La anafilaxia es una reacción alérgica grave que puede llegar a producir la muerte, especialmente si no se trata a tiempo. Por este motivo, es fundamental saber identificar los síntomas y conocer el protocolo de actuación para garantizar la supervivencia de la persona que sufre un episodio. Con todo, la mortalidad es baja pero, tal como explica en esta entrevista la doctora Victoria Cardona, jefa del Servicio de Alergología del Hospital Universitario Valle de Hebrón de Barcelona, “debemos seguir trabajando para que sea cero”.
¿Qué entendemos por una reacción anafiláctica?
Una reacción anafiláctica es, por definición, una reacción alérgica en la que los diferentes síntomas y signos aparecen de forma rápida, generalmente, en cuestión de minutos (máximo 30 minutos). El simple hecho de que la anafilaxia sea una reacción alérgica de carácter grave y potencialmente mortal, hace que la calidad de vida de los pacientes se vea notablemente afectada. De la misma forma, es entendible que se ve afectada su autoestima, y la de su familia o cuidadores, en caso de que el paciente sea un menor.
¿Cuál es la incidencia de la anafilaxia en nuestro país?
En España, la incidencia de la anafilaxia oscila entre los 50 y los 112 episodios por cada 100.000 personas cada año.
¿De qué manera se desarrolla -síntomas- y cómo afecta a la persona que la padece?
Afecta en más del 80% de casos a la piel, con picor, enrojecimiento o urticaria. Otras manifestaciones típicas son las que afectan al aparato respiratorio, con sensación de falta de aire, sibilantes (pitidos) en el pecho, tos, o congestión nasal; o las que afectan al sistema circulatorio, con palpitaciones o bajada de tensión. No es preciso que aparezcan todas estas manifestaciones, pero sí debe haber implicación de más de un órgano. El paciente en estos casos, generalmente, percibe la sensación de gravedad.
¿Hay posibilidad de prevenirla?
La anafilaxia no se puede "prevenir" de forma general; lo que sí se puede prevenir es que se repita en un paciente que ya ha tenido una anafilaxia. Como la causa es una sustancia a la que el paciente es alérgico, conocer estas alergias es el primer paso para poder evitarlas y prevenirlas. Por ello, cualquier paciente que haya presentado una anafilaxia, debe ser valorado por un especialista en alergia. Y por supuesto, es importante iniciar de forma precoz el tratamiento de las reacciones anafilácticas con adrenalina intramuscular para detener su evolución.
¿Qué tiene que saber el paciente y/o las personas de su entorno?
Ante una posible reacción anafiláctica, lo primero que hay que hacer es informar a quien esté con nosotros de que estamos sufriendo una reacción. Quien ya ha experimentado alguna en su vida, suele reconocer rápidamente los síntomas. Llegado el momento, se aconseja sentarse o tumbarse (nunca levantarse durante la reacción). Si se posee un autoinyector de adrenalina, se debe localizar y proceder a la administración según las indicaciones que nos haya hecho el médico. Si no se detecta mejoría o si se observa un empeoramiento desde la administración de la primera dosis de adrenalina, se puede repetir la dosis a los 5-10 minutos. En caso de que no esté disponible la adrenalina, deberemos avisar inmediatamente a los servicios de emergencia (teléfono 112).
Los alergólogos insistimos con frecuencia en la necesidad de educación del paciente y de su entorno porque ello determinará la evolución, cuando se produce una crisis. Tanto en el ámbito doméstico, como en el laboral o el escolar, por supuesto, cuando se trata de niños. En este último caso es fundamental que las personas que están habitualmente con el niño conozcan los síntomas de un posible episodio de anafilaxia.
¿Es lo mismo anafilaxia que shock anafiláctico?
El shock anafiláctico es aquella anafilaxia en la que existe afectación del sistema circulatorio con hipotensión (caída de la presión arterial) o afectación cardíaca (arritmias, angina), lo que puede conducir a una pérdida de conocimiento y, en casos extremos, a una parada cardíaca. El diagnóstico es clínico en ambos casos.
¿El único tratamiento existente es la adrenalina? Explíquenos sobre ello. ¿Hay diferentes adrenalinas?
Se sabe que el mejor medicamento es la adrenalina por vía intramuscular, ya que actúa de forma casi inmediata y en las diversas manifestaciones (cutáneas, respiratorias o cardiovasculares). Es importante que todos los profesionales sanitarios conozcan la existencia de los autoinyectores de adrenalina y los pasos básicos para su utilización, en caso de ser necesario. Asimismo, hay que facilitar el acceso de los pacientes a adquirir el número de autoinyectores que precisen. A muchos se les indica que lleven consigo 2 autoinyectores; otros necesitan disponer de varios, para tenerlos en el trabajo, colegio, segunda residencia, etc. Es por ello por lo que el médico prescriptor debe extender una receta que permita esta renovación.
¿Qué pacientes tendrían que tener siempre esta medicación de emergencia?
Este tipo de dispositivos debe prescribirse a todo paciente con riesgo de presentar un cuadro anafiláctico y esto incluye a pacientes con episodios previos de anafilaxia, un número elevado de pacientes con alergias alimentarias o pacientes alérgicos a veneno de himenópteros (abejas y avispas).
También debe prescribirse en pacientes adultos con mastocitosis sistémica y reacciones sistémicas previas (aunque no cumplan criterios de anafilaxia) y en los niños con mastocitosis cutáneas extensas y niveles elevados de triptasa; así como a todos los pacientes con alergia a alimentos y asma moderado o severo asociado (especialmente si no está bien controlado).
En el uso de autoinyectores, ¿se requiere de alguna formación específica por parte del paciente?
Es clave instruir tanto al paciente como a su familia o sus cuidadores en el manejo de los autoinyectores de adrenalina, así como reforzar este aprendizaje de forma periódica para una mejor actuación en caso de necesidad, siendo deseable que todo paciente disponga de un simulador para tal fin. Para lograr este objetivo es importante en cada visita médica comprobar y corregir la adecuada utilización de este tipo de dispositivos. Para ello existen también videos explicativos del manejo de los autoinyectores de adrenalina.
En cualquier caso, se trata de dispositivos de manejo fácil por personas que no sean profesionales sanitaros, reduciendo al mínimo la posibilidad de error, ya que llevan una dosis fija de adrenalina. Son muy superiores en facilidad de uso y seguridad con respecto a otros sistemas, como vial con jeringa o jeringa precargada y no deben ser sustituidos por otros dispositivos para evitar riesgos en el paciente.
Después de un episodio de anafilaxia, ¿cómo se debe valorar a ese paciente?
Independientemente de un correcto tratamiento y de la eventual resolución de un cuadro anafiláctico, todo paciente debe ser valorado en un centro sanitario tras haber presentado una anafilaxia. Por lo tanto, la resolución de la sintomatología no exime de la valoración por un profesional sanitario.
Esto es así por diversos factores, pero especialmente por el hecho de que todo paciente que haya sufrido una anafilaxia debe permanecer en un centro sanitario un mínimo de 4-8 horas, pudiendo ser un periodo incluso más prolongado en caso de reacciones bifásicas o graves previas, asma moderado-grave, lejanía al centro sanitario o dificultad para su acceso, o situaciones en la que la reexposición al alérgeno pueda repetirse con facilidad.
¿Hay posibilidad de secuelas?
La mayoría de los pacientes con reacciones anafilácticas se recuperan completamente. No obstante, en un pequeño porcentaje, la evolución es rápida y grave, pudiendo llegar a comprometer la vida. Es por esto que se considera necesaria una actuación rápida y enérgica para tratarla. La mortalidad por anafilaxia es baja, pero debemos trabajar para que sea cero.
En el caso de los niños, ¿se establecen diferencias en cuanto a causas o tratamiento?
Los datos indican que es más frecuente en edad pediátrica y adultos jóvenes, pero puede ocurrir a cualquier edad. Cambian las causas, siendo más frecuentemente ocasionadas por alimentos en niños y por medicamentos en adultos. Respecto al tratamiento, la dosis de adrenalina en niños de peso <25-30 kg es de 0,15 mg; mientras que en adultos o niños de peso >25-30 kg es de 0,30 mg.