine.
El futuro de la salud, como estamos viendo, estará en los datos y en el análisis de estos. Ahora, para que esto sea posible, es cada vez más importante que existan colecciones de datos de calidad, ya estructuradas y validadas, que facilitarán el proceso posterior de análisis y extracción de resultados, convirtiéndose así en el puente hacia la medicina de precisión, y por tanto, hacia un modelo sanitario más eficiente.